Patrimonio, ambiente y turismo en Áreas Naturales Protegidas: nuevos paradigmas para planificar el desarrollo sin perder identidad

“Lo más valioso de un destino turístico es su autenticidad”, sostiene el reconocido naturalista, museólogo y docente Claudio Bertonatti, quien estuvo en Puerto Iguazú y disertó el viernes sobre “Patrimonio y turismo, recreación e interpretación en Áreas Naturales Protegidas (ANP)” en la Diplomatura de Derecho y Gestión de ANP que organiza la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Católica de Santa Fe (Sede Posadas), la Fundación Reservas de las Misiones y la Asociación de Guardaparques de Misiones (Agumis).

 

En una entrevista exclusiva con ArgentinaForestal.com, el especialista se refirió a la importancia de conservar el Patrimonio, de valorar el paisaje natural de la Selva Misionera, y de fomentar el turismo con un desarrollo local genuino, sustentable y auténtico, para no perder su identidad en el tiempo.

“El Patrimonio es integral, es la herencia que dejaron quienes nos precedieron, por lo tanto es fundamental comprender que es uno solo, no se fragmenta en natural, cultural o espiritual, se aborda desde un todo. Un ejemplo en Misiones es la selva. Su paisaje natural, sus costumbres tradicionales, la mitología, su música, sus comidas típicas, la flora y fauna, su historia”, precisó.

“Las ANP, si bien se crea con fines ambientales puntuales, terminan protegiendo ese patrimonio integral, donde en ese marco del paisaje que contiene la selva está nuestra identidad, como misionero o argentino. Cada país o provincia tiene una identidad que esta estructurada con dos grandes ingredientes, uno es el paisaje, lo otro es la historia. Por lo tanto, si una persona tiene conciencia de a qué paisaje pertenece, conoce su historia y cuál es su pasado, tiene identidad”, afirmó. “Por el contrario, si una persona vive del paisaje urbano, disociado del pasado natural -ya que las ciudades de alguna manera sepultan el pasado- y desconoce de su paisaje, no tiene recuerdos, no tiene identidad”, agregó.

Para Bertonatti, siendo uno misionero, su identidad es la selva. “Pero si no conoce la historia de la provincia, sus pueblos originarios, su gente, será muy difícil comprender muchas cosas, o valorarla. Lo que no se conocer no se cuida, y no se ama. Por ello, muchas veces la selva misionera es  vista como un muro verde, un montón de “yuyo” que esta alejado de lo que llamamos progreso, y es todo lo contrario. El progreso no exige destruir el mundo natural, arrasar con nuestras creencias populares, nuestras leyendas, con las costumbres gastronómicas o las comidas regionales. El verdadero progreso va de la mano de conservar todo esto”, reflexionó el especialista.

Bertonatti es investigador, con una extensa trayectoria profesional. Es docente con un posgrado en Management Ambiental. Desde el año 1983 se dedica a la conservación, comunicación e interpretación del patrimonio (con énfasis en lo natural). Fue director de la Fundación Vida Silvestre Argentina y dirigió la Reserva Ecológica Costanera Sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el Zoológico de Buenos Aires y un seminario de la Cátedra UNESCO de Turismo Cultural. Es consultor independiente, para ONG, empresas, reservas e instituciones. Es  consejero de  la Fundación Naturaleza para el Futuro y formó parque del equipo que diseñó y montó los centros de interpretación de la Reserva Esteros del Ibera en Mercedes, Corrientes. Actualmente, es asesor de la Fundación de Historia Natural «Félix de Azara”.

 

Claudio Bertonatti1

 

AF: En lugares cercanos a las ANP en la provincia, se percibe que la gente del pueblo esta disociada de alguna manera del bosque nativo. Incluso el atractivo natural, por ejemplo Saltos del Moconá, son visitados por turistas nacionales o internacional en mayor medida, no es frecuentado o valorado por la gente local. ¿A qué se debe esto?

 

CB: Si, esto es así, pero es un problema mundial. Es una cuestión de falta de perspectivas. Es tal la cercanía de la selva, como siempre tuvo al bosque, que no lo valora. Mientras que hay gente que hace miles de kilómetros para disfrutar de ese paisaje natural.

