Dejó de fumar después de 36 años y se siente triunfadora de la vida

Ema Lidia Torrez (remera rosada en la foto) tiene 63 años, y durante 36 años fue fumadora.  Es una de las tantas personas que pasó por el Centro Monoclínico Manantial para dejar de fumar, y cuenta su historia personal para que otros sepan que pueden imitar su valentía de decirle chau al cigarrillo, y que existe un lugar adónde recurrir para el tratamiento.

Ema Lidia Torrez tiene 63 años, y durante 36 años fue fumadora. Hoy puede decir que se siente una triunfadora de la vida, porque hace tres años con la ayuda de los profesionales del Centro Monoclínico Manantial y a su fuerza de voluntad dejo de fumar. “Mi objetivo fue dejar esa adicción al cumplir los 60 años porque sentía que cada vez estaba envejeciendo más, que mi vos y mi piel había cambiado, además había perdido el gusto y el sabor de los alimentos, sin contar que el cigarrillo me aislaba de mi familia y mis amigos”.
“Cuando salía con mis amigas ellas ninguna fumaba y yo prendía un cigarrillos y todos me miraban como diciendo esta con ese pucho. En el único lugar donde no fumaba era en la escuela, pero llegaba a mi casa y me ponía al día con el cigarrillo, iba con el cigarrillo al baño y después entraban mis hijos y me decían mamá dejaste un olor a pucho”, relató la mujer.
Un día escuchó sobre el trabajo que se llevaba adelante en el Centro Monoclinico Manantial del Ministerio de Salud Pública, sobre el tema tabaco. “Llamé y consulté con los profesionales sobre que debería hacer para terminar con esta adicción al cigarrillo. Comencé con la terapia como me aconsejaron los profesionales y por dos años reduje el consumo de cigarrillo pero no podía dejar de fumar, hasta que un día me sentí presionada, y dije dejo y dejo, y fueron los cuatros días más bravos de mi vida. Pero gracias a la ayuda de los profesionales que a cada rato me llamaban para contenerme en los primeros días de abstinencia, y gracias a Dios, mi fuerza de voluntad no consumo más esa basura”, enfatizó Lidia
Ema se inicio en esta adicción a los 14 años producto de relacionarse con su prima y sus grupo de amigas que eran mayores que ella y fumaban. “Antes se fumaba en todas partes nadie te decía nada, te ibas al médico y en el pasillo mientras lo esperabas podías prender un cigarrillo fumar tranquilamente hoy por suerte ya no es así”, comentó.
Durante su relato Lidia cuenta que durante sus embarazos no podía fumar por eso tuvo un periodo de 10 años sin fumar hasta que un día una de sus amigas le pidió que le prendiera un cigarrillo y volvió a fumar de vuelta. También influyo en la recaída de sus adicción el hecho de que en ese momento se estaba separando de su marido.
Pero la ayuda de los profesionales y su fuerza de voluntad hay que sumarle su fe en Dios, su objetivo de no hacerle daño a sus seres queridos con el humo del cigarrillo y principalmente a sus nietos. “Hoy me siento una triunfadora de la vida, me ayudo mucho mi fuerza de voluntad y la fe en Dios, ahora me siento bien conmigo misma y por eso todo lo que recibí lo quiero devolver en servicio y ayuda a lo demás para que dejen las adicciones”.
Ema aún continua con su tratamiento ambulatorio con los profesionales del Centro Manantial a los cuales concurre una o dos veces al mes, “todavía continuo con mi terapia en el centro Manantial pero todo se lo agradezco a ellos la paciencia y la dedicación que han tenido”.
Día Mundial sin Tabaco
Hoy 31 de mayo de cada año la Organización Mundial de la Salud celebra el Día Mundial sin Tabaco, cuyo objetivo consiste en señalar los riesgos del consumo de tabaco para la salud y fomentar políticas eficaces de reducción de dicho consumo. El consumo de tabaco es la principal epidemia prevenible de defunción en el mundo, y actualmente mata a uno de cada 10 adultos en todo el mundo.

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