Cócteles con yerba mate son furor en Buenos Aires

En el mediodía de un miércoles soleado, tres bartenders del Centro Internacional de Coctelería pican hielos, desgranan gajos de mandarina, cortan limones, naranjas, kiwis, peras. Por momentos, la licuadora apaga todos los demás sonidos. Tampoco faltan sobre la barra las plantas de menta y de romero. Hay jengibre rallado en una compotera. Ellos se preparan para presentar cuatro tragos que crearon inspirándose en la yerba tradicional y en otras saborizadas como principal insumo.

El aire primaveral ayuda en una degustación de cócteles que recuerdan el sabor del típico mate, aunque con la cuota refrescante de los jugos naturales. Así, la infusión más popular de la Argentina, empieza a encontrar esta variante para beberse en vasos cortos para whisky o en frascos de mermelada, con o sin sorbete. Si bien las versiones propuestas esta mañana son sin alcohol, los jóvenes expertos se animan con recomendaciones para sumarle un toque fuerte a quienes gusten.

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La idea de crear cócteles con yerba mate surgió a principio de este año, cuando en la empresaCBSé empezaron a pensar en variantes del mate. Lanzaron al mercado las versiones frutos del bosque, del valle y tropicales y se las acercaron a los expertos en tragos para que crearan lo suyo. A mediados de este año surgieron estas combinaciones que ahora presentan y que proponen con maridajes para realzar ciertos sabores.

De camisa blanca, corbata negra y tiradores al tono, el primero en tomar la palabra es Pablo Zitarrosa, un bartender de 21 años, que se animó a diseñar este trago particular. Primero el hielo picado en la base, luego las mandarinas, un toque de granadina y la yerba mate sabor a frutos del bosque preparada y fría. El toque final, una ramita de romero y algunos arándanos. «Mi idea es que se tome sin sorbete, para que se perciban mejor los olores», recomienda. E invita a probar el trago que sabe a yerba mate, pero en medio de una mixtura refrescante que no se parece a los cócteles conocidos.

Se arma una especie de ronda entre los invitados. Cada uno prueba el trago y mira al otro como preguntando qué tal le sabe a él. Se intercambian impresiones. La ingeniera agrónoma Josefina Armendares, experta en cata de yerba mate, una de las presentes en la degustación mete unos bocadillos sobre las propiedades medicinales, nutritivas y estimulantes de esta infusión. «Estos tragos son nuevos para mí. Quiero probar, claro», le dice, después, al mozo. Ella prueba y recomienda algo dulce para acompañar.

 

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En minutos empiezan los comentarios. «En el mundo acelerado, el mate nos permite frenar. Es slow total», comenta una de las asistentes a la degustación, ya con el primer trago en la mano. «Es que no podés tomar mate a las apuradas. Al menos tenés que detenerte un ratito a prepararlo», acota otra. «Te obliga a frenar, es cierto», dice uno de los varones que se acercó al centro de coctelería a degustar una especie de mate diferente.

«Perdón que interrumpa la charla. Sé que se presta para conversar, pero…», dice, amable Sebastián Alderete, el más experimentado de los bartender presentes. Tiene 30 años y cosechó premios internacionales con sus «diseños». Viste camisa y pantalón negros; un moñito rayado en tonos oscuros completa el look impecable. «Me gustaría presentar mi trago», agrega. Y se lo ve manipular hielos, kiwis, peras y laminillas de jengibre. Le agrega algo de azúcar y completa con yerba mate con sabor a frutos del valle.

De nuevo se ponen a circular los vasos. «¿Es la sofisticación del tereré, no?», lanza una de las presentes, ya con su cóctel en mano. «Aprovechemos los maridajes», apunta la directora de CBSé, Sol Orquera. «Estos tragos son muy poco calóricos así que podemos darnos el gusto de sumar algunas calorías para acompañar», agrega una de las señoras que, de la bandeja, elige unas frutas secas.

Primero aparece el amargor de la yerba, luego ganan presencia las notas frutales y los aromas especiados. En el final, Emiliano Armesto, presente su creación. Con un mortero machaca gajos de mandarina, naranja y limón en la base; le agrega una cucharada de miel. Luego el hielo triturado. Entonces sí, completa con yerba sabor frutos tropicales. Entonces, da a probar.

«Como éste es bien ácido podría ir bien con jamón crudo», propone la ingeniera agrónoma. «¿Se le puede poner un toque de alcohol?», pregunta una mujer. Los bartenders asienten y sugieren un alcohol tipo vodka, ron o gin. Ofrecen un trago más, con yerba clásica, y fin de fiesta.

Por Por Verónica Dema, diario La Nación.

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