Dobrusin: «El turismo es una herramienta de conservación» en Cataratas

En el marco de la celebración por los 80 años del  Parque Nacional Iguazú, el ministro de Turismo de Misiones, Sergio Dobrusin, destacó  que “cuando se piensa en cómo conservar el área nacional, en lo primero que se piensa es en el turismo como una herramienta de conservación”.

El Parque Nacional cuenta con 67.720 hectáreas y tiene el objetivo de preservar las majestuosas Cataratas del Iguazú, uno de los fenómenos naturales más importantes del mundo, así como la biodiversidad que la rodea.

En 1984 el Parque Nacional Iguazú fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) para la preservación y difusión universal de su importancia natural y cultural excepcional  para la herencia común de la humanidad.

El 11 de noviembre de 2011 las Cataratas del Iguazú fueron seleccionadas como una de las 7 Maravillas Naturales del Mundo, luego de una votación global de las que participaron cientos de millones de habitantes del planeta organizada por la fundación suiza New 7 Wonders. Los otros seis lugares del mundo con esa calificación son el Amazonas, en Sudamérica; la Bahía de Ha Long en Vietnam; la isla de Jeju en Corea del Sur; el Río Subterráneo de Puerto Princesa, en Filipinas; el Parque Nacional indonesio de Komodo y la Montaña de la Mesa, en Sudáfrica.

“El 11 de noviembre del 2011 la imagen de las Cataratas dio la vuelta al mundo. El desafío es transformar eso en más trabajo, en más turismo y en más conservación para todos, esa es una meta que hay que cumplir y ojalá que dentro de algunos años ese equilibrio entre la conservación y el turismo, esté presente”, manifestó Dobrusin.

Por otro lado, en el año 2013, nuevamente la UNESCO galardonó al Parque Nacional Iguazú como Valor Universal Excepcional, al tratarse de un territorio de importancia cultural y natural tan extraordinaria que trasciende las fronteras nacionales y cobra importancia para las generaciones presentes y venideras de toda la humanidad”.

 

La historia

El río Iguazú, que significa en guaraní “agua grande”, desemboca en el Paraná y corre con una anchura de 1.500 metros, salpicando islas e islotes para desembocar en un barranco de lava formado hace 120 millones de años.

Gregorio Lezama fue el primer propietario de estas tierras y, por considerarlas de escaso valor, las vendió en un remate público cuyo anuncio rezaba  “bloque de selva que linda con varios saltos de agua”.

Su siguiente dueño, Domingo Ayarragaray, lo promovió parcialmente, colocando un hotel y caminos para que los visitantes pudieran ver los saltos y explotó el tesoro maderero del lugar hasta que fue adquirido por el gobierno del Presidente Hipólito Yrigoyen.

Luego de esta incorporación al patrimonio nacional, el 9 de octubre de 1934 fue declarado Parque Nacional a  través de la Ley 12.103.

El Parque Nacional Iguazú conserva una muestra de la eco-región de la selva paranaense, también denominada Bosque Atlántico del Alto Paraná, que es la de mayor biodiversidad del país

El clima es tropical serrano con estación seca. Las temperaturas medias van de los 24ºC en verano a los 14ºC en invierno. Las precipitaciones son de 1800 milímetros anuales, concentrados en la estación de verano

Su exuberante selva abunda en lianas, epifitas y helechos. En distintos sitios presenta diferentes tipos de composiciones, con predominancia de determinadas especies, como el bosque de palmito y palo rosa, árbol gigante de la selva con cerca de 40 metros de altura) o el de laurel y guatambú.

Además, la selva de ribera se encuentra en los márgenes de cuerpos de agua. Los distintos estratos de la selva ofrecen diferentes opciones a la variadísima fauna que habita este Parque.

Monos caí, coatíes, ardillas serelepes, tucanes, variedad de coloridos fruteros, ruidosas urracas y hasta algún margay, pueden observarnos desde lo alto o a media altura, en sus árboles.

En el suelo podemos descubrir agutíes, cuises, corzuelas, zorros de monte, lagarto overo y, por sus huellas, es posible adivinar la presencia del yaguareté.

En el agua algún yacaré, el aninga o biguá cuello de víbora y tortugas de agua, junto a numerosos peces son presencias habituales. Desde el cielo, jotes y enjambres de vencejos de cascada (este último emblemático del área protegida) son infaltables actores de un concierto alado por demás llamativo.

La mención de especies sería interminable. Pensemos que solamente para el caso de las aves, se detectaron en el parque 450 especies.

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