La Policía de Misiones en un punto de inflexión

Por Efren C. Zapata (*)

La reciente designación del comisario general Fabio Sosa como subjefe de la Policía de Misiones, seguramente es una medida encaminada a optimizar la calidad del servicio de seguridad que el Estado debe brindar a la comunidad.
Por otra parte, el funcionario que ocupará el cargo acredita una impecable trayectoria dentro de la fuerza policial, así como sobrada experiencia en la tarea que ahora deberá de supervisar desde su nueva condición jerárquica.
La decisión, sin embargo, produce efectos colaterales no deseados y marca un punto de inflexión en la historia de la fuerza policial misionera. En tal sentido, hay quienes opinan que la ley que rige su funcionamiento debiera ser revisada y adecuada a la nueva realidad de la provincia.
Es sabido que el ascenso de un oficial superior de la Policía dispuesto desde la conducción política de la institución, trae aparejado el retiro obligatorio de aquellos funcionarios de igual rango pero de mayor antigüedad que el destinatario de la promoción.
En el caso puntual del comisario general Fabio Sosa, han sido trece los oficiales de igual jerarquía que deberán abandonar las filas policiales, tal como lo establece la Ley Orgánica de ese organismo.
Es obvio que el espíritu de la mencionada legislación no es otro que el de mantener el equilibrio de poder en la cadena de mandos.
“La antigüedad es un grado”, dice la tradición castrense y ese es, en rigor, el único fundamento de la “purga” exigida por la legislación.
Sin embargo, no debe perderse de vista que, por imperio de esa misma normativa, la Policía de Misiones debe prescindir de oficiales superiores cuya mayor parte cuenta con mucha experiencia y conocimientos obtenidos tanto en la práctica como en los cursos de capacitación realizados durante su carrera.
Aún sin el respaldo de cifras, no es arriesgado afirmar que la formación de un oficial superior desde su ingreso a la Escuela de Policía al presente le demanda al Estado provincial –y por ende a los contribuyentes- una cuantiosa inversión que, teóricamente, debía de traducirse en un recurso humano altamente capacitado para cumplir su tarea, que es la de garantizar la seguridad de los bienes y haciendas de la comunidad.
Pero lamentablemente y por imperio de una ley que debería de revisarse en el ámbito institucional correspondiente, esto no sucede y se convierte, por el contrario, en una pérdida irrecuperable.
Oficiales superiores obligados a abandonar el servicio activo en la plenitud de sus carreras, implica tirar por la borda la valiosa experiencia que han acumulado en el ejercicio de sus funciones, a pesar de que a algunos de esos individuos formados y capacitados por el Estado son ocupados por empresas privadas para cubrir sus necesidades de seguridad.
Por lo demás, el argumento de que el pase a retiro de los comisarios generales más antiguos que el designado subjefe de la Policía servirá para promover ascensos de oficiales jóvenes a jerarquías superiores, carece de sustento. Cada año se producen nuevos retiros en los cuadros jerárquicos superiores impuestos por la antigüedad o por otras razones y es ese el mecanismo que tracciona los ascensos.
De cualquier manera, la pregunta es si la decisión del Poder Ejecutivo se compadece con la necesidad actual de recursos humanos que padece la Policía de Misiones, sobre todo en momentos en que recrudece la actividad delictiva y la inseguridad, más allá del discurso oficial, sigue siendo un flagelo muy difícil de controlar.
Otro de los temas que deberá resolver el nuevo subjefe es el de reactivar la plana mayor, cuya titularidad ejercerá según reza la reglamentación, y que en la actualidad no tiene el protagonismo que debe tener en la conducción de la fuerza de seguridad provincial.
Se trata de comisarios mayores o generales que ejercen el mando de las áreas estratégicas de la repartición y asesoran a la jefatura sobre las acciones que requieran las diferentes situaciones que se plantean en materia de seguridad pública, e inclusive acerca de la aplicación de las políticas de seguridad dispuestas por el gobierno de turno.
No es un grupo corporativo capaz de presionar decisiones, como se pretende hacerlo aparecer, sino de funcionarios de reconocida capacidad profesional que comandan cada uno de los órganos del núcleo operativo de la Policía provincial.
Mientras tanto, algunos observadores destacan el impacto positivo en la opinión pública de los anuncios del nuevo subjefe, que aspira a recrear una policía orgánica, capacitada profesionalmente y con mayor presencia en la calles. , encontrará respaldos favorables en el ámbito interno.
De todos modos, habrá que aguardar para ver si Fabio Sosa logra
contemporizar las imposiciones del poder político con su proyecto institucional.

Como sea, es en su propio ámbito donde con certeza encontrará sectores que por formación y convicción comulgan fuertemente con su concepto que, por lo demás, es la premisa histórica de una institución con más un siglo y  medio siglo de efectiva y fructífera presencia en la sociedad misionera.
(*) Periodista

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