La exaltación de la garra

A Mascherano lo mandás a negociar con los Fondos Buitres y te trae el vuelto. El Jefe de la Selección Argentina se ha convertido en el nuevo héroe nacional por encima de los lujos y goles de Messi, las corridas de Di María o las atajadas inesperadazas del misionero Sergio Romero. Se destacan su esfuerzo, su garra, su solidaridad con el compañero para, en el último instante, evitar la derrota del combinado nacional. Se espera mucho más de él para vencer a los poderosos goleadores alemanes, que sacaron del mundial nada menos que a Brasil con una vergonzosa paliza. Enorgullece su valentía para enfrentar los más duros obstáculos, sin importar el rival.
En el imaginario social, este Mascherano que como toda la selección, recibió miles de cuestionamientos antes de que empiece a rodar la pelota, es el sentir argentino, el ser nacional. Pero ¿es así la Argentina? ¿Mascherano identifica los valores nacionales?
En realidad, la selección más allá de los colores celeste y blanco y de pibes surgidos en los clubes locales, es hoy un engranaje conformado por piezas esculpidas mayoritariamente en otras latitudes, emigradas por las reglas del mercado.
El genio de Messi es el mejor ejemplo. ¿Cuántas críticas ha recibido por su forma de jugar distinta a la del Barcelona? ¿O por no cantar el himno? La realidad indica que la selección está armada con apenas tres jugadores que militan en el país, con solo uno como titular, que dejó el equipo por bajo rendimiento. Entonces, ¿el fútbol argentino es esta selección? ¿Mascherano es la Argentina?
Los valores festejados en el fútbol no son necesariamente los que rigen a la sociedad. La solidaridad del 5 se puede encontrar en casos puntuales y en cantidades conmovedoras, como en la ayuda recibida por los afectados por las inundaciones en Misiones.
Pero en general, cuesta mucho aceptar que proteger al otro, al más indefenso, es la mejor manera de hacer patria.
Unidos en ese fugaz abrazo futbolero, millones de argentinos celebraron el último quite de Mascherano ante el holandés Robeen, que mantuvo intacto el sueño finalista. Fuera de la cancha, en cambio, hay miles que apuestan por una derrota argentina ante poderes que son mucho más peligrosos que un gol en contra.
Una derrota argentina en el Mundial -Mascherano, Messi y Francisco no lo quieran- será sufrida y llorada en las casas más humildes y en las grandes mansiones. Pero una caída de Argentina ante los fondos buitres, puede hasta ser celebrada por muchos políticos y poderosos que hoy se sienten amenazados.
En este partido, los lobbistas locales son potentes aliados de los hombres de negocios que quieren poner de rodillas al país para dar una lección y hacer entender que nadie puede desafiar su carroñera forma de hacer ganancias. Aquí juega una solidaridad de clase en la que no importan los efectos devastadores que puede tener una derrota en la economía nacional. En este partido, los poderosos tienen el árbitro y una gran hinchada a favor, palpitando una victoria los beneficie políticamente hacia el año que viene.
Esa misma hinchada es la desprecia la fortaleza de un Estado que pretenda ser solidario con quienes menos tienen, porque las ganancias van por otro lado. Empresas en manos del Estado, recursos naturales estratégicos y fondos previsionales que se transforman en herramientas para el desarrollo económico, desarmaron la estrategia tradicional mediante la cuál obtenían jugosas ganancias y dominaban el escenario nacional. Por eso, los fondos buitres -o holdouts como prefieren llamarlos algunos- cosechan sumisos respaldos como el de Mauricio Macri o Sergio Massa. Por eso aquí se dramatiza la negociación como si fuera la vida en ello, cuando en realidad, la reestructuración de la deuda fue la más exitosa de la historia global con un 92 por ciento de aceptación.
Mientras que aquí la oposición cuestiona al Gobierno por su manejo de la deuda, organismos financieros internacionales -con el FMI a la cabeza-, diversos países y hasta medios de comunicación del propio Estados Unidos, cuestionan el fallo del juez Tomás Griesa porque pone en riesgo el funcionamiento de todo el sistema financiero internacional al colocar a los buitres por encima de cualquier negociación con los demás acreedores.
