Una historia que se repite

El empresario Carlos Simón se hizo tristemente célebre por aparecer en un video en el que golpeaba a su esposa, en Oberá. Esas imágenes recorrieron el país. Al mismo tiempo se conocía otra denuncia en su contra: su mujer dijo que la había vuelto a agredir físicamente y que incluso la había amenazado con un arma. La repercusión del video y las acusaciones de la víctima, más el hecho de que ella ventilara que hacía tiempo que venía denunciando al hombre y que nadie hacía nada, hicieron que la Justicia moviera sus fichas. Simón fue arrestado. Continúa en esa condición y recién en los próximos días resolverán su situación procesal.

Ahora sale a la luz pública el caso de los Piñero. El violento que irrumpió el sábado en su casa hace tiempo que es denunciado por ellos. Es más, hasta violó una orden de no acercamiento. Pese al grado de agresividad de esta persona, derivada presuntamente de su adicción a las drogas, siguió en libertad, hasta el sábado, cuando llegó con un arma casera y no desató una tragedia por muy poco.

Los Piñero tienen miedo de que este hombre recupere la libertad en breve y vuelvan las intimidaciones. También se quejaron de que esto llegó a este punto por la inacción de la Justicia. La historia se repite. ¿Tiene que ocurrir algo grave para que se tomen las cartas correspondientes? Matías Mouesca no solo golpeaba a su pareja, sino también amenazó de manera sistemática a una familia. El sábado fue más allá. Y como Simón terminó preso. La pregunta es ¿hasta cuándo? Para los Piñero es un peligro para la sociedad entera. El juez de la causa debería escucharlos con atención.

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