Más de cien familias inundadas iniciaron toma pacífica de viviendas inhabitadas en Posadas

Son afectados por las inundaciones del barrio Vecinos Unidos, de Posadas. Se trasladaron con sus pertenencias a las galerías techadas de las viviendas ubicadas en San Isidro. Reclaman relocalización urgente, porque no pueden volver a sus casillas por el desborde de las aguas.

Más de cien chicos, entre ellos varios con enfermedades respiratorias y discapacidades, viven desde ayer bajo las galerías techadas de las viviendas de un barrio construido por la Entidad Binacional Yacyretá en la zona de San Isidro, el que se encuentra en estado de abandono y deshabitado. Protegidas sus pocas pertenencias por plásticos negros y mantas que los resguardan de la lluvia y el viento, las familias decidieron una toma pacífica de las viviendas sin ingresar a las mismas para evitar ser acusados de intrusión. La toma comenzó en la noche del domingo 5 de octubre, después de cuatro días de permanecer en la ruta nacional 12 con un corte de la arteria en reclamo de la adeudada relocalización. El nuevo temporal de lluvias que azota a la región fue el detonante de la decisión, ya que no pueden volver a las precarias casillas porque el arroyo que surca el asentamiento se desborda cada vez que llueve, y el agua prácticamente los dejó sin nada. Ahora, instalados en las galerías de los frentes de las casas, esperan que se avance en la solución habitacional prometida hace cuatro años.

“Caen dos gotas y mi hija se larga a llorar porque el arroyo crece y en mi casa entra un metro de agua. Tengo que poner a los chicos arriba de la cucheta o el ropero hasta que el agua baje. Perdemos todo, el agua viene con fuerza y nos da miedo que los arrastre el arroyo”, contó una de las vecinas del barrio Vecinos Unidos, mamá de seis menores, que ayer decidió intervenir de lleno en la toma pacífica de las viviendas. Sus hijos duermen desde anoche en los pocos colchones que pudieron rescatar de la última crecida y secan las ropas con un brasero. El hule negro los protege de la lluvia, pero según su testimonio, “esto es un palacio al lado de lo que nos quedó allá en el barrio”.

La toma simbólica de las viviendas de la EBY que se encontraban deshabitadas “fue la única alternativa que nos quedó porque no podíamos seguir en la ruta con los chicos. Aguantamos cuatro días y tampoco podemos volver a las casillas porque el agua socavó el borde del arroyo y las casitas quedaron colgando sobre el cauce”, explicó José Kunz, uno de los integrantes de la Asociación proviviendas que integraron los vecinos para formalizar las negociaciones con los organismos responsables.

Entre las familias, la mayor preocupación se genera por la salud de varios de los bebés que ahora viven bajo las galerías, porque muchos están con broncoespasmos y con las ropas húmedas, y con escasa comida. Ayer, gracias a la colaboración de los demás vecinos de San Isidro, consiguieron agua potable para cocinar, aunque no tienen baños porque decidieron no ingresar a las viviendas para que no se desvirtúe el reclamo ni se criminalice la protesta.

El barrio Vecinos Unidos se ubica entre el complejo habitacional A-3-2 y el barrio 6 de septiembre, y por uno de sus costados pasa la nueva costanera del acceso Sur y el arroyo Zaimán. Parte de las ocho hectáreas en las que viven más de 300 familias con 900 niños, pertenece a la Municipalidad de Posadas; el resto pertenece al estado provincial y a la EBY. La municipalidad avanzó en una desafectación de sus hectáreas para regularizar la situación dominial, pero el hacinamiento de las casillas retrasó la posibilidad de subdividir los terrenos con casitas que se ubican una al lado de la otra. Por ello, la solución prometida fue la relocalización de cien familias y la urbanización del resto del asentamiento que se creó hace 14 años, pero hasta la fecha no se efectivizó. Las últimas inundaciones a raíz de la crecida del arroyo y del ingreso de agua del río por sobre la costanera, dejó a las familias en un estado desesperante. “El agua llega, entra, rompe todo, lleva todo, salvamos lo que podemos pero cada dos meses empezamos de cero. Cuando el agua baja, lo que queda es materia fecal de las letrinas. Es imposible volver, los chicos están enfermos” coincidieron.

Hoy una comitiva de los ocupantes intentará mantener una entrevista con algún defensor de menores para que se proteja la integridad de los muchos chicos en esta situación, también temiendo un desalojo compulsivo. “Nuestra prioridad son los chicos, las casas están llenas de materia fecal después del desborde y no quedó prácticamente nada. Si nos desalojan de acá, nos largan con los chicos a la intemperie porque no hay donde volver. Necesitamos la respuesta y esta vez es urgente”, coincidieron. A la vez, resaltaron que «no estamos en contra de nadie, necesitamos respuestas. No queremos intrusar ni ocupar terrenos ajenos porque no somos delincuentes, pero tampoco tenemos un organismo en el cual podamos anotarnos para un plan de viviendas. Necesitamos ayuda», finalizaron.

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