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Estilo Mascherano: el liderazgo de la humildad, el trabajo y el sacrificio

«Batman tiene un pijama de Mascherano», tuiteó un fervoroso hincha argentino anteayer, cerca de las 23. La algarabía de los festejos se apagaba en el país, pero no en las convulsionadas redes sociales.

Los #maschefacts, una serie de máximas sobre el nuevo emblema nacional, se convertían en trending topic junto con estampitas virtuales que retrataban al mediocampista de la selección como San Martín o Ernesto «MasChe» Guevara. Tal era el ruido planetario que hasta la prestigiosa cadena BBC se preguntaba acerca del significado de las consignas sobre el jugador de Barcelona.

Como enseñó el pensador Michel Focault en su Arqueología del saber, «no existen saberes o discursos que no sean fruto de determinadas condiciones de posibilidad» y, luego de años de individualismo, confrontación, soberbia y atajos, la actualidad argentina parece querer animarse a exaltar nuevos valores, entre ellos, humildad, trabajo y sacrificio. En una revolución social que inició el papa Francisco a nivel global, la sociedad argentina entronizó ahora a Mascherano: el «Jefecito» que se transformó en un líder.

Pero varios especialistas le endilgaron además algunas otras cualidades que completan su perfil de líder: carácter, perseverancia, capacidad de escucha y contención, conocimiento, optimismo y la intención de poner a su equipo por encima de sus ambiciones personales. Todo eso lo vuelve un ejemplo -autoridad- y empuja a todos los que lo rodean a ir un poco más allá, incluso, de sus capacidades. A esto lo llaman inspiración.

«Yo no soy un jugador talentoso. Todo me ha costado. No soy de esos jugadores que hacen la diferencia dentro de la cancha, sino más de los jugadores a los que se les nota el sacrificio, el trabajo. ¿Cuál es mi secreto? Vivo para esto», se describió el hombre nacido en la santafecina San Lorenzo -tierra de grandes como Bielsa, Valdano o Batistuta, entre otros- durante una entrevista que la revista Rolling Stonele hizo en junio, antes del arranque de Brasil 2014.

Su descripción magnifica la misma humildad que mantuvo durante los muchos meses que le tocó vivir en una pensión, muy lejos de su actual vida en Europa. Mascherano es hijo del trabajo. Su gran impulso profesional llegó por Hugo Tocalli, parte de la columna vertebral del aclamado entrenador de Colombia, José Pekerman . Traduciendo, el ex cinco de River es producto de una gestión que abrazó el largo plazo y crió a la generación de jugadores que alcanzó la final mundialista.

«Su principal valor es la humildad y eso le marca el camino al equipo», afirmó Nicolás Fernández Löbbe, socio de la consultora en recursos humanos Biset + Fernández Löbbe y entrenador asistente de seleccionados juveniles del rugby argentino. «Él siempre pone el nosotros antes que el yo. Es difícil que en un equipo alguien se desubique con líderes humildes», agregó.

«Transmite mucha seguridad y tranquilidad a sus compañeros. Sabe cómo hablarles, cómo algunos a veces necesitan un grito u otros una palmada. Y eso es porque sabe escuchar y contener», completó.

«Tener paciencia, ser bondadoso, generoso y humilde», esgrime Ken Blanchard, son los cuatro pasos a seguir para integrar la lista de líderes «serviciales», un perfil que se viraliza, según su libro Liderando con amor. Su principal ejemplo reside actualmente en el Vaticano.

¿Qué explica la diferencia entre líderes y jefes? En su libro Elementos esenciales del liderazgo, John C. Maxwell, experto en el tema y fundador de Equip, describe: «El jefe da órdenes; el líder adiestra. El jefe depende de su autoridad; el líder, de la buena voluntad; el jefe inspira miedo; el líder, entusiasmo; el jefe dice «yo»; el líder, «nosotros»; el jefe se ocupa de la culpa de la falla; el líder se ocupa de la falla», relata.

Diego Maradona vio su valor para el equipo: «Mascherano más diez», gritaba para definir la formación argentina antes de Sudáfrica 2010, donde «el Jefecito» era el capitán. En la cancha demostró que él inspira gracias a la autoridad de la humildad, el ejemplo y el carácter para que sus compañeros se eleven. «Escuchame una cosa. Hoy te convertís en héroe, ¿Está?», lo arengó a Sergio «Chiquito» Romero antes de que detuviera dos penales clave.

«Mascherano vio a Romero convirtiéndose en héroe y le pidió que también se vea así», indicó Bernardo Bárcena, profesor de Liderazgo en el MBA de UADE Business School. «Así logró lo que considero el mayor nivel de liderazgo posible: una visión compartida.» Pero el líder no inspira una visión con frases o ideas. Lo explica Mascherano. «Trato de hablar con hechos y no con palabras, porque es la única forma que tengo de sustentar algo.» Bárcena coincide con sus palabras.

Media hora antes de los penales, en el minuto 89, un Mascherano incansable pero golpeado luego de un duro choque de cabezas le tapó el gol a Arjen Robben , la estrella holandesa, con una incansable barrida que le dio vida a una Argentina en la puerta de salida del Mundial.

«Sus acciones parecían decir «a Robben dejamelo a mí»», explicó Rodolfo Rivarola, especialista en liderazgo de IAE Business School. Es una característica de los líderes: aceptar bailar con la más fea, diría el argot futbolístico. «Como en una empresa, la gente mira a quienes dirigen, buscan su ejemplaridad y consistencia, y las grandes expectativas no caen sobre los hombros por igual. Es importante para los más jóvenes saber que hay personas dentro de la cancha que pueden sostener esa presión», explicó.

«Esas personas suman las ansiedades de sus compañeros. Sus hombros atraen el peso y soportan la tensión para canalizarla productivamente y dar respuestas efectivas», completó Rivarola.

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