Familiares de Barrufaldi aseguraron que Pacheco manejaba las llaves del domicilio del fallecido

En el segundo día de juicio por la muerte del comerciante Jorge “Kuki” Barrufaldi en junio del 2003, llevado a cabo en el Tribunal Penal Nº2, los hijos de la víctima y su cuñado, aseguraron que Christian Pacheco, uno de los supuestos entregadores en el robo que terminó en la muerte del hombre, manejó en algún momento las llaves de la casa ubicada sobre la avenida Rademacher de Posadas, donde ocurrió el asesinato.

“Una vez mi padre me dijo que Pacheco iba hasta la casa para buscarle cosas, una remera. Me sorprendió porque no lo conocía hace mucho y eso pasó cuando yo estaba en Rosario”, dijo Jorge Barrufaldi en su declaración, hijo del agenciero.

Comentó que no sabía si tenía mucha relación su padre con uno de los imputados. “Lo veía poco en el club porque yo no estaba mucho al estar en otra provincia y no era como a otros amigos de mi papá que ya los conocía más”. También dijo que se enteró del hecho cuando estaba en Rosario por el llamado de un amigo de su padre. “Justo mi mamá estaba con nosotros (por él y su hermana), ya que yo no estaba acá cuando pasó todo, porque me había ido a estudiar allá y mi hermana había hecho lo mismo”.

Esta teoría se reforzó con los testimonios de Jorge Demaría, cuñado de Barrufaldi y la otra hija del asesinado, de nombre Mónica. La joven contó que su padre hasta le prestaba el auto a Pacheco para que fuera a buscarle algo cada vez que necesitaba cuando estaban en el club, situado por la avenida Uruguay, distante a unas diez cuadras de donde vivía el comerciante por Rademacher.

Lo mismo contó otro de los testigos, Jorge Demaría, quien dijo que Pacheco frecuentaba el club y siempre jugaba al paddle con un grupo y solía quedarse a dialogar o tomar algo con Barrufaaldi. Que su cuñado le había comentado que andaba juntando dinero para comprar una moto que le habían robado a su hijo y que en días previos le había ido bien en el casino, lugar que al parecer solía frecuentar.

Esta versión, del manejo de llaves y supuesta confianza que había depositada en Pacheco por parte de Barrufaldi, llamó poderosamente la atención de los abogados defensores, Pablo Luján y Celina Silveira Márquez, ya que en ningún momento de la instrucción fue dada a conocer. Al momento de preguntarles porqué nunca dieron esa versión en la tapa de instrucción, solo apelaron a la falta de memoria respecto a si lo dijeron o no.

 

 

También pasaron por el tribunal dos efectivos de la Brigada de Investigaciones de la Policía en ese momento, Jorge Aguirre y Carlos Vásquez, quienes no aportaron demasiados datos sí que la investigación y el procedimiento de detención de Pacheco se hizo por orden del juez en su momento, Eduardo D’Orsaneo.

Además desfilaron ente los magistrados, tres antiguos empleados de Barrufaldi. Se trata de Pamela Ramos, Gladys Cabrera y Martín Ramírez.

La primera de ellas dijo que trabajó poco tiempo y que nunca vio ninguna actitud rara en “Kuki”, como todos llamaban a Barrufaldi. Dijo que solo iba a limpiar y ese día que apareció muerto se fue como siempre y le sorprendió que el dueño no fuera en todo el día.

Cabrera dijo que Martín, alias Lobito, quien era instructor de paddle, se fue hasta la casa de la víctima y vio el vehículo dentro de la propiedad y las luces prendidas. Se comunicaron con un amigo y un familiar del comerciante y fueron nuevamente hasta el inmueble, y posteriormente a llamar a un cerrajero se encontraron con la triste escena.

Después llegaría le turno de la ex esposa del comerciante, Gladys Urquiza, quien en medio de alguna conmoción relató cómo se enteraron del hecho. Justo la mujer había viajado a Rosario para estar con sus hijos y estando allá le comunicaron de la mala noticia. Respecto al tema de las llaves, dijo que había una puerta en la cual ella había cambiado la cerradura y no tenía copias el comerciante. Confesó que estaban en plena etapa de divorcio y le sorprendió el tema que su ex pareja pudiera darle la llave a un desconocido sabiendo las precauciones que ella tomaba.

Declaró también otro amigo de Barrufaldi, Ramón Pacheco, quien no tiene relación más allá del mismo apellido con uno de los imputados. Dijo que estuvo una noche antes del hecho en el club tomando algunas bebidas y que luego se fue a su casa. Se enteró posteriormente del hecho.

Nora Parietti, ex mujer de Claudio Bulos, amigo de la víctima, fue otra testigo que declaró. No aportó demasiados datos y solo hizo mención a la vida que llevaban Barrufaldi y su ex esposo. Antes el club era de un entorno más familiar pero después cambió. Pero tampoco pudo precisar por qué, ya que solo mencionó que se hacían fiestas pero a ella no le constaba más que por dichos de algunos familiares.

El Tribunal que juzga a los imputados está integrado por los jueces subrogantes Marcela Leiva (presidenta), César Yaya y Fernando Verón. El fiscal es Rolando Oliva. Por su parte, la defensa de Pacheco está a cargo del abogado Pablo Luján mientras que la defensora oficial Celina Silveira Márquez asiste a Damián Antonio Méndez, el otro imputado.

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