Cómo fueron los festejos de un día inolvidable

Los festejos del ascenso a Primera estuvieron a la altura del logro histórico. Primero fue la gente, que invadió la cancha de a cientos, luego miles. La policía miró pasivamente cómo atravesaban el alambrado de la tribuna detrás del arco. Si bien causó cierta indignación la pasividad de los efectivos, también es cierto que no hubo incidentes y los jugadores -que como suele pasar, en pocos segundos se quedaron en calzoncillos- se prendieron a festejar con la gente. Abrazos, cantos y varias vueltas olímpicas.
Todo el plantel se subió al travesaño para cantar primero: “Crucero es de Primera”; y más tarde, acordarse del gran rival del Colectivero en el fútbol grande: Guaraní.

Caravana
Los jugadores estaban casi todos con sus familias y sus hijos. Diego Torres, con su nena que cumplía 9 años ayer (“le regalé el ascenso, está más emocionada que yo”).
Cuando todos estuvieron listos, se subieron a un colectivo con la inscripción “Ya somos de Primera División” y salieron de caravana por la ciudad, pararon en varios puntos de la Costanera y el centro posadeño. Más tarde volvieron al club para seguir un festejo más intimo que pasada la medianoche, aún estaba en «pañales».

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