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Carta del obispo Martínez: «Familia y maternidad»

 

“Familia y maternidad”

Homilía monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
para el XXIX  domingo durante el año
(19 de octubre 2014)

 

Durante este mes de octubre en nuestra Diócesis estamos celebrando “el mes de la Familia”, una práctica que venimos realizando desde hace algunos años. Es muy importante contextualizar la especial acentuación que queremos dar a un tema que de por si es fundamental desde toda perspectiva: humana, social, cultural…también desde lo religioso. En la Diócesis, en nuestro primer Sínodo Diocesano, dicho tema fue elegido por el Pueblo de Dios, y considerado como una de las cinco “orientaciones pastorales” a trabajar especialmente durante estos años en la misión evangelizadora de la Iglesia. Este domingo he querido reflexionar sobre este tema considerando que hoy en nuestra Patria celebramos el día de “la madre”, manifestando así la profunda valoración que el Pueblo tiene por la maternidad.

Lamentablemente si miramos algunos ambientes más ligados a distintas formas de “poder” que al pueblo, percibimos un desprecio insólito por la maternidad, se la ve como un problema, y no como un “don de Dios”.  Esta mirada negativa sobre la maternidad daña la misma dignidad humana.

Se percibe que desde ciertos medios de comunicación y sectores “supuestamente progresistas” se promueven contradictoriamente legislaciones que responden a presiones de organismos internacionales eminentemente capitalistas, y que  en general  tratan de enfrentar los “derechos de la mujer” con los “derechos del niño por nacer” ridiculizando  el valor de la familia, que hacen ver signos turbios que van contra los “derechos humanos” y contra la “dignidad de la persona”.

Hoy queremos celebrar la maternidad y la familia, la maravillosa capacidad dada por Dios a la mujer y al varón de procrear, y el don de ser madres que siempre dignifica a una mujer. Queremos rezar por nuestras madres, por las que están aún junto a nosotros, y por las que ya partieron a la casa de nuestro Padre Dios.

Nos alegra que en estos días la Iglesia ha rezado y reflexionado sobre el tema de la familia en “el Sínodo”, que con el aporte de las conferencia episcopales  de todo el mundo busca caminos para evangelizar en este inicio del siglo XXI.

En este domingo quiero proponer algunos textos que nos aporta el documento de Aparecida que empieza en el capítulo IX, con el título “familia, personas y vida”. El mismo nos dice: “No podemos detenernos aquí a analizar todas las cuestiones que integran la actividad pastoral de la Iglesia, ni podemos proponer proyectos acabados o líneas de acción exhaustivas. Sólo nos detendremos a mencionar algunas cuestiones que han alcanzado particular relevancia en los últimos tiempos, para que, posteriormente, las Conferencias Episcopales y otros organismos locales avancen en consideraciones más amplias, concretas, y adaptadas a las necesidades del propio territorio.

La familia es uno de los tesoros más importantes de los pueblos latinoamericanos y caribeños, y es patrimonio de la humanidad entera. En nuestros países, una parte importante de la población está afectada por difíciles condiciones de vida que amenazan directamente la institución familiar. En nuestra condición de discípulos y misioneros de Jesucristo, estamos llamados a trabajar para que esta situación sea transformada, y la familia asuma su ser y su misión en el ámbito de la sociedad y de la Iglesia.

Dado que la familia es el valor más querido por nuestros pueblos, creemos que debe asumirse la preocupación por ella como uno de los ejes transversales de toda la acción evangelizadora de la Iglesia. En toda diócesis se requiere una pastoral familiar “intensa y vigorosa” para proclamar el evangelio de la familia, promover la cultura de la vida, y trabajar para que los derechos de las familias sean reconocidos y respetados.

 

En la Diócesis durante este año se han tomado diversas iniciativas en  favor de la familia, la maternidad y la vida, especialmente llevadas adelante por el Secretariado para la familia y otros organismos. Como Obispo los animo a todos a sentirse responsables y protagonistas; como cristianos y ciudadanos es necesario asumir estos temas vitales en la acción evangelizadora y humanizadora de la Iglesia.

 

Les envío un saludo cercano y hasta el próximo domingo.

 

Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posada

 

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