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Mundial 2014: Apareció Messi y Argentina consiguió tres puntos fundamentales

La Selección, con goles de Kolasinac, en contra a los dos minutos del primer tiempo, y de Messi, a los 20 del complemento, le ganó a Bosnia 2 a 1 en el Maracaná. Sabella admitió errores en el planteo pero quedó conforme.

Fiesta en el Maracaná. Grande, inolvidable. Porque no es de todos los días llenar el mítico estadio brasileño, copar Río de Janeiro, cantar a full como si se jugara en nuestro país. Y hubo triunfo, por suerte, aunque con varias cuentas pendientes. Se ganó y todos valoraron el 2-1 a Bosnia en este primer paso de siete que hay que pegar en el Mundial, así como todos reconocieron los defectos y que hay mucho por mejorar, de cara al sábado contra Irán (el próximo rival juega este lunes a las 16 contra Nigeria) en Belo Horizonte. Detrás de esa victoria con glamour afuera en el Río, hay un análisis para crecer, para no quedarse en un resultado ajustado.

¿Tan difícil era ponerle socios a Messi? ¿Puede que la búsqueda del equilibrio termine rompiendo lo mejor del equipo? Sabella reaccionó a tiempo. Los jugadores reaccionaron a tiempo. Argentina reaccionó a tiempo. Del quizá el peor primer tiempo con este entrenador, a un segundo esperanzador. El «desequilibrio» tan temido llegó con salida clara de la pelota en los pies de Gago y en compañía en el ataque con Higuaín. El desequilibrio permitió ver la mejor jugada del mejor.

La Selección jugó tan mal con el esquema con cinco defensores en la última línea, con Messi retrasado y aislado, con el equipo partido, que Sabella no sostuvo su idea más de 45 minutos. Porque en definitiva, Argentina terminaba perdiendo su potencia ofensiva y no solucionaba para nada las incertidumbres atrás.

El gol en contra a los dos minutos le dio tranquilidad y parecía que abriría el partido. Pero Argentina se retrasó y mal. Dejaba a los volantes bosnios lanzar tranquilos y de arriba perdía todas. El equipo tenía separada tanta sus líneas que Messi terminaba yendo a buscar la bocha hasta mitad y chocaba en el uno contra uno.

Gago se hizo patrón y fue clave para el cambio del equipo. Se hizo dueño de la salida de la pelota. Los cinco atrás ya eran historia y Argentina mostró otra intención en la salida, en el inicio de la jugada. Messi, que no corría en el primer tiempo, de repente se enchufó. Pipita arriba le daba aire para tocar e ir a buscar. Fueron quince minutos en los que la Selección se sintió viva.

No duró mucho, pero alcanzó. El final, con un poco de sufrimiento, fue otra señal de alerta. En un Maracaná celeste y blanco, en una noche inolvidable desde lo emocional, sonó el «que de la mano de Leo Messi…». Fue el himno de un equipo que por ahora está lejos de serlo. Pero con que Lio encendido, acompañado como en el segundo tiempo, siempre tendrá tiempo para serlo. Por eso hay ilusión y hay crédito.
(Crónica de Olé)

 

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