No exportar Soja y Maíz

Escribe  Miguel Schmalko – asesor y ex presidente de la FEBAP, (Federación Económica Brasil-Argentina-Paraguay)

 

Pareciera un contrasentido y despropósito, mencionar tan siquiera la audacia de proponer que no exportemos soja, la leguminosa sobre la que se asientan la mayor parte de nuestras exportaciones y de la cual somos el tercer productor mundial. Consignamos a continuación el siguiente cuadro;

¿Qué conclusiones nos permite los índices del cuadro?:

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1)      Que las exportaciones del poroto representan un porcentaje pequeño de nuestra producción (14,6%), frente a las de Brasil y EE.UU que representan alrededor del 50% de su producción, lo que denota un proceso de industrialización local, lo que se puede considerar una ventaja comparativa;

2)      En la producción de harina de soja estamos al mismo nivel de Brasil y por debajo de EE.UU.  En cuanto a las exportaciones de la misma, superamos ampliamente a Brasil y EE.UU. de lo  que se infiere que ambos países destinan la misma a la producción de carnes que multiplican el valor del producto;

3)      En cuanto al aceite, la producción del mismo, no tiene niveles muy diferenciados, pero las exportaciones  nos muestran una amplia superación por nuestra parte, lo que supone un mayor destino a consumo interno de Brasil y EE.UU. No obstante, cabe mencionar que el mayor y preferible consumo argentino, corresponde al aceite de girasol.

Como hemos analizado en artículos anteriores, la harina de soja destinada a la elaboración de alimentos balanceados junto al maíz, nos permite, en una ecuación certificada por los organismos de investigación, obtener carnes de distintas especies (pescado, pollo, cerdo, vacuno) a un precio que vendido en el mercado local, puede abaratarse sensiblemente el costo interno y en el mercado exterior, introducirnos como proveedores en los distintos países del mundo.

Si tomamos los precios internos en pesos el valor del maíz y la soja, mezclándolos en una proporción del 60 y 40% obtendremos el precio del balanceado a $ 770.oo la tonelada  y si proyectamos este precio a la producción de carnes, obtendremos la cantidad necesaria  para cada kilo según la especie:

a)      Vacunos- 6 kg. x770=$ 4.62 el kg.

b)     Porcinos- 3.2kg.x 770= 2.46 el kg.

c)      Pollos- 2.1 kg. x 770= $ 1.62 el kg.

d)     Pescado-1.5×770= $ 1.55 el kg.

Si tan bajo es el costo de producir 1 kilo  de carne, ¿porqué llegan al consumidor con un aumento multiplicado por 20?.. A la simple conversión balanceado/carne tenemos que agregar el tiempo que transcurre para obtener el kg.de carne que corresponde al trabajo de hombres y mujeres de agro argentino + la ganancia del comercializador (30/40%) + tasas, impuestos municipales, provinciales y nacionales (otros 30%), agregados que no los tendría el granjero argentino si destinara el producido a consumo propio.

En cuanto al maíz, no somos jugadores importantes frente a las 360 millones de toneladas de EE.UU. , 214 de China, 75 de Brasil, 73 de la UE. pero somos exportadores importantes, por cuanto exportamos la mayor parte de nuest6ra producción.

En este escenario macroeconómico, conviene planificar nuestra producción de granos, que tienen un valor menor en 35% debido a nuestra posición geográfica alejada de los principales centros de consumo. Cuando la soja se paga U$: 600 en el mercado de Chicago, la nuestra se paga en un valor equivalente a U$. 380. ¡Qué mejor política que producir carnes cuyos altos valores hacen insignificante la incidencia del flete!.

Observamos la falta de una política estratégica para planificar con proyección al mediano y largo plazo el escenario donde podríamos fácilmente triplicar el valor de nuestras exportaciones, y por añadidura, elevar el precio de la soja a U$. 600 la tonelada en el mercado de Chicago

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