¿Qué dejó Kliksberg en Misiones?

Escribe Magíster Edmundo R. Soria Vieta. Ministro de Derechos Humanos de Misiones

 

En tiempos en los que la discusión de la economía social pone en vigencia las causas de la pobreza, la desigualdad, la inflación, la especulación visitó Misiones el economista Bernardo Kliksberg conocido por haber creado una disciplina económica la “gerencia social” o de haberle puesto rostro humano a la economía. El marco referencial de su estadía fue compartir los cuatro años y medio de ejecución del Programa Provincial de Recuperación Nutricional (PPRN) Hambre Cero, que llegó a la incorporación de 10.716 familias por tener en su seno un integrante desnutrido, habiéndose recuperado 9.910 personas y estando en etapa de recuperación 806, formando éstas el núcleo duro por tratarse en su mayoría de discapacitados o adultos mayores con alguna patología grave.

Kliksberg dejó certezas, esperanzas y señaló caminos a seguir. Su importante bagaje de conocimientos, experiencia internacional y su clara visión estratégica permitió contundencia en sus apreciaciones respecto al programa Hambre Cero.

1°.- Correcto es el abordaje integral de la familia.

2°.- Correcto y admirable es la articulación y coordinación lograda entre tantos protagonistas, en los diversos procesos.

3°.- Acertado y destacable la clara estrategia y objetivos planteados.

4°.- Imprescindible y fundamental la decisión política que respalda el programa.

5°.- Clara y valiosa la decisión de respaldar con presupuesto financiero de manera progresiva la reparación de derechos humanos vulnerados.

6°.- Expresó satisfacción por la correcta decisión de incorporar los niños al programa ante el primer síntoma de desnutrición.

7°.- Dijo es acertado abordar e incluir los 3 grupos etarios más vulnerables de cualquier sociedad; los niños, los discapacitados y los adultos mayores.-

Aun repican en nuestra mente reflexiones que evidencian la gravedad del hambre en el mundo, donde mueren 18.000 niños por día, y las llamó a ésta desgracia “muertes gratuitas” debido a tres causas básicas: el hambre, no disponer de agua potable y carecer de instalaciones sanitarias.

Afirmó “pasan hambre 842 millones de personas, más de 700 millones no tienen acceso al agua potable y 1.000 millones hacen sus necesidades a cielo abierto. La desigualdad es la madre de la pobreza y una de las desigualdades más groseras es el acceso al agua potable”.

 

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“Se necesita como mínimo 20 litros de agua potable por persona por día, 1.000 millones tienen solo 5 litros diarios. En los países desarrollados consumen hasta 400 litros per cápita por día”.-

Por ello nos confirmó como acertado en el PPRN Hambre Cero el reemplazo progresivo de las letrinas por baños instalados (núcleos húmedos) y agua potable domiciliaria. Nuestra experiencia confirma el impacto positivo en la salud y en la autoestima de las familias ésta medida.

La “inclusión educativa” de las madres y padres en la terminalidad educativa para completar el ciclo primario o la concurrencia a un núcleo de alfabetización, es fundamental, mejorando la estima personal y volcando conocimientos en el seno familiar; esto es reforzado en los talleres nutricionales en los que además se inculca valores higiénicos dietéticos, tarea que lleva a cabo personal del programa como nutricionistas, psicólogas, licenciadas en trabajo social junto a los equipos municipales.

Nosotros insistimos que solo la educación los hará libres, a lo que Kliksberg agregó que además podrán “atar cabos” comprendiendo las conexiones entre la pobreza, la desigualdad y la explotación laboral de las personas.-

Fue ponderada la decisión de tener “Guarderías de Hambre Cero” que cumplen el rol de “Centros de Desarrollo Integral” (CDI) en varios municipios en las cuales las madres dejan su niño en forma voluntaria, para disponer de tiempo para estudiar, trabajar o atender a otros hijos.

Los niños son atendidos por equipos interdisciplinarios formados por maestros de nivel inicial, nutricionistas, cuidadoras, con asistencia médica y se les sirve desayuno, almuerzo y merienda de acuerdo a su estado nutricional y de salud, en algún caso participan ONG.

Lo que realmente sorprendió al doctor Kliksberg es el desarrollo territorial del programa Hambre Cero en los 75 municipios, que con el Intendente a la cabeza de su equipo social conducen las acciones junto a los Ministerios, que de acuerdo a la acción es Salud Pública, Desarrollo Social, IPRODHA (Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional), o el IMAS (Instituto Misionero de Agua y Saneamiento), etc. En definitiva por decisión del Poder Ejecutivo, los doce ministerios y todos los entes descentralizados participan activamente en las acciones destinadas a los sujetos de derecho que están contenidos en el programa. Los llamo “ejército solidario” y es admirable el compromiso expuesto por todos. Han internalizado el precepto de que estamos entre todos tallando el capital humano imprescindible para un futuro venturoso de nuestra sociedad.

Con Kliksberg coincidimos que la asistencia social es un derecho humano de las personas sumergidas en la pobreza estructural, y el Estado como sociedad organizada tiene la obligación ética de asistir, evitando caer en el simplismo estigmatizador de que los pobres son la causa de todos los problemas como sociedad.

En ese abordaje integral se los documenta y asiste con leche, aceite, azúcar, miel, verduras y huevos provistos por las ferias francas, integradas por más de 1.200 pequeños productores.

Una tarjeta cargado con dinero para adquirir alimentos especiales. Las modificaciones habitacionales (techos, habitaciones, pisos, etc) son realizados por el IPRODHA. Entregándole útiles escolares, frazadas en invierno, toallas en el verano, utensilios y biberones nuevos cada año al igual que libros de cultura general  para el niño o los padres y hermanos.

Nos quedó la pertinaz insistencia de Kliksberg: “No es que en el mundo hay pobreza y desigualdad. Una causa eje, no exclusiva pero muy central de la pobreza es la desigualdad”. Ese es el verdadero desafío, achicar la desigualdad. La tarea es compleja, difícil pero “no hay cometido más noble ni recompensa más gratificante que salvar la vida de un niño”.

 

 

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