En Argentina no se registran casos de esquistosomiasis

En Argentina no existe relación directa entre la esquistosomiasis y las represas. Según investigadores del Centro Nacional de Parasitología y Enfermedades Tropicales (Cenpetrop), con sede en Corrientes, hasta hoy no se registra ningún caso de este mal, a pesar de los dos grandes embalses existentes sobre los ríos Uruguay y Paraná, que alimentan las hidroeléctricas de Salto Grande y Yacyretá.

Carlos Edgardo Borda, director del Cenpetrop, explicó que “se investiga la esquistosomiasis desde 1967 a pedido de la Organización Mundial de la Salud (OMS)”. La zona de estudios  incluye la costa del río Uruguay, por ser la frontera con Brasil, país donde se descubrió la enfermedad en 1908 y desde donde se propagó a las poblaciones del litoral atlántico hasta llegar a Río Grande do Sul en 1990, y a las poblaciones costeras del río Uruguay, en la frontera con nuestro país.

En los casi 50 años de investigación desarrollada desde entonces, no se registró ningún caso de la enfermedad.

Para Borda, el principal problema que debe tenerse en cuenta para controlar la esquisiostomasis es la migración de profesionales, técnicos o trabajadores de cualquier calificación que provengan de regiones donde la enfermedad es endémica, ya sea para obras hidroeléctricas o de cualquier otro tipo. Esto implica controles médicos que determinen la ausencia de la enfermedad por un lado, pero también la utilización de sanitarios instalados en condiciones óptimas de salubridad e higiene.

“La implantación de un embalse no es sinónimo de enfermedad, hay que tomar las precauciones correspondientes, aún en zonas donde no exista represa alguna”, afirmó Borda, quien sugirió que así como se hizo en Yacyretá y en Salto Grande, “hay que entrenar a agentes sanitarios para que realicen el control de quienes llegan de lugares donde existe la enfermedad”.

Para las autoridades sanitarias, la prevención de la esquistosomiasis depende de la promoción y el control sanitario en la zona fronteriza con el Brasil, hoy inexistente, ya que el único eslabón faltante en la cadena de transmisión es el hombre infectado. “La enfermedad siempre se propaga y se ve favorecida por la falta de control, la existencia de caracoles susceptibles y las deficiencias sanitarias resultantes del subdesarrollo”, concluyó el profesional.

 

La enfermedad

La esquistosomiasis es una enfermedad parasitaria trasmitida por caracoles de agua dulce. El ser humano se contagia cuando las larvas del parásito penetran en el cuerpo al estar en contacto con agua contaminada con estos microorganismos.

La enfermedad es causada por el Schistosomo mansoni, un gusano de la sangre que vive en las venas más pequeñas del intestino del ser humano, que es el principal reservorio. Del intestino, migra a través de la materia fecal depositada a cielo abierto o en sistemas sanitarios improvisados como letrinas o baños que descargan su contenido sin tratamiento en cauces de ríos, lagos o arroyos.

Los hábitats acuáticos de los moluscos pueden tanto aguas con corrientes como aguas estacionadas: ríos, arroyos, remansos, lagunas, riberas de embalses, cañadas, zanjas, cunetas, arroceras o similares.

De la investigación realizada por el Cenpetrop, surge que especies de estos caracoles existen en las costas de Ayolas –frente a Yacyretá, en Encarnación, en Posadas y en otros puntos de Corrientes, Entre Ríos y de la República Oriental del Uruguay. Sin embargo, esos caracoles no están infectados y por lo tanto no pueden transmitir la enfermedad.

 

caracoles!

La clave: la infraestructura sanitaria
En un documento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se hace hincapié en la importancia del saneamiento para prevenir y combatir la esquistosomiasis. El documento “Enfermedades parasitarias y desarrollo hidráulico”, publicado por el organismo internacional en 1994, a cargo del Dr. J. M. Hunter, expresa claramente este punto, aunque hace referencia en particular a los países más pobres de África, que constituyen el principal foco de preocupación para la OMS.
Según los especialistas, “las posibilidades de combatir las parasitosis en los proyectos de desarrollo hidráulico dependen de la infraestructura sanitaria, que varía de unos países a otros tanto en lo referente a la capacidad de gestión como a la eficacia operativa…. En los planes de desarrollo hidráulico se suele carecer de medos para identificar las principales parasitosis que podrían verse exacerbadas una vez terminado el proyecto. Ahora bien, si se dispone de buenos servicios de salud y programas de lucha será posible brindar una asistencia médica adecuada a los obreros durante la construcción e impedir la aparición de enfermedades parasitarias”.

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