En general el misionero valora el lugar desmontado, para producir, porque vive de ello. Mientras que el hombre que viene de áreas desmontada, valora el monte. ¿Qué, somos esquizofrénicos a nivel nacional?!

Muchas veces, cuando uno se da cuenta de lo que tenía – cuando ya no lo tiene- llega un poco tarde.

Por suerte, Misiones no es el caso. Conozco y recorro la provincia desde hace 30 años y pude ver en este tiempo cosas muy lindas. Hubo de todo, pero el saldo final es positivo, hay una evolución muy positiva. En ANP hubo un antes y un después, y Juan Carlos Chebez tuvo mucho que ver con esto. Y qué curioso, un Chebez enamorado de la selva viniendo Martínez, provincia de Buenos Aires.

Pero fue coherente, también trabajamos mucho en Buenos Aires para crear un parque nacional y reservas.

Siempre nos llamaba la atención, que nos consideramos argentinos en el más amplio sentido, y cuando vengo a Misiones me siento misionero, y me encanta encontrar gente que quiere su lugar, que es un embajador de su provincia, que te habla de sus bellezas naturales, sus especies, sus músicos, sus personajes (Alberto Roth, Segismundo Welsh, Ramón Ayala, Luis Rolón), que te nombran las comunidades, todo eso me deslumbra, me seduce. Siento que estoy hablando con un embajador de la provincia.

Y eso es lo que anhelo, que conozcamos lo nuestro, porque así lo valoramos, lo cuidamos. Esto no quiere decir que uno tiene que hacer un culto fundamentalista. Hay que lograr el desarrollo conviviendo, simplemente eso. Pero desgraciadamente, a veces ganan los chorros de agua con luces de colores, sobre un paisaje natural. El maquillaje sin contenido, simplemente meros artificios estéticos. Y esto es como la belleza, se pierde con el tiempo, lo de fondo es lo que perdura. Una persona puede ser hermosa desde lo estético, pero con el tiempo pierde la belleza, es natural y biológico. Pero si uno fue buena persona, solidaria, deja huella, se mantiene en el tiempo.

 

AF: ¿Y hay una mayor conciencia de recuperar el Patrimonio en las ANP  o es un tema pendiente?

CB: El Patrimonio siempre se ha divido en cultural,  natural, material, espiritual, y estas son divisiones para estudiar y entenderlo según su ciencia. Pero la naturaleza es una sola, por eso creo que desde la escuela hay que empezar a volver a mirar lo nuestro, y en eso los docentes tienen un papel clave.

Pero no termina en los docentes, no hay que cargar con esta mochila solo en ellos. Esto tiene que ser una política de Estado. Esto tiene que ver con la autoestima nacional y provincial.

Tenemos muchas carencias, pero una de las provincias más pobres de la Argentina es riquísima desde lo natural, material o inmaterial, desde lo folclórico, desde el conocimiento popular, con sus variedades lingüísticas. Esta riqueza no puede ser tasada en bolsa y nada más. Tenemos que revisar nuestros valores.

El verdadero desafío es lograr, por ejemplo, que las comunidades indígenas no vivan en la selva como hace 500 años, que tengan el derecho como cualquier ciudadano de acceder a la salud, a la seguridad, a sus tierras, pero sin perder su lengua, sus costumbres, su cultura, su cosmovisión. En todo caso, escuchar que es lo que ellos quieren hacer. Son elecciones de vida, ellos deben tener la oportunidad de elegir como cualquier persona.

El otro desafío a nivel municipal y provincial, es volver a mirarnos para dentro y preguntarnos quienes somos.  Si hoy les preguntan qué es ser misionero ¿qué responderían?. Este es un ejercicio para hacerlo incluso en familia, porque es parte de conocer tu identidad, saber quienes somos.   

Hoy todos están más condicionados por lo material, que auto tenemos, que casa, los viajes, la profesión.

Hay que recuperar la historia, juntarse con las personas mayores, con los abuelos, rescatarse. Es un proceso muy lindo de hacer el ejercicio de juntar a los abuelos con los más chicos, y escuchar lo que tienen para contarnos. Ellos (los abuelos) son bibliotecas, y esta práctica es una forma de unión familiar.

