Gracias al trabajo Interinstitucional entre el Hogar y el Centro Integral Municipal, la mujer y sus pequeños reciben contención hace ocho meses.
María tiene 28 años, pero aparenta muchos más. Fue víctima de la violencia de su ex marido durante muchos años, hasta que un día dijo basta. El límite fue cuando el hombre intentó golpear al más pequeño de sus cinco hijos, que recién había cumplido su primer añito.
Muchas veces había pensado en enfrentar el problema, pero hasta hace ocho meses no se animaba. El miedo la había paralizado en diversas oportunidades, y a pesar de los golpes, de casi ser asfixiada por su ex marido, seguía soportando esa situación. Hasta el día en que temió por la vida de sus hijos. Esa mañana esperó que el hombre saliera y fue con los cuatro niños más pequeños a la Comisaría de la Mujer, donde realizó una denuncia y pidió ayuda.
María no tenía adónde ir. Entonces le indicaron que se acercara al Centro de Atención Integral Municipal, donde la contuvieron. Vivió allí varios meses y la ayudaron para que sus hijos concurrieran también al Hogar de Día- dependiente de la Subsecretaría de Atención Integral Comunitaria de la Niñez, Adolescencia y Familia-.
Los niños ahora participan de los talleres del Hogar y reciben contención y ayuda con las tareas de la escuela. El más pequeño concurre a la sala de niños para menores de cinco años.
La mirada de María se pierde en los malos recuerdos, los que quisiera conjurar. Se le escapa una lágrima, pero enseguida sonríe, para borrarla. Piensa en el futuro y el bienestar de sus hijos: los varones de 2 y 12 años y sus tres nenas de 4, 6 y 9.
“Para mí todo esto es una gran ayuda, aunque sigo trabajando, ellos se quedan todo el día acá (por el Hogar de Día). Yo los traigo a la mañana tempranito y cerca de las 5 de la tarde los vengo a buscar. Desde acá se van a la escuela y todo”, detalló mientras acompañaba al más chico a su sala.
El jueves de la semana pasada la mujer pasó la mañana en el Hogar, compartió el festejo por el Día de la Primavera. Con su equipo de mate en mano, contó que percibe la Asignación Universal, pero que además por las tardes trabaja en una casa de familia para sumar ingresos a su nuevo hogar, lejos de los golpes y el maltrato.
“Ahora me están ayudando con mi casa”, agregó María, contenta de poder tener un techo para ella y sus niños en la zona sur de Posadas.
Desde el Hogar, en tanto, destacan el trabajo interinstitucional con la Municipalidad, que permite una tarea conjunta para la atención y seguimiento del caso de María. En este sentido, se generaron circuitos de contención en el marco de los procesos de articulación, con el fin de atender la demanda de la población más vulnerable.
Los primeros meses los niños de María también transmitían la violencia de la cual habían sido víctimas. Pero los profesionales, con amor y paciencia, hoy ya destacan los logros y cómo mejoraron su comportamiento.
“La verdad que estoy contenta, pero hay días que me da miedo a que él (por su ex marido) salga y vuelva buscarme, porque ahora está detenido por otras causas con la Justicia. Pero por suerte ahora tengo gente que me ayuda, me conoce”, agregó María.
Para ella y sus hijos quienes le tendieron una mano no solo les dieron ayuda, sino que les salvaron la vida y le permiten volver a soñar con un futuro aún mejor.
