Se profundiza la interna radical por la política de alianzas

El ucerreísmo votó dividido en la sanción del presupuesto anual de la Cámara de Representantes de la Provincia. Por un lado los diputados Walter Molina, Gustavo González y Germán Bordón votaron en contra, por el otro Hugo Escalada, María Losada y Mario Pegoraro votaron a favor.  El hecho pasó casi desapercibido quizá porque fue alrededor de las 2:00 del viernes en la sesión en que se sancionaron también los presupuestos de la administración central y del Poder Judicial.

Es la primera vez desde 1983 que diputados votan en contra del presupuesto de su propio cuerpo, llevando a un extremo la especulación mediática y el posicionamiento electoral.

Los tres ucerreístas que votaron negativamente fueron arrastrados por el único diputado del macrismo que tiene la provincia, Alfredo Schiavoni que, por estrategia de campaña diseñada en Buenos Aires, se opone abiertamente a todas las iniciativas de la Renovación. Aunque pobre de fundamentos -se quejó de que no tiene auto gratis- logró politizar el trámite meramente administrativo de sancionar el presupuesto del Parlamento.

La imposición de Schiavoni a los tres ucerreístas, logró condicionar la toma de decisiones al interior de la UCR en complicidad con los jefes partidarios.

 

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Ese mismo día, precisamente, el sector oficial del partido tenía en la agenda la reunión para la foto en un seminario  con los referentes nacionales del PRO con los integrantes de la fórmula consagrada en las elecciones internas de la UCR. En el encuentro, hubo consenso en que “el próximo gobierno nacional debería garantizar la seguridad jurídica para dar previsibilidad y atraer inversores externos”. Como corolario del fluido seminario, quedó la puerta abierta y a criterio de los dirigentes de trasladar estas inquietudes a una propuesta electoral, como planteó el diputado provincial Alfredo Schiavoni y hasta, para establecer similares encuentros que de volver a producirse representarían otro serio acercamiento entre el PRO y el radicalismo en la región”.

Más claramente: la conformación de una alianza de recuperación de las políticas neoliberales.

Pero volviendo a la casi madrugada del viernes 10, todos los diputados de la UCR habían decidido votar positivamente el presupuesto, en un trámite casi formal. Incluso así llegó a adelantarlo el presidente del bloque. La negativa de Schiavoni, despertó inesperadamente y para sorpresas de propios y extraños la intolerancia del diputado renovador, Pocho Nemeth, quién bramó desde su banca: “No los necesitamos para votar el presupuesto”.  Fue la excusa para que Molina promueva cambiar el voto a negativo, pretendiendo incluso arrastrar en el simulacro de enojo a todas las oposiciones.

Sin consultar con los otros integrantes del bloque anunció el voto en contra de todos. Fue la gota que colmó el vaso. Los diputados Escalda y Losada no toleraron el manejo autoritario e inconsulto. Lo explicitaron en el recinto cuando argumentaron que ningún exabrupto como el de Nemeth debería hacer cambiar un voto basado en convicciones y que la decisión del bloque se toma en conjunto.

Las justificaciones derivaron después en un fuerte cruce entre el diputado González y Cacho Bárbaro. El candidato del ucerreísmo volvió con sus argumentos salariales y pretendió dictar lecciones de moral a sus pares. Explicó que por eso había blanqueado públicamente lo que ganaba un diputado.

Bárbaro refutó su pretensión de estar desocultando algo oculto y al recordar que desde hace más de ocho años que tiene blanqueado su salario ante los misioneros.

El dato contrastante de la noche madrugada fue la reacción a tiempo de las otras oposiciones que no se dejaron acarrear por el acuerdo PRO-UCR.

 

Se quiebra y se dobla

Pero hay algo mucho más profundo que el narciso de dos diputados en la división que se puso de manifiesto en el voto por el presupuesto de la Cámara.

Como en el orden nacional, hay una diferencia ideológica en el quiebre, o siguiendo el folclore partidario, en la acción de doblarse.

La foto entre Gerardo Morales y Massa sumó un nuevo conflicto al debate sobre la estrategia electoral de cara al 2015 al interior de la UCR.  Hasta entonces, el debate entre la dirigencia, introducido por Elisa Carrió, se reducía a Macri sí o no.

El efecto Lilita-Mauricio paralizó al FAUNEN, que lejos de cumplir con las  expectativas iniciales de instalarse como la principal alternativa para reemplazar a cualquier frente con ingredientes peronistas en las presidenciales de 2015, sólo logró hacer crecer la instalación del jefe porteño.

