El ministro de Derechos Humanos, Edmundo Soria Vieta manifestó que en la provincia no puede haber hambre por falta de alimento porque los recursos están a disposición de las familias, ya sea por el programa de recuperación nutricional o por el sistema sanitario. “Si hay un niño que pasa hambre, realmente detrás de ello debe haber una gran complicidad de los adultos que le rodean”, dijo.
Según indicó Soria Vieta, al principio el programa de recuperación nutricional sólo estaba destinado a aquellos niños con una desnutrición de más o menos el 30 por ciento del peso que deberían tener de acuerdo a la talla, pero hoy, por indicación del Gobernador ya incorpora discapacitados, adultos mayores y hasta los que se denominan “niños de bajo peso”. “O sea que al primer síntoma de desnutrición que es captado por Salud Pública, las trabajadoras sociales o promotores de salud, el niño es incluido en el programa”, agregó.
En ese marco señaló que hay casi 11 mil familias incluidas en el programa que reciben todos los meses para el niño desnutrido, el discapacitado o el adulto mayor, cuatro kilos de leche en polvo, una bolsa de frutas y verduras de estación de las ferias francas una vez por semana y la tarjeta magnética cargada con alimentos. “Esa tarjeta se va reclasificando y tiene fecha de vencimiento. Estos días se renovaron cerca de tres mil tarjetas. Con ella adquieren alimentos como yogurt, manteca, algún pedacito de queso o alguna carne en especial indicada por el pediatra”, detalló.
Asimismo destacó que alrededor de 150 mil beneficiarios reciben la Asignación Universal por Hijo gracias a la cual muchísimas familias muy humildes tienen un piso de protección social. “Además, nuestros equipos están capacitando a la gente entre dos y tres veces por semana en todos los pueblos sobre nutrición y valores higiénico-dietéticos para enseñar cómo hay que cocinar, qué alimentos tienen ciertos nutrientes, entre otras cosas”, aseguró.
En esa línea, Soria Vieta consideró que hambre por falta de alimento no puede haber en Misiones porque los recursos están a disposición y que si hay es posible que tenga más que ver con una “cuestión cultural de un espíritu abandónico respecto a los chicos”. “Esto puede ocurrir porque hay casos –aunque pocos- en donde hay casi que obligar a las mamás a que lleven a los chicos al médico… Si hay un niño que pasa hambre, realmente detrás de ello debe haber una gran complicidad de los adultos que le rodean. Lo digo con toda sinceridad porque están los programas, está el de recuperación nutricional, está el sistema sanitario y los niños ingresan por cualquiera de esas puertas”, explicó.
Por otra parte, el ministro indicó que en Misiones se producen alrededor de 25 y 26 mil partos anuales y que dentro de ese grupo, los partos prematuros generalmente traen bebés con bajo peso. “Eso cuesta mucho recuperar. Ese ya es un desnutrido, entonces comienza una gran tarea, se lo incorpora al programa. Se les da verdura, y todo lo demás porque el enfoque es hacia la familia. Cuando se abre una caja de leche no solo toma el desnutrido, por eso son cuatro kilos por mes, sino toda la familia… Además, a veces los niños desnutridos sufren patologías y cuesta ir recuperándolos”.
Por último señaló que cuando comenzó el programa había meses que hasta más de 300 familias ingresaban al programa y ahora, en cambio, ingresa un promedio mensual de entre 80 y 100 familias. “Entre estas entran los partos prematuros, los discapacitados, los adultos mayores que por alguna patología caen en un estado de desnutrición. ¿Y por qué no se van del programa? Porque el programa se ha transformado en un programa de protección social. Porque un chico que por ahí se recuperó y salió del estado de desnutrición, llega el verano y por el calor, o el agua contaminada se enferma, tiene gran propensión a volver a caer en ese estado de desnutrición con un bajo peso de acuerdo a la edad y a la talla que tienen, por eso permanece en el programa”, fundamentó finalmente.
(LT4 – Red Ciudadana)
