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Unos 100 mil argentinos invaden Río para estar cerca del sueño del campeonato mundial

Decenas de miles de simpatizantes `albicelestes` invadieron Río de Janeiro y sus principales puntos turísticos, cuando aún resta un día y medio para la trascendental final del Mundial 2014, entre Argentina y Alemania.

 

Después de la clasificación del miércoles pasado del conjunto de Lionel Messi y compañía al partido decisivo, los hinchas comenzaron a arribar de forma constante a la `Cidade Maravilhosa` ya sea por aire o por tierra y hoy todo se tiñó de color celeste y blanco, aunque se espera un desembarco aún mayor mañana.

 

El aeropuerto internacional de Galeao mostró un flujo constante de argentinos que aterrizaron a lo largo de todo el día y tuvieron la fortuna de conseguir un vuelo directo, porque también llegaron muchos en el otro, el Santos Dumont, a través de diferentes conexiones desde otras ciudades brasileñas.

 

Empero, también una enorme cantidad de fanáticos arribaron en sus propios autos, camionetas o casas rodantes, luego de recorrer en su mayoría los más de 2.500 kilómetros que separan a Buenos Aires de Río de Janeiro, aunque a su vez otros llegaron desde distintas provincias argentinas u otras ciudades brasileñas.

 

Principalmente, hubo una enorme procesión desde San Pablo, donde el elenco dirigido por Alejandro Sabella dejó en el camino a Holanda en las semifinales el miércoles pasado, con miles de hinchas que dejaron el campamento en el Sambódromo paulista para instalarse en el mismo estadio de carnaval en la urbe carioca.

 

Justamente, las autoridades de la Prefeitura (Municipalidad) local tuvieron que extender el lugar habilitado para los argentinos en el Marqués de Sapucaí porque el número de acampantes ya superó las expectativas iniciales y hubo una verdadera multitud, y se espera que crezca mucho más la población mañana en ese lugar.

 

De la misma manera, las playas se fueron llenando con el correr de las horas y pasadas las cuatro de la tarde en Copacabana, cerca del Fan Fest, casi no cabía un alfiler, y cualquier argentino que hubiese pasado por el lugar tranquilamente podría haberse confundido con la Bristol de Mar del Plata en enero.

 

A pesar de que el clima no acompañó porque estuvo casi toda la jornada nublada, con amenazas de lluvia y una temperatura máxima de 24 grados, los fanáticos `albicelestes` igualmente aprovecharon la arena para jugar al fútbol, para juntarse y alentar a su seleccionado, y unos cuantos osados hasta para meterse al agua.

 

Obviamente, el «Brasil decime qué se siente» fue el tema más cantado a toda hora y pese a que cerca de las 18 horas ya la noche cayó sobre Río de Janeiro, mucho no les importó a los simpatizantes que siguieron cantando y celebrando al compás de los bombos, con la promesa de no detenerse en ningún momento.

 

En tanto, por el hecho de que la naturaleza no acompañó y el sol no quiso decir presente y bañar con su calor a los que disfrutaban sobre la arena, hubo muchos argentinos que aprovecharon para conocer otros puntos turísticos de la ciudad, principalmente el famoso Cristo Redentor del Cerro del Corcovado y el Pan de Azucar.

 

Todavía no llegó ni la mitad de los 100 mil argentinos que se esperan, pero ya la muy bonita ciudad balnearia se tiñó de celeste y blanco, colores que se esperan que también adornen la noche carioca, principalmente las zonas de bares como Lapa, Ipanema, Leblon y Copacabana, entre otras.

 

Hay alemanes también, aunque son una absoluta minoría, pero lo positivo es que compartieron las playas con los argentinos sin ningún tipo de incidentes, a pesar de los juegos verbales sobre quién será el campeón el próximo domingo en el duelo del Maracaná.

 

Mañana está previsto un banderazo argentino desde las 15, aunque hoy la Policía de Brasil recomendó que no se realice en Copacabana como estaba previsto, porque muy cerca estarán los hinchas locales siguiendo el partido por el tercer puesto en la pantalla gigante del Fan Fest, y el objetivo es evitar cualquier enfrentamiento.

 

Por eso, la sugerencia fue que se manifiesten a favor de su seleccionado pero en las playas de Ipanema, donde seguramente mañana ya habrá una gran parte de todos los que se esperan que arriben, siempre con la misma ilusión: ver a Argentina campeón mundial por tercera vez en su historia.

 

En el estadio sólo 74.738 personas tendrán el privilegio de vivir in situ el partido decisivo y las entradas en la reventa cuestan entre 6.000 y 10.000 dólares.

 

De todos modos, los muchos argentinos que no podrán asistir a las gradas, igualmente se preparan para disfrutar de una fiesta única como será el hecho de estar en Río de Janeiro el día en que su seleccionado jugará la final del Mundial de fútbol 2014.

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