Caso Mercol: Ruiz y Cantallops fueron condenados a cuatro años de prisión efectiva

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El juez César Raúl Jiménez condenó a Diego Cantallops y a Sebastián Ruiz a cuatro años de prisión de cumplimiento efectivo por la muerte de Iván Andrés Mercol (22), ocurrida tras una pelea en el boliche en Power el 19 de marzo de 2006.
Calificó el caso como un «homicidio en riña o agresión» (artículo 95 del Código Penal argentino). Aclaró que el castigo se cumplirá cuando la pena quede firme, luego de declarar inconstitucional el artículo 507 del Código Procesal Penal de la provincia. Les prohibió salir del país a los sentenciados y dispuso que mensualmente deberán reportarse ante la comisaría más cercana a su domicilio.
Cuando se conoció el fallo hubo aplausos en la sala de debates del subsuelo del Palacio de Justicia. Cristina y Mauricio Mercol, padres de la víctima, estallaron en llanto una vez que acabó la lectura del veredicto. Se fundieron en un abrazo interminable con la fiscal Yolanda Mazal, quien había solicitado en su alegato el cambio de calificación, con el que finalmente coincidió Jiménez.
Una de las hermanas de Iván se descompensó y tuvo que ser asistida por los paramédicos que estaban apostados en el recinto.
El miércoles de la semana que viene se difundirán los fundamentos de la sentencia. Así lo estableció el magistrado.
«Damos por terminada esta lucha que tuvimos durante tantos años. Hoy se corta la prescripción de la causa. Eso, al margen de la sentencia, da tiempo para que en las instancias superiores se analice el fallo», indicó muy emocionado Mauricio Mercol.

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Consultado sobre las palabras de Sebastián Ruiz quien afirmó antes de conocer su sentencia que no se sentía responsable de la muerte de Iván, respondió: “lo de Ruiz hasta parece psiquiátrico. Se largó a decir que perdonaba a todo el mundo, no lo entendí. Yo en su lugar hubiera pedido clemencia”.

Los condenados salieron rápidamente de la sala de audiencias con custodia policial.
«Esto estaba dentro de lo posible. Sí me sorprendió la figura del homicidio en riña, que no comparto. De todos modos, celebro jurídicamente la decisión del juez de que hasta que no haya sentencia firme no serán encarcelados», opinó por su parte el abogado de Ruiz, Hugo Zapana.
«Tengo que ver en qué se funda la condena. No compartimos para nada el veredicto», apuntó José Luis Rey, defensor de Cantallops.
La jornada había empezado pasadas las 9.15. Antes de darles a los imputados la posibilidad de que digan sus últimas palabras antes del fallo, el magistrado sostuvo: «La Justicia tiene todavía una deuda con la sociedad, que es la tardanza, la lentitud».
También pidió a los a los jóvenes «que salgan a divertirse con libertad» y les advirtió que el «alcohol esclaviza». Finalmente sostuvo que sentía «autonomía intelectual y tranquilidad espiritual» para dictar el fallo.
Luego habló el acusado Sebastián Ruiz. «En ningún momento me sentí culpable del fallecimiento de Iván. Quiero hablar de las 1292 horas que estuvimos detenidos con Diego. No veíamos el sol, estábamos con desconocidos, teníamos solo dos días de visita por semana», indicó.
Dijo que en la cárcel «cada minuto es una eternidad. Sufrimos mucho. Miraba los ojos de mis padres, de mis familiares, y pensaba: ‘No son ningún delincuente para estar acá’.
Después afirmó que «los forenses Galuppo y Raffo informaron que la muerte de Mercol no fue por los golpes sino por desnucamiento».
“Quiero perdonar a las personas que me acusaron durante estos ocho años. En las calles, en la facultad, en las publicaciones masivas por Internet. Me han injuriado mucho”, afirmó, mientras cosechaba gestos de reprobación de muchos de los presentes en la sala.
«También quiero perdonar a la fiscal. Una condena supondría una separación de mi familia que he armado en estos años”, dijo.
“Nunca fui especialista en artes marciales. Hoy soy un instrumento de Dios”, añadió el joven, que hoy es médico y se desempeña en el hospital de Comandante Andresito.
Trascendió que el propio abogado de Ruiz le había pedido que no dijera lo que finalmente expresó.
El otro imputado, Diego Cantallops, optó por no decir nada.

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