Gala de chamamé en el Parque del Conocimiento

Los de Imaguaré dieron muestra de su poderosa conexión con el público local y brindaron un show de alto vuelo poético, musical y visual antes más de 800 personas que colmaron el Teatro Lírico y también el de Prosa, desde donde se pudo apreciar el show por circuito cerrado.

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Un desbordante Teatro Lírico fue la pauta de que Los de Imaguaré poseen una raigambre tan profunda entre los amantes del chamamé que, a pesar de sus documentos correntinos, bien podrían ser misioneros. Así, regalaron los presentes, más de dos horas de su chamamé sentido, con alto vuelo poético y una magistral puesta en escena, producto de la colaboración con el Ballet de Luis Marinoni, que con sus intervenciones le dieron un color diferente a la velada.

Más correntinos que el yacaré

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De los de Imaguaré se han escrito tantas líneas que, sin lugar a dudas, lo mejor es disfrutarlos, y si es en vivo, aún mejor. Nacidos en 1977 y tomadores de la posta dejada por Don Tránsito, Montiel y Tarragó (que fallecieron entre 1975 y 1976), “los antiguos”, basaron su propuesta en los valores y respeto a las tradiciones, la amistad, el trabajo y a la familia. El show del viernes fue una clara muestra de ello, y presentaron un set claramente dividido en cuatro partes: un inicio con canciones basadas en ese canto a la identidad que es Memoria de la sangre, el poema de Julián Zini. Durante esta parte, la presencia de Federico, el menor de los Cáceres, demostró que lleva en la sangre eso de dar recitados profundos que llegan al alma misma.
Ya con Juan “Pico” Núñez como invitado de lujo en el bandoneón, el set musical se convirtió en un sentido homenaje al chamamé más virulento y que incluyó una versión tremendamente cálida de Posadeña linda y la ya clásica intervención a Misionero y guaraní con la que Julio Cáceres homenajea al maestro Alcibiades Alarcón. Luego llegó el turno de la parte más melódica de la noche, con un Nicolás Cáceres al mando de la situación y acompañado por un piano de cola.
Para el final, los correntinos se guardaron sus viejos clásicos de siempre. Así, Avío del alma, Canto al Iguazú y Compadre qué es lo que tiene el vino, cerraron una noche cálida y marcada por la triade: familia, trabajo y amistad. KM 11 decretó el final de la velada con un público de pie y que lentamente se encaminaba hacia la noche en la que una furiosa luna llena los cobijó.

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