Cuenta regresiva

La ferocidad del temporal que azotó a Misiones opacó los festejos del año recién iniciado. Ya no es inusual ni sorprende tanta vehemencia del clima. Pero la tormenta se distinguió esta vez por abarcar media provincia sin ningún punto particular, provocando daños por la crecida de arroyos, voladura de techos y caída de árboles que dejaron sin luz a decenas de municipios. El saldo luctuoso es de cuatro víctimas, entre las que se encuentra Raúl Parra, un héroe que salvó a un nene de siete años en el desbordado arroyo Mbotaby, en Oberá. Todavía queda una persona desaparecida.

El temporal no distingue clases sociales, pero los daños se hacen más visibles allí donde anida la pobreza. Y podrían ser mucho mayores si no se hubieran tomado medidas que parecen intangibles, pero que, a largo plazo, resultan efectivas, como el simple cambio de chapas de zinc por las históricas chapas de cartón que cubrían los hogares rurales y de bajos recursos en toda la provincia. Quienes recibieron los planes Techo ya no tienen que preocuparse por el granizo ni por la voladura inminente de las chapas.

Es una simple decisión, tomada hace unos años la que cambió la situación de miles de familias y que ante la intensidad del cambio climático, puede incluso salvar vidas.

Es la diferencia entre un Estado activo o uno espectador. Y es, si se quiere, la metáfora del tiempo político.

El modelo que se impuso en las elecciones desde 2003 en adelante, propone un rol activo para el Estado, de asumir desafíos y desnaturalizar conflictos que la sociedad tenía como asumidos.

Los pobres eran pobres y nada se podía hacer. Los derechos eran para quienes podían pagarlos. Paradigmas que se han ido modificando en los últimos años con mayor o menor eficacia, pero que hoy se asumen como vigentes.

Esos derechos sólo pudieron ser una vez que el Estado decidió hacerlos visibles. Únicamente pueden ser sostenidos con una permanente vocación, que debe ser alimentada con recursos.

Parece una verdad de Perogrullo, pero el Estado solo puede contar con recursos si no se endeuda, si recauda y si invierte en lo que se necesita. Es el rumbo que ha tomado el país y, especialmente Misiones, en los últimos diez años. Para hacerse fuerte, la Argentina se desendeudó con el FMI, acordó con el Club de París, recuperó empresas vitales del Estado y se plantó en la pulseada con los Fondos Buitre, mientras los principales dirigentes de la oposición hincaron rodillas apenas comenzaron las primeras escaramuzas y exigían pagar lo que pedía el juez municipal de Nueva York, Tomas Griesa. Pasó un año, venció la cláusula RUFO y Argentina no solo no pagó la usura de los buitres, sino que no está dispuesta a negociar mejores condiciones con estos acreedores que con aquellos que confiaron en la propuesta de pago que hizo el país.

Pagar o no pagar no es un simple cambio de caja. La actitud asumida evitó gravosas consecuencias para la economía argentina en momentos en que medio mundo está en crisis.

La Argentina, en cambio, sorteó con solvencia el tembladeral y hasta redujo en los últimos meses las expectativas de inflación o de una inminente devaluación. Las alicaídas reservas se recuperaron y cerraron el 2014 por encima de los 31 mil millones de dólares. Si esa tendencia se sostiene, están dadas las condiciones para que el 2015 sea mejor.

“No todas las provincias pueden exhibir buena perfomance en materia económica, y Misiones, podemos afirmar con orgullo, si puede hacerlo. A excepción de algunos pocos sectores, la mayoría ha tenido un “buen año” en materia de producción y ventas. Seguramente el sector agroforestal es el más afectado negativamente, por un tipo de cambio que aún no lo favorece, y por un mercado externo que no logra recomponerse, en especial nuestros habituales compradores, los europeos y estadounidenses. Sin embargo, el sector tabacalero, yerbatero, el tealero, el turismo, el sector comercial en su gran mayoría, han mantenido o incrementado sus volúmenes de producción lo cual no es un dato menor en una economía mundial aún deprimida”, asegura el secretario de Hacienda, Adolfo Safrán al hacer un balance del año que culminó.

El economista advierte, sin embargo, que si el “Real” brasilero continúa depreciándose –“lo cual en lo personal no lo creo”, dice– puede afectar al comercio local por la demanda que generan los turistas y visitantes brasileños.  De no ocurrir eso, la demanda local continuará sostenida por este sector de compradores.

Dilma Rousseff asumió el jueves su segundo mandato al frente de Brasil, ocasión en la que ratificó que “este proyecto pertenece al pueblo brasileño y con el pueblo vamos a gobernar.”

Uno de los principales retos que tiene por delante la mandataria, es lograr crecer y distribuir riquezas sin afectar las conquistas sociales y otros compromisos asumidos con la sociedad. Así como en la Argentina, Dilma enfrentó una corrida cambiaria por la “desconfianza” del sector financiero en su programa, lo que llevó a una devaluación del Real. Todo indica que fue suficiente.

“Este proyecto triunfó y permanece debido a los grandes resultados que hemos alcanzado hasta ahora, y porque también el pueblo entendió que es un proyecto colectivo y de largo plazo”, dijo Dilma.

