Prohíben a obispo de Ciudad del Este seguir ordenando sacerdotes

Los interventores, el cardenal español Santos Abril y Castelló, y el arzobispo uruguayo Milton Luis Tróccoli, concluyeron hoy una investigación de una semana en la mencionada diócesis, tras lo cual anunciaron la medida.
No abundaron sin embargo en los resultados de su misión pues, según el cardenal Abril y Castelló, presidente de la Comisión Cardenalicia de vigilancia del Instituto para las Obras de Religión (IOR), el informe será elevado al papa Francisco, quien dispondrá las medidas del caso.
El obispo Livieres, quien era centro de la atención pública por algunas declaraciones y actitudes, desató un gran escándalo cuando a principios de junio acusó al arzobispo de Asunción, monseñor Pastor Cuqueño, de homosexual y de haber estado a punto de ser expulsado del cargo por ese motivo.
Sin pelos en la lengua, durante una manifestación en su diócesis y en declaraciones a la prensa, aseguró que, «para mí, Cuquejo es homosexual».
«Para mí siempre lo fue, pero no solamente para mí, sino como para unas 20 mil personas de Asunción», insistió el obispo Livieres Livieres explotó de esa manera porque el arzobispo de Asunción opinó que debería reabrirse una investigación contra el sacerdote argentino Carlos Urrutigoity, uno de los vicarios del obispo, sobre quien la prensa de Asunción publicó su presunta implicancia en casos de paidofilia en Estados Unidos.
Meses atrás la prensa norteamericana publicó que Urrutigoity fue acusado en 2002 por un estudiante de la Academia Saint Gregory en Pensilvania de haberle ofrecido «dirección espiritual» durmiendo con él y más tarde de asaltarle sexualmente.
Livieres defiende firmemente a Urrutigoity, quien hace nueve años se encuentra en esta diócesis, sobre quien dice que no hay pruebas, ni acusaciones concretas de abusos sexuales ni menos condena por tales delitos.
Livieres alega una suerte de persecución de sus colegas, sobre todo, según dice, por haberse opuesto a la candidatura presidencial del entonces obispo Fernando Lugo, quien tenía el apoyo de otros prelados paraguayos.
El obispo de Ciudad del Este, quien también fue acusado por un sacerdote de su diócesis de malversar fondos, no ha asistido a las reuniones de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) ni a retiros de los obispos, según fuentes eclesiales.
Pero uno de los aspectos que ha causado desencuentros con la CEP es la decisión de Livieres de acortar a cuatro años el periodo de formación de sacerdotes, alegando la gran necesidad de los mismos en la diócesis.
«La decisión de formar a sus propios seminaristas como un padre educa a sus hijos tomó por sorpresa a la iglesia en el Paraguay», dice un informativo de la diócesis.
«Los obispos se resistieron de entrada a esta peregrina idea, pues rompería (y rompió) el esquema monolítico de formación sacerdotal», agrega.
Livieres tiene un seminario mayor y otros dos menores, en los que ahora la Santa Sede le prohibió ordenar sacerdotes, según la decisión dada a conocer hoy por el cardenal Abril y Castelló.
Se aguarda conocer cuál será la decisión que adopte el papa Francisco tras leer el informe que le presentarán sus dos enviados, en medio de la polarizada actitud entre el obispo del Alto Paraná y las autoridades de la iglesia paraguaya.

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