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AF: ¿Y cuál es el desafió del turismo, para la recreación e interpretación en ANP?

CB: Muchas veces el Patrimonio sostiene la actividad turística. Pero el turismo no siempre sostiene al Patrimonio. Con las ANP pasa esto, y es donde se conservan los sitios históricos, los museos, las comunidades indígenas, por lo tanto, no podemos acordarnos solamente para la foto o cuando “nos sirve”.

Tenemos que acordarnos siempre, esto es importante. Tiene que ser una simbiosis, las dos partes tienen que aliarse para potenciarse.

Sabemos que el turismo es una actividad importante para el país y que en Misiones mueve la aguja en la economía, pero este sector tiene una gran deuda con el patrimonio natural y cultural, con la selva, con los pueblos originarios,  porque no se acuerda de devolver lo que estos les dan en su negocio o actividad.

Creo que es hora que los operadores turísticos o agencias  reflexionen y se planteen si no es momento de destinar por lo menos el 1% de lo que recaudan en sus ganancias neta por la actividad comercial a un fondo o una institución que mejoren los destinos que ellos mismos van. Esto sería un acto de justicia. Hay tantas carencias. Además, sería una política empresaria inteligente, ya que se aseguran que el negocio siga.

Hay museos que no tienen ni folletos, no tienen botiquín. Hay que relevar las necesidades y ver de que manera se puede mejorar,  y a veces con muy poco se pueden hacer muchas cosas.

Avanzar en esto mejorará el entorno, pero hasta les hará bien emocionalmente, porque hacer algo bueno te recompensa desde lo personal. Hacer una buena obra es algo sano. Tal vez nos falta ser más solidarios.

Y esto no tiene que ver con la caridad o asistencialismo, es parte de pensar en el desarrollo local, con mejorar la apuesta y los negocios turísticos.

Otra cosa que es decisivo, y en esto Misiones camina por la cornisa siempre, es que lo más valioso de un destino turístico es su autenticidad. No hay que perder  la esencia. Cuando uno entra a enmascarar los destinos, los prostituye, y cuando uno se da cuenta ya perdió la esencia que motivó que haya turistas allí. A veces, cuando algunos se dan cuenta ya es tarde.

 

 

AF: ¿Y para Ud. cuál es la autenticidad de Misiones y cuándo camina por la cornisa?

CB: Y … camina por la cornisa cuando se deslumbra con olvidar, por ejemplo, como era Posadas originalmente. Después de la represa Yaciretá se mira los cambios y ya no es Posadas. Va ser otra Posadas, que no tiene que ver con su pasado.

Miami es muy lindo, pero es muy lindo en EE UU, no es muy lindo en Posadas. Hay una onda caribeña donde todos plantamos palmeras, por ejemplo. Creo que hay que ir más allá, para eso es fundamental indagar en la tercera edad, consultar a los vecinos, historiadores, comunidades locales, y ser respetuosos con la historia.

No estoy en contra del progreso, porque el progreso no dice arrasar con el pasado. El que arrasa con el pasado puede tener  una doble intención, o no le importa el pasado o le importa ese pasado y quiere desterrarlo, para refundar la nueva historia. Me inclino por lo último. Es decir, no es algo caprichoso o ingenuo, este cambio es más profundo y bien meditado. Hay que comprender el pasado y respetarlo. Hay que aprender a convivir. Y aclaro que yo no soy “K” ni “anti K”, solo defiendo el Patrimonio.

Otra ridiculez es que el Destino sea exclusivamente «un» atractivo y el turista se pierda de conocer la selva misionera, que es lo que le da valor a ese destino. El 90% de la gente que viene a Misiones va a Cataras o Salto del Moconá,  exclusivamente. No hacen la selva misionera. Y si no estuviera ese marco, los dos destinos no existirían. Por lo tanto, se perdieron lo más importante. Si no estuvieran los Salto o Cataratas, vale la pena venir a Misiones sólo por su selva.

