Parque Provincial Teyú Cuaré: un destino único por la belleza del paisaje, su recuperación ambiental y el valor cultural del sitio


El Parque Provincial Teyú Cuaré (cueva de lagarto, en guaraní), situado en la localidad de San Ignacio -a unos 70 kilómetros de la capital posadeña y a muy pocos kilómetros de las ruinas jesuíticas-, ofrece una belleza escénica única en la provincia y el país, por sus características ecológicas, fitogeográficas y botánicas.
En el lugar se une el paisaje de la selva misionera, a orillas del río Paraná, con particulares valores culturales e históricos, en un área natural protegida de 78 hectáreas que se mantienen en conservación y se encuentran en estado de recuperación ambiental desde hace unos 20 años, a partir de la Ley 2876 que le dio creación a la reserva natural provincial.


El nombre proviene del Peñón de Teyú Cuaré, una roca de casi 200 metros de altura -sobre la continuación de la Sierra de Amambay, de Paraguay-, que se presenta como un excelente mirador sobre el río y la selva. Para disfrutar de su recorrido, cuenta con cuatro senderos de interpretación, con la guía y protección de los guardaparques del Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables de la provincia.
Por otra parte, se trata de la tierra donde vivió, trabajó y se inspiró el reconocido escritor uruguayo Horacio Quiroga, en ese entorno natural donde creó, entre sus tantas obras, sus Cuentos de la Selva.

En una recorrida exclusiva realizada por Argentinaforestal.com, dialogamos con el guardaparque Miguel Azarmendia, a cargo del cuidado del área natural, quien se refirió a tres de los principales motivos por los cuales este Parque Provincial debería ser un destino a conocer por los viajeros que llegan a Misiones desde distintas partes del país y del mundo. “La recuperación ambiental que se registra en el área natural protegida, el paisaje escénico del lugar que es único (muy distinto a lo que se pueda observar en otros puntos turísticos de la provincia) por los peñones que caen en una especie de acantilado sobre el río, sumado a todo lo mítico, histórico y cultural del sitio, es lo que genera un atractivo muy especial para quien busca conocer realmente la historia de un lugar”, expresó.

Guardaparque Miguel Azarmendia
Desde el punto de vista ambiental, el Parque tiene una característica particular en su flora, ya que la zona posee un suelo de arenisca, que repercute en el ecosistema general. “Hay especies raras o endémicas, entre ellos el cactus “Teyú Cuaré” (Parodia schumanniana) cuyo hábitat es un paredón sobre el cerro de cara al río, y esta es la características principal del ambiente de este Parque”, precisó el guardaparque.
Según estudios de base realizados para el Plan de Manejo, en el área se albergan 20 especies vegetales de las cuales 8 son exclusivas del Parque y sus alrededores, entre las que se destacan los helechos Blechnum asplenioides y Dicranopteris flexuosa que en estos paredones alcanzan su límite sur de distribución y el cactus Parodia schumanniana mencionado anteriormente, declarada Monumento Natural Provincial, que es una especie exclusiva del cerro, es sólo conocida por su presencia en este sitio y en dos cerros de Paraguay.

 

Valor paisajístico y cultural

“Desde lo cultural y paisajístico, este lugar es único en la provincia, contemplándose la belleza natural tanto desde los cerros como desde el río. Uno de los cerros recibió el nombre de Peñón Reina Victoria por las formas que el viento esculpió en sus paredes, donde dice la leyenda del Teyú Cuaré, que este nombre fue una fuente de inspiración del escritor Horacio Quiroga”, relata Azarmendia.
Sin dudas, la belleza escénica del Parque provincial es lo que atrae y busca el turista. “Todo aquel que busque ver cosas distintas puede llegar a San Ignacio para visitar el área natural para realizar turismo de bajo impacto. Para llegar al Parque se tiene un fácil acceso, y al ingresar se encuentran con una vista de peñones que caen como acantilado sobre el río, tienen senderos para realizar caminatas, pueden disfrutar del contacto con la naturaleza y de una majestuosa vista que ofrecen los miradores para apreciar el entorno del Teyú Cuaré”, invitó el guardaparque.
La historia dice que con la llegada de los jesuitas, el área fue utilizada como sitio de provisión de piedra laja con la que construyeron las Reducciones de San Ignacio Miní y como sitio de avistaje y control de la llegada de bandeirantes, hecho reflejado en la existencia de construcciones a modo de miradores, dentro de los límites del Parque. Lindante con estas construcciones jesuíticas, se encuentran las ruinas de una casa que se estima fue refugio de un ex general nazi (Martín Bormann) luego de la caída de Hitler, versión que nunca fue confirmada con más datos, que los dichos por los pobladores.

 
A su vez el Teyú Cuaré, fue sitio de inspiración de leyendas guaraníes y del poeta y escritor Horacio Quiroga, cuya casa se encuentra en las cercanías del Parque y hoy fue transformada en museo. La hija de este escritor, Egle, vivió en Osununú, el predio privado lindante con el Parque, en donde hoy yacen los restos del que fue su marido, George Lenoble.
El actual museo conserva objetos utilizados por el escritor y su familia, documentos y libros, que testimonian la vida en la selva del cuentista más celebrado de Sudamérica.
“Todos estos componentes hacen que, quien se decida a caminar por el Parque, también se estará adentrando a la cultura y la historia del lugar y de esta región, es un lugar que es imposible que no inspire nada”, aseveró Azarmendia.

“San Ignacio tiene todo para convertirse en un centro de desarrollo turístico en la zona Sur de la provincia”

El guardaparque también se refirió a las actividades de educación ambiental que realizan para sensibilizar a las comunidades vecinas sobre la pertenencia e importancia de conservación del Parque. Consideró que “la principal amenaza sobre el Área Natural Protegida es el crecimiento de la población, por ello es clave planificar el desarrollo turístico de San Ignacio, que tiene un gran potencial desde lo cultural, lo ambiental, lo deportivo acuático, lo paisajístico, no le falta nada. Pero ese centro de desarrollo turístico, si no se planifica, no se fortalece el manejo, la investigación y la educación, puede generar un a avance que atente contra el área protegida. La conservación del sitio no solo involucra la zona del Parque exclusivamente, sino toda la zona de amortiguamiento que debemos cuidarla también, de lo contrario repercutirá negativamente sobre el Parque”, concluyó Miguel Azarmendia. En la actualidad, el Parque limita al Este con una propiedad privada de 174 hectáreas de superficie que se encuentra en muy buen estado de conservación y cuyo propietario desea conservar. En ella se desarrolla un emprendimiento ecoturístico denominado Osununú que busca realizar un uso de muy bajo impacto del área a fin de conservar sus características naturales y paisajísticas intactas. En tanto, en los límites sur y sudeste, el Parque limita con tres lotes de propiedad privada, que se encuentran en distinto grado de conservación, en donde se desarrollan cultivos de citrus, palta, citronella y ananá.

 

Por Patricia Escobar

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