La supuesta identidad de la chica que apareció quemada en Candelaria hace poco más de una semana y que luego falleció por las heridas que sufrió despertó más interrogantes todavía. Si es quien se cree que es, se trata de una muchacha que aunque argentina vivía en Río de Janeiro, donde se desempeñaba como coach y también estaba muy ligada al arte.
Este lunes a la mañana, los familiares de Luciana Inés Ferrer (31) tendrán la dolorosa experiencia de pasar por la Morgue de Posadas para confirmar o descartar si es su pariente la que está depositada allí desde el jueves 15 de enero, día en que la joven hallada agonizante en la antigua capital de Misiones dejó de existir.
Luciana llegó desde la capital carioca a la Argentina para pasar las fiestas de fin de año. Sus parientes residen en Pergamino. Con ellos se fue de vacaciones a Pinamar. Pero el 10 de enero ya estaba en Rosario, la ciudad donde estudió en el IESERH, una institución pionera en la capacitación para la gestión de recursos humanos, donde la chica se inclinó por el coaching, entendido como una herramienta que “desarrolla la actitud y la aptitud para generar nuevas ideas, para crear nuevas posibilidades, para descubrir nuevos significados, para inventar nuevos caminos, para encontrar nuevas conexiones, ya sea en el nivel individual o en el social”, de acuerdo al sitio web del Instituto.
Su familia le había sacado el pasaje hacia Río en una empresa misionera. Tenía previsto partir hacia Posadas (y desde allí al Brasil) el 11 de enero a las 18. La noche previa pernoctó en el departamento rosarino que sus parientes tienen en Montevideo, entre San Martín y Sarmiento.
Una cámara de seguridad de la Terminal de Rosario captó su arribo en un taxi Renault Logan a las 17.47. Días después, cuando sus padres ya habían iniciado el derrotero para encontrarla se enteraron de que abordó el micro hacia Misiones, pero que nunca siguió viaje hacia Brasil. “Apenas supimos del tema la convoqué a Erica Rueda que es una abogada que trabaja en la Fiscalía que se ocupó de tomar declaración a la familia y de las actuaciones administrativas. La familia ya sabía que en el departamento del centro habían quedado extrañamente cosas que ella debió llevarse: equipaje principal, documentos y dinero tanto en reales como en pesos. Por lo tanto pensaban que ella nunca había salido de Rosario”, le contó al diario La Capital de Rosario el fiscal Fernando Dalmau, que es el jefe de la Unidad de Investigación y Juicio, quien se entrevistó al padre de Ferrer.
Recién en los últimos días los Ferrer volvieron a tener noticias sobre la investigación. Y no de las mejores precisamente: la Justicia misionera difundió un identikit de una joven que murió en Candelaria por las graves quemaduras que sufrió y que aún se encuentra como NN. “Al verlo notamos que era significativo el parecido. Hay además distinciones físicas en el cuerpo de la víctima como un tatuaje en la mano derecha con forma de brazalete con coincide. Lo único que resta es el reconocimiento del cuerpo de parte de la familia. El padre estará el lunes (mañana) en la morgue de Posadas para eso”, dijo Dalmau al mismo matutino.
Luciana vivía en Río de Janeiro. Explotaba por un lado su oficio de coach, ofreciendo sus servicios para instruir y entrenar a grupos de personas con el fin de que consigan la meta que se propongan o desarrollar habilidades que su potencial lo permita. Por el otro, se dedicaba al arte. En Facebook, por ejemplo, se presentaba como “artista plástica, designer, modelo publicitaria, performance teatral, bailarina y productora de moda desde 2004 en Argentina y desde 2013 en Brasil”. Allí hay fotos suyas en acción, como cuando llevó adelante una performance con poesías y música de Lôbo de Miranda en el barrio Grajaú de Rio, en septiembre de 2014, junto a la cantante Janaina Miranda. Allí explica que el proyecto artístico en el que trabaja se llama “As Duses – Arte cênica, música e poesia”. En el mundo artístico la conocen como Lua das Artes.
Luciana tiene la misma fisonomía que la muchacha que apareció quemada en Candelaria. También idéntico tatuaje en forma de brazalete en la muñeca izquierda. Para la prensa rosarina no hay dudas, son la misma persona.
Si se confirma, el juez de Instrucción Dos de Posadas, César Yaya, tendrá nuevas aristas para investigar. En principio reconstruir qué hizo Luciana Inés Ferrer luego de bajar del micro en Posadas, donde supuestamente tenía que hacer escala para seguir viaje hacia Brasil. Si es Luciana la chica quemada, ¿Por qué no trajo sus documentos si debía salir de la Argentina? ¿Por qué terminó en Candelaria? ¿Qué la llevó a comprar una botella de alcohol medicinal la tarde del 13 de enero en un almacén del barrio San Cayetano, muy cerca de donde horas después encontraron a la chica agonizante y con heridas en el 95% del cuerpo? Muchas preguntas y un mar de dudas.
Hasta el momento, y en base a la autopsia, se sabe que no la golpearon ni violaron; y que por la trayectoria del alcohol encendido que le causó las heridas letales estaba erguida cuando se roció el líquido; y que no ensayó maniobras defensivas.
Si mañana, se confirma que son la misma persona, la investigación tomará otros caminos.
