El jueves declaró un preso de la comisaría XIII que asegura haber escuchado cómo lavaban la camioneta en la que llegó sin vida la víctima a la seccional. Aclaró que no pudo ver la escena desde el calabozo, solo oírla. La semana que viene el juez dispondrá de una serie de nuevas medidas.
Con la declaración de un hombre que está preso en la comisaría XIII se cerró por esta semana la ronda de testimoniales en el marco de la causa por el crimen del albañil Carlos Raúl Guirula (30). El detenido ratificó lo que había dicho en su primera declaración: que oyó desde su celda que los policías baldeaban la camioneta de la seccional y el playón.
El dato es significativo porque además de la paliza letal a la que sometieron al trabajador, los policías detenidos están sospechados de haber intentado borrar pruebas, en este caso las manchas de sangre que habían quedado en la caja del patrullero Toyota Hilux.
El testigo no vio la escena desde el calabozo, solo escuchó los baldazos y el uso de la manguera.
Fuentes judiciales indicaron que se trata de un indicio más, que se complementará con el informe definitivo de las pericias hechas por la Policía Científica en la comisaría del barrio Guazupí.
Hasta el momento, nueve de los once policías imputados continúan detenidos. La semana que viene, el juez de Instrucción Marcelo Cardozo dispondría de una serie de medidas, entre ellas se estima que estarán las de careos entre distintos policías que se encuentran entre rejas. Es por las contradicciones en las que incurrieron.
Más adelante se llevaría adelante una rueda de reconocimiento, en la que los testigos que aseguran haber visto cuando uniformados golpeaban a Guirula deberán señalar si entre los arrestados están esos golpeadores.
Y, en dos semanas, aproximadamente, se concretaría la reconstrucción del hecho. Esto en un horario nocturno, para recrear la luz que había cuando sucedió todo. Esta diligencia suele aportar detalles significativos, sobre todo como en este caso, donde hay versiones contrapuestas.