La ex guerrillera dio algunos datos contundentes que se reflejan en ambos lados de la frontera y que obedecen a un modo de ver a la política. Aseguró que gracias al proceso de cambio iniciado por Luiz Inacio Lula da Silva, se ha logrado tener “la primera generación de brasileños que no vivió la tragedia del hambre. Rescatamos 36 millones de brasileños de la extrema pobreza y 22 millones durante mi primer mandato”.

“Nunca tantos brasileños ascendieron a la clase media (…) nunca el salario mínimo se valorizó por tanto tiempo y con tanta fuerza (…) nunca tantos brasileños se volvieron dueños de sus propias casas; nunca tantos brasileños tuvieron acceso a la educación técnica y a la universidad”, relató.

El relato, con distintos números, podría replicarse en la Argentina, donde en los últimos diez años también hubo un monumental ingreso de personas a la clase media y especialmente, donde millones han salida de la pobreza más dura gracias a la contención del Estado.

Es Argentina la próxima prueba para ese modelo que se expandió a buena parte de Latinoamérica en los últimos años. Ya fue ratificada Bolivia, ya fue reelecto Rafael Correa en Ecuador y volvieron Michelle Bachelet a Chile y Tabaré Vázquez a Uruguay con el respaldo a José “Pepe” Mujica. Los demás países, con matices ideológicos, no van a contramano de la corriente.

Las estructuras económicas y sociales de toda Latinoamérica eran las mismas. Clases dirigenciales acostumbradas a obedecer mandatos y a aplicar recetas que eran creadas en laboratorios extranjeros que nunca curaban los males locales, sino que engordaban las cuentas bancarias de los más encumbrados. Eso es lo que se puso en discusión con la oleada de presidentes “heterodoxos”, ya que las recetas dejaron de ser ajenas para convertirse en propias y el bálsamo, por una vez, llegó a los que más lo necesitaban.

El camino no estuvo exento de espinas y contragolpes mediáticos, financieros y de poderes tras bambalinas que quieren retener sus privilegios. No es casual que una ley democratizadora como la de Medios, todavía encuentre resistencias en la Argentina, aunque fue replicada en Uruguay y promete convertirse en debate en Brasil.

El modelo encuentra en este año que se inicia una nueva prueba a superar. Los detractores son muchos, pero también son muchos quienes intentarán su continuidad.

Los detractores, sin embargo, no muestran un programa superador, sino un cúmulo de promesas que son hasta ahora, meros eslóganes de campaña que difícilmente puedan traducirse en hechos concretos. Parecen esconder más de lo que dicen, como aquel presidente que admitió después que si decía lo que iba a hacer, no lo votaba nadie.

Los defensores del modelo son un puñado de candidatos que deberán superar las Primarias Abiertas para conocer definitivamente el perfil político que ofrecerán en la nueva etapa. Daniel Scioli es quien pica en punta en el electorado, pero a los más fieles del kirchnerismo les molesta su vínculo –que lejos está de esconder- con grupos económicos que operan en contra del Gobierno.

¿Podrá aparecer un tapado? Algunos imaginan al ministro de Economía Axel Kicillof como posible candidato presidencial o en una fórmula con alguno de los aspirantes. Es del agrado de la Presidenta y garantiza la continuidad de las líneas centrales de gestión. Como compañero de fórmula de Scioli, significaría también un coto a la independencia política que quisiera ejercer el motonauta.  El ministro de Economía de informal vestir, por ahora mira para el costado, pero no hay firmeza en su negativa a lanzarse a la arena política.

El mismo diagnóstico puede realizarse en Misiones. El modelo es sostenido por la Renovación, como aliado estratégico del Gobierno nacional desde 2003. Pero con una impronta propia en la toma de decisiones locales, que han transformado a la Provincia en la última década. Casi todos los indicadores sociales negativos se revirtieron y la inversión pública en obras e infraestructura, dinamizó la economía en múltiples formas, muchas de los cuáles son intangibles o ya se asumieron como propias, sin recordar que antes no estaban allí.

En la oposición no hay un denominador común más allá del deseo de convertirse en sucesores del Gobierno. El radicalismo debe definir qué perfil ideológico tendrá como oferta electoral, ya que si prosperan sus negociaciones con el PRO, dejará de lado a un sector que no comulga con la idea de volcarse a la derecha. En la última reunión de de dirigentes provinciales de la Línea Vanguardia de la UCR, se analizaron los últimos sucesos partidarios tras la amenaza de expulsión a los diputados que armaron su propio bloque en disconformidad con las negociaciones con el PRO. Mientras el partido a nivel nacional avanza hacia un probable quiebre entre los acolitos a Massa y Macri, acá amenaza con un cisma cada vez más profundo y de insondables repercusiones en el panorama electoral del año entrante.

El peronismo disidente se entusiasma con la alianza entre Ramón Puerta y Sergio Massa. El pacto se selló en Buenos Aires y aseguran que en febrero o marzo el candidato presidencial vendrá a bendecir a Puerta, quien se ofrece como el único con capacidad de movilización en Misiones. Tiene razón. En el peronismo opositor no quedan demasiados con votos propios como para mover la aguja. Pero el propio ex gobernador viene de varios fracasos y un rechazo que remite a aquellos años en los que el Estado estaba ausente. Una parábola que explica la discusión de los modelos que competirán en octubre.

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