La estrategia adoptada por el Gobierno de enfrentar abiertamente a los poderes financieros, desarma una tradición de complacencia, de subordinación, que le quedaba muy cómoda a la dirigencia local.
Las políticas de endeudamiento y entrega eran menos problemáticas que manejar un país en movimiento. La teoría del derrame se basaba en que todo lo acomodaba “la mano invisible” del mercado y la política debía dedicarse sólo a ser gestora de la inversión privada.
El ostensible fracaso de fines de los 90 no escarmentó a quienes disfrutan de las fotos con enviados del FMI o lobbistas que todavía siguen dando lecciones políticas y económicas como si no tuvieran ninguna responsabilidad en el desastre en el que sumieron al país.
“Hubo un mal manejo del Gobierno que va repercutir sobre el bolsillo de los argentinos”, dijo sobre el fallo de Griesa, Federico Sturzenegger, quien disertó este jueves en Eldorado. Si Macri gana las elecciones, Sturzenegger anticipó que uno de sus objetivos será “volver a conectarse con el mundo”. “Paraguay, Uruguay, Bolivia tomaron deuda a tasas bajísimas y a 40 o 50 años. Sería una pena quedarnos afuera de eso”, precisó anticipando políticas conocidas y que llevaron al país al colapso.
El ahora economista estrella del PRO estuvo procesado por fraude al Estado con el Megacanje junto a Domingo Cavallo. Y… el 69 por ciento de los bonos que tienen los fondos buitre son del Megacanje.
Esa operación no sólo fue perjudicial para la Argentina, porque elevó la deuda pública en más de 55 mil millones de dólares, sino que durante su concreción se corrigieron los precios mínimos en reuniones posteriores al cierre de la licitación. Parte de esos títulos fueron comprados por NML Capital a 48,7 millones de dólares en el mercado post default, cuando valían poco y nada. Esos mismos papeles fueron presentados como parte del reclamo ante Griesa, que convalidó un valor de 832 millones de dólares, computando intereses. La maniobra le reportaría al fondo de Paul Singer una tasa de retorno del 1608 por ciento.
Se pretende imponer la idea que Argentina se cayó del mundo por intentar discutir sus cimientos. De éste mundo, valdría aclarar. Porque Argentina recuperó su lugar en Latinoamérica y muchos países de todo el orbe no dudan en elogiar su postura. La visita de Vladimir Putin y el acercamiento al BRICS -Brasil, Rusia, India,China y Sudáfrica- revelan que Argentina no está fuera del mundo, sino en plena integración con los países de mayor crecimiento en los últimos años.
Cristina firmó acuerdos bilaterales con Rusia, gobernada por Vladimir Putin, el demonizado líder que volvió a convertir en potencia a uno de los países más grandes del mundo. La próxima semana se reunirá con los Brics, aunque por ahora no haya una invitación formal a sumarse.
A contramano del mundo financiero, Rusia decidió condonar 35.000 millones de dólares de la deuda cubana. El país caribeño sólo deberá encargarse de los restantes US$3.500 millones, que según Moscú serán invertidos en proyectos conjuntos de inversión en la isla.
La presidenta Cristina Fernández elogió el gesto de Putin para con Cuba, pero aclaró que Argentina no quiere un tratamiento similar, sino que «nos dejen pagar» la deuda.
Sin embargo, una caída ante los buitres magnificada por los medios de comunicación se puede traducir después en una derrota del Gobierno. Y allí vendrán los «profesionales» a solucionar los problemas, nuevamente entregando, nuevamente acatando. Sería una victoria pírrica, sino fuera porque los caídos serán millones de argentinos que no suelen estar entre las prioridades de esta clase de dirigentes.
En cambio, el Gobierno priorizó potenciar la economía interna, robustecer la industria y aprovechar mejorar la distribución del ingreso y renegociar la deuda de modo tal que el peso en el presupuesto, sea mucho menor. Los datos son elocuentes: hoy se destina menos del tres por ciento del PBI a pagar la deuda. Además, el stock total en relación con el PBI pasó del 139% en 2003 al 46,3% en marzo del 2011, tanto por efecto de las renegociaciones como por el incremento en el denominador, en este caso, el PBI.