¿Por qué es tan endeble la alianza que consagró senadores y diputados el año pasado para constituirse en la segunda fuerza electoral? Quizá en la ambigüedad del acta fundacional del frente se encuentre una explicación. Con tal de sumar todo, lo bueno y lo malo, se permitió todo tipo de especulaciones por parte de sus propios dirigentes, como también por sus eventuales socios o aliados.

Lo concreto es que ahora el  conflicto alrededor del tema dejó al frente al borde de la ruptura en más de una ocasión.

La libertad dada a cada distrito de formalizar el frente que le convenga, dobla y quiebra la fuerte identidad del radicalismo. Con Massa en Jujuy, con Macri en Córdoba, con Binner en Santa Fe, y ahora con Scioli en Buenos Aires, lo que está conformando es una confederación de alianzas provinciales, que insoslayablemente daña las posibilidades del candidato a presidente.

 

No pasarán

Algo de esto salió a la superficie en el parlamento misionero. Tres diputados de un lado, tres del otro y con discusiones públicas, develan la existencia de cosmovisiones diferentes.

El poder de la UCR   que expresa el aparato, que sigue manejando Ricardo Barrios Arrechea, viene poniendo de manifiesto un retorno al neoliberalismo. No es casual que el think thank del partido se haya trasferido a la Fundación Naumann, la organización política alemana que invierte recursos para promover el pensamiento del liberalismo y la economía de mercado. La Naumann subvenciona a la Fundación Plácido Nosiglia que maneja el ex gobernador desde antes de los 90.

Este giro que contrasta con los postulados del gobierno entre 1983 y 1987, aceita los encuentros de cúpulas con los representantes del poder económico y sus agentes en la política.

El círculo rojo, diría el propio Macri cuando despechado denunció el lobby de las grandes corporaciones, los medios hegemónicos, periodistas y empresarios, que después de las elecciones de 2013 corrieron su apoyo a Massa.

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Si uno lee los labios de la dirigencia del aparato local y de la fórmula, su intención es armar en 2015 un frente con el macrismo y el puertismo.

Para formalizar cualquier frente, la UCR necesita el aval de los dos tercios de la Convención. Y los números no le dan. Por ese motivo, y lejos de las convicciones republicanistas y transparentes con las que se enmascaran en los debate públicos, entre gallos y medianoche convocaron a elecciones sólo de convencionales violando las normas de la Carta Orgánica y el pronunciamiento de agosto pasado.

Por supuesto que un amparo en la Justicia fue la reacción de las otras agrupaciones que ya fueron avasalladas en esas últimas internas con el manejo discrecional de la Junta Electoral. Si no, que le pregunten al joven Fonseca, que de un plumazo en las mesas del comité central perdió votos para retroceder en la lista de candidatos a diputados provinciales y dejar lugar a protegidos del aparato.

El poder autocrático con el que se maneja la UCR de Misiones no hace predecible el final de la embestida por la Convención.

Pero la lucha central se dará en el campo de la política.

El aparato intentará el frente con el macrismo y puertismo a toda costa. El argumento estará dado en la construcción mediática de reclamos ciudadanos de juntarse de cualquier manera para desplazar a la Renovación.

Se sumará a esta iniciativa, la desesperación de Luis Pastori de bajarse de la fórmula. En realidad fue un candidato testimonial en fragrante doble discurso, de criticar a los otros lo que después se hace cuando se tiene poder. Pastori, que ve la foto del 2013 y no la película, ya se siente intendente de Posadas.

Del otro lado, la parte del radicalismo que no giró a la derecha. Los que resisten a pesar del ya consagrado manejo autocrático de las decisiones que se toman en el partido en abierta contradicción con el espíritu democrático que, después pretenden exhibir para condenar cualquier iniciativa de la Renovación o el kirchnerismo.

La posición de estas agrupaciones pasa más bien por consolidar la recuperación del partido. Observan que desde la decisión de presentarse en las elecciones como UCR, lisa y llanamente, el electorado fue apoyando a los candidatos, más allá de sus individualidades.  Entienden que en esa recuperación de confianza subyace la identificación con la significación política del radicalismo.

 

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Pero más allá de la lucha de ideas planteada por un lado y  la lucha descarnada por el poder planteada desde el aparato, la formalización de alianzas tendrá un inconveniente fáctico. La UCR ya consagró sus candidatos. Hay un pronunciamiento que con fraude o sin fraude, ya fue avalado por el partido.  ¿Quién se bajará de la lista para dejarle lugar a un puertista o un schiavonista? Además, ¿Se sumará el socialismo al frente con la derecha?

 

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