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Reflexión dominical del pastor Decena: Tenemos derecho a ser sanos

Cuando aceptamos a Jesús en nuestro corazón y somos hijos de Dios, cuando nos ponemos bajo el pacto que hizo Jesús en la cruz, entonces entramos en la posesión de un derecho que nos dio el Señor y es que por sus llagas somos sanados! La Biblia dice en 1ª Pedro 2:24 «Por sus heridas ustedes han sido sanados», fue el sacrificio de Cristo el que nos dá derechos a ser sanos por Él. Lo dijo Isaías mucho antes que Jesús naciera, y lo dijo Pedro después de su muerte.

Hechos 10:38 Vosotros sabéis cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder, el cual anduvo haciendo bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con El.

Somos hijos de Dios y por lo tanto tenemos derechos, uno de esos derechos es que el Padre nos sane. Con ese pensamiento podemos cumplir el pedido de Dios de acercarnos confiadamente al trono de la gracia, y hay tres evidencias que hablan de este derecho para que lo reclamemos:

1. Por su compasión.

Mateo 20:29 Al salir ellos de Jericó, le seguía una gran multitud.

Mat 20:30 Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!

Mat 20:31 Y la gente les reprendió para que callasen; pero ellos clamaban más, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!

Mat 20:32 Y deteniéndose Jesús, los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga?

Mat 20:33 Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.

Mat 20:34 Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista; y le siguieron.

El compadecido de los ciegos los sanó. Él se duele del sufrimiento de la gente pero debemos destacar algo, hay leyes espirituales que deben cumplirse. Es como si nosotros sintamos compasión por una persona que está en la cárcel, pero hay leyes que se deben cumplir, y así pasa con mucha gente, que no creen que Jesús les puede sanar, no van verdaderamente a Jesús para poder ser sanos. Hay otros que le reprochan a Dios por no tener compasión y van al curandero, o a otras personas que han muerto, siendo que está totalmente prohibido por la Biblia tratar con los muertos o curanderos. Van a lugares que tienen prácticas contrarias a la Palabra de Dios invocando a demonios y acrecentando más su confusión. Hay que ir a Jesús y a nadie más!, Él tendrá compasión del enfermo.

La compasión de Jesús era la marca distintiva del ministerio de Jesús, y el Señor mandó a sus discípulos a hacer lo mismo, nunca mandó a predicar solamente, sino a orar por los enfermos, por lo tanto debemos hacerlo en cada reunión en cada oportunidad que tengamos sabiendo que Él hará milagros a través de nuestra oración.

2. Por su pacto.

Dios prometió y cumplirá:

Isaías 53:4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.

Isaías 53:5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga (por sus heridas) fuimos nosotros curados.

Cuando nos colocamos bajo la sangre de Cristo cuando nos ponemos bajo el pacto que hizo Jesús en la cruz, entonces entramos en la posesión de un derecho que nos dio el Señor y es que por sus llagas somos sanados! La Biblia dice en 1ª Pedro 2:24 «Por sus heridas ustedes han sido sanados» fue el sacrificio de Cristo el que nos dá derechos a ser sanos por Él. Lo dijo Isaías mucho antes que Jesús naciera, y lo dijo Pedro después de su muerte.

La sangre es protectora del cuerpo físico. Ésta lucha contra las enfermedades; es la vanguardia de defensa contra los virus, las bacterias y los microorganismos . Ésta provee una resistencia organizada contra cualquier cosa que es dañina para el cuerpo.

De la misma manera la sangre del Cordero de Dios protege a aquellos que han sido cubiertos con la Sangre de Cristo. Él da vida y salud porque Él es el gran Sanador.

3. Porque vino a deshacer las obras del diablo.

Nuestro Señor Jesucristo vino al mundo. Conocer la obra que fue llevada a cabo por Jesús es esencialmente importante. Él vino a deshacer las obras del diablo. Analizaremos la declaración de Juan, en 1ª Juan 3:4-10

“Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios. Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros.”

En este pasaje es evidente la conexión entre el pecado, la enfermedad y la obra del diablo y Jesús vino a deshacer toda obra del diablo. Abandone entonces toda práctica que va en contra de la voluntad de Dios, tenga una fe perseverante, ayúdele a Jesús a efectuar la sanidad en usted, la fé mueve la mano de Dios. Si Jesús vino a deshacer las obras del diablo, y usted las hace, sería imposible que vea el milagro de la sanidad en su vida. Pero si deja atrás toda práctica que va en contra de lo que dice la Palabra de Dios, tenga la seguridad de Dios obrará en su vida. No se canse de buscar la bendición y la sanidad divina. Dios te conceda todo lo que pidas! que tengas un mes muy bendecido!

Pastor Guillermo Decena, Centro Familiar Cristiano Eldorado.

Predicas en vivo los miércoles y domingos 20 horas, a través de www.centrofamiliarcristanoweb.org

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