En función de esto, el propio Estado se robusteció y logró juntar recursos para dinamizar la economía con iniciativas propias que fueron un bálsamo en los peores momentos de la crisis que todavía persiste.
Esa misma estrategia fue utilizada en Misiones en la última década. Recursos propios para financiar inversiones, recuperar sectores dejados a la buena de Dios en el neoliberalismo, como la agricultura y pensar en el desarrollo de la mano de la educación.
No es casual que Misiones sea una de las cinco provincias que logró eludir la recesión que amenaza al resto del país. Y las otras tienen recursos naturales como petróleo y gas y recursos de coparticipación más elevados. Por encima de las provincias de toda la región, Misiones tiene un crecimiento superior al cinco por ciento y mucho se debe a la constante inversión del Estado, especialmente en la obra pública y en la recuperación de las chacras. Ambas actividades económicas son hoy motores del empleo y del movimiento de dinero en la provincia. La obra pública con miles de puestos de trabajo y la chacra con productos que se comercializan en supermercados y llegan directamente a la mesa de los misioneros a través del Mercado Concentrador o las ferias francas. Otra prioridad marcada por el Gobierno provincial fue la educación y los resultados están a la vista: en más de 200 escuelas secundarias creadas estudian hoy 30 mil chicos que de otro modo estarían probablemente excluidos del sistema. La educación también ha sido un gran creador de empleo, con más de tres mil nuevos cargos docentes.
Esta determinación del Estado influye en el buen andar de la economía y como dato saliente, también ha disminuido el endeudamiento a niveles absolutamente manejables y sin tomar nuevos créditos.
La principal herramienta política que tiene el Gobierno es la gestión y las transformaciones que puede mostrar de los últimos diez años. Por eso mismo, la gestión está constantemente bajo la lupa y en revisión.
En ese contexto se enmarca la salida del ministro del Agro, Néstor Ortega desgastado tras cinco años en el cargo. Lo reemplaza José Luis Garay, el intendente de Dos de Mayo con una amplia experiencia en la gestión de su municipio y de una de las cooperativas mejor administradas de la provincia. Garay fue reelecto en 2011 con el 81 por ciento de los sufragios y deja un municipio con un superávit de 2,9 millones de pesos.
Su tarea inmediata será recuperar las tierras afectadas por las inundaciones, pero ya definió como objetivo que todos los sectores productivos tengan rentabilidad y, en algunos casos, como el tealero, mejorar la distribución de los ingresos.
Es el tercer cambio de ministros en los últimos meses y no se descarta que se produzcan nuevas modificaciones en el gabinete. El objetivo es que la gestión no se aburguese. Es la bandera que fue ratificada en cada elección desde 2003.
Terminado el Mundial, la política recuperará su espacio y los partidos se preparan para un partido muy especial. El radicalismo picó en punta y ya tiene a sus competidores internos listos para definir quienes serán los candidatos a gobernador y diputados en 2015. Dos listas competirán el 24 de agosto por el cargo principal: el médico Osvaldo Navarro peleará contra la cúpula partidaria representada por la fórmula integrada por Gustavo González y Luis Pastori.
En el peronismo no hay noticias relevantes y nadie sabe cuál será el futuro político. Mientras tanto, muchos dirigentes se reparten entre apoyar al massismo o al macrismo en una eventual alianza local. Los partidos de Sergio Massa y Macri quieren tener candidatos propios en Misiones, pero hasta ahora ninguno de los dos hizo pie como para definir referentes con posibilidades. Otro sector del PJ sigue leal a la Presidenta y pretende pelear desde adentro para tener una fórmula propia que compita con la Renovación la cercanía con el Gobierno nacional.
Terminado el Mundial, las jugadas se harán más claras para definir candidaturas y aspiraciones. Falta para eso. Mientras tanto, a esperar que hoy Mascherano, Messi y la selección regalen otra alegría. Como hace 28 años.

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