Pero estamos en una modalidad de  turismo rápido, masivo, epidérmico, donde parece que lo único que somos capaces de vender es lo que tiene una espectacularidad inmediata. Vienen a ver un lugar para la foto en vivo, y se regresan.

Y la selva exige meditación, reflexión, caminar, ir despacio, escuchar. Y hoy nadie tiene tiempo, dicho brutalmente. Y la vida se le ira así, sin tiempo, sin vivir la vida.

Una forma de vivir la vida es ir un poco mas despacio, recorrer, tomar un mate con la gente, conocer lugares.

Esto sucede en todo el mundo, pero ya se esta proponiendo otro tipo de turismo, que no es masivo, que busca experiencia, que es más consciente, más autentico.

 

 

AF: Este es el octavo módulo de la Diplomatura, donde vimos los límites jurídicos para la producción en relación con el ambiente.  En los últimos años se observa una necesidad de desarrollo local, principalmente sobre las poblaciones que limitan las ANP, y una necesidad de apertura de estas áreas naturales a la sociedad. Pero hay resistencia a esta posibilidad de algunos actores ¿En su visión, como se podría poner en valor las ANP abriendo estos sitios a la visitas, a proyectos de ecoturismo, etcétera?

 

CB: Para mi es muy importante que la gente pueda visitar las ANP, porque en definitiva se protege para la gente.  Esta bueno que conozcan cuál es su patrimonio, qué se conserva, pero si lo mantengo a puerta cerrada, estoy vedando esa posibilidad. Pero entre cerrar la puerta y abrirla que hagan lo que quieran, hay temas importantísimos en el medio.

Ese “abrir” tiene que surgir de una Planificación, no de la improvisación. Generalmente pasamos de cerrar y clausurar, a abrir y hacer mamarrachos.

Para la planificación en las ANP existe una zonificación, donde hay sitios permitidos para senderos,  camping, cabañas;  o están los sitios intangibles donde no se puede tocar.

Otra cosa interesante  es que pueda generar desarrollo a las comunidades vecinas, pero para eso no necesariamente tienen que estar adentro de las áreas protegidas, con una planificación del área de amortiguación  con su comunidad se puede ayudar a los vecinos que tienen la capacidad de atender un local de gastronomía, artesanías, cabañas, platos típicos, etc.

En esto también es fundamental la capacitación de todos los involucrados en el emprendimiento, para lograr que el desarrollo sea autentico. El turismo muchas veces se realiza con la fragilidad laboral, y hay que pensar en algo serio, donde de los pobladores surjan los guías, operadores turísticos, pero que los trabajadores tengan un empleo en blanco, obra social.

La otra fórmula que veo es nefasta, ya que viene una gran empresa, parasita el lugar,  no le importa la comunidad o la usa como mano de obra barata y dicen “yo genero puesto de trabajo” como la gran cosa, pero esto no es sustentable. Costa Rica es un caso, donde lo único que tiene de modelo es la creación de Parques, pero en el resto no es un modelo a copiar, la comunidad local no maneja nada, son los que llevan la valija o son mozos, nada más. Son el otro modelo, todo lo manejan los norteamericanos.

Creo que en Argentina hay que buscar un modelo de desarrollo autentico, donde la sociedad tenga la misma posibilidad de crecimiento, y que el local sea el que dirige la orquesta, no el capital de afuera.

 

AF: En Misiones se están dando debates ambientales sobre el manejo de las ANP. ¿Puede el Estado provincial decidir instalar un proyecto ecoturístico o abrir un camino en un área natural, a pesar de la legislación vigente que regula esto? 

CB: Cualquier Estado tiene normativas, y esas normativas tienen que cumplirla.  Pero además de la normativa, el Estado tiene que buscar la excelencia, dar el ejemplo. Por lo menos el Estado que quiero ver yo.

Cada ANP  tiene un Plan de Manejo, no es una isla en un satélite, esa área protegida esta inserta en un mapa, rodeada de gente. Hagamos el plan con esa gente, hay que compatibilizar intereses, cada uno va a tener que ceder algo, ese es el ejercicio de la democracia, hay que buscar el bien común. Este siempre debe ser el eje, el bien común, no el de unos pocos.

 

 

Por Patricia Escobar

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