Dislexia “Los adultos debemos ofrecer respuestas educativas para cada niño” afirmó Torresi

La dislexia es un trastorno caracterizado por una dificultad para la comprensión de textos escritos, así como para distinguir o memorizar letras o grupos de letras, entre otros problemas. “Es muy importante que las instituciones y la familia, sepan de qué se trata, el curso se va a tratar de la dislexia evolutiva, porque es muy grande el impacto en los chicos y además vemos que en muchos casos de niños que tienen un diagnostico equivocado, que padecen de este cuadro cuando no padecen ningún tipo de disfunción” explicó la licenciada en neuroeducación Sandra Torresi, quien disertara junto a Roberto Paterno en el curso de especialización organizado por la Sociedad Iberoamericana de Neuroeducación (SINE) y el Centro de Formación y Asistencia Psicopedagógica (CEFAP) desde el 31 de mayo en Posadas.

Torresi

La dislexia es un trastorno caracterizado por una dificultad para la comprensión de textos escritos, así como para distinguir o memorizar letras o grupos de letras, entre otros problemas. Se origina cuando el hemisferio cerebral responsable de procesar la información visual actúa a menor velocidad que el hemisferio encargado de los procesos del lenguaje. En ocasiones se engloba también en este concepto a otro trastorno que va íntimamente asociado a la dislexia, la disgrafía o dificultad de escritura.

 

La solución para Torresi es “tener docentes formados, directivos actualizados con la disponibilidad y la predisposición para hacerlo se pueden resolver cantidad de casos de niños que tienen dificultades en lectura sin sacarlos de su grupo o de una dinámica cotidiana natural, porque si está bien trabajado no tiene por que sufrir los niños. Nosotros debemos brindarles una respuesta educativa adecuada a las necesidades de los niños”.

 

Los síntomas que manifiestan los pacientes con dislexia pueden aparecer como un conjunto o, lo que es más habitual, de forma aislada. Entre las causas podemos mencionar: las causas neurológicas, consistentes en una pequeña disfunción cerebral (la dislexia no cursa con ningún otro tipo de deficiencia intelectual); las causas emotivas (trastornos emocionales, tensiones), las causas asociativas (dificultad para asociar una palabra con un sonido y con su significado). Y las causas metodológicas (por aplicación incorrecta del método de enseñanza de lectura-escritura), en algunos casos, el individuo desarrolla el trastorno por no comprender o no distinguir los conceptos de “fonema” y “grafía”.

 

Es usual que lleguen, al gabinete psicopedagógico de consulta, niños cuyos docentes afirman que no pueden aprender a leer o a escribir y que son desatentos, inquietos o torpes, pero agregan: “¡son inteligentes!”. En realidad, se trata de niños con inteligencia promedio que presentan trastornos del aprendizaje y/o conducta con perturbaciones en algunas de las siguientes áreas: percepción, lenguaje, memoria, conceptualización, funciones ejecutivas, control de la atención y/o de la función motora.

 

Torresi explicó que “no se busca cargar a los docentes con el diagnostico de la dislexia, sino que eso lo deben hacer los profesionales de la salud. Pero la intervención de los equipos docentes y directivos de las escuelas son nucleares, porque son ellos quienes nos pueden dar el alerta, son ellos quienes pueden detectar de forma temprana cuando un chico tiene problemas”. Remarcó que “ellos pueden advertir que alo esta sucediendo en el desarrollo típico de las habilidades de la lectura. Por eso es importante que ellos estén al tanto de cuales son algunos de los indicadores tempranos como para poder pensar que a este niño le esta pasando algo y derivarlo en el caso de que esto lo requiera”.

 

La especialista consideró que “tenemos algunas dificultades en la formación de nuestros docentes, lo que hemos notado a lo largo de estos años es que nuestros docentes, no es que no cuentan con las herramientas para la detección temprana, sino que en realidad cuando se lo ha formado no se ha trabajado profundamente cuales son los procesos que se ponen en juego cuando se enseñan a leer y a escribir. Se orienta a la estrategia didáctica, pero un poco a ciegas, si tenemos un chico con un desarrollo normal, todo va a estar bien, el niño va a aprender. Pero cuando hay un chico vulnerable, con alguna dificultad, el docente no advierte que esta sucediendo o lo hace de forma tardía”. Explicó que esto es algo que se da en la formación de los docentes de toda Latinoamérica.

 

Esta falta de detección temprana hace que no se puedan hacer intervenciones que permitan corregir las falencias del chico, tanto las genéticas como ambientales y garantizar el ambiente de aprendizaje a cada chico. “Pero si no contamos con estos saberes; sobre como nuestros cerebros procesan la información o como nuestro cerebro aprende las primeras palabras, nunca vamos a darnos cuenta que estos mecanismos no están funcionando” remarcó Torresi.

 

Para ella los docentes del nivel inicial o del primer ciclo “deben ser los mejores docentes de la escuela, deben ser muy preparados y muy listos con una mirada muy aguda y un oído muy listo para advertir a esos chicos y determinar que les está pasando”. Explicó que “ellos son los docentes que construyen verdaderamente las habilidades de lectura y escritura, por eso deben saber que le pasa a un chico cuando no aprende o que le pasa con un desarrollo totalmente esperado”.

 

“Es necesario conocer como se aprende a leer y escribir, entonces en la medida que el docente sepa esto en profundidad va a poder darse cuenta cuando hay algo que evidentemente o esta funcionando” afirmó la especialista en neuroeducación. Planteo que hay docentes que hacen estas detecciones de forma “casi intuitiva” por eso es importante darles las herramientas conceptuales para poder determinar a que se deben estos problemas en el aprendizaje.

 

Ella planteó que “debe hacerse prevención tanto en educación como en salud”. Reconoció que “nos falta mucho para cambiar en educación, hay que pensar mucho en como aprenden los chicos, pero no está todo mal. Es verdad tenemos muchas dificultades, pero lo importante es actuar y hacer algo”. Toda justificación para no actuar es nociva y la inacción es el peor camino para la especialista.

 

Sobre el curso que brindaran desde el 31 de mayo, junto a Roberto Paterno, Torresi indicó que “en los cuatro meses de curso buscaremos estar en permanente contacto con el docente o personal de la salud que participe. Hemos diseñado cuatro módulos para el curso, donde lo que haremos es ir desarrollando todas las herramientas que hay a disposición de los asistentes”.
La especialista explicó que “esa distribución apunta a hacer un camino con cierta lógica. Primero lo que vamos a hacer es conocer verdaderamente las características que tiene nuestro cerebro y nos permite aprender en la vida cotidiana, analizaremos profundamente cuales son esas bases neurales que nos permiten llevar adelante todo este procesamiento tan complejo. Una vez que comprendamos al cerebro lector, ahí recién podremos avanzar sobre que pasa cuando a ese cerebro le cuesta aprender, ahí entraría todo el segundo modulo que es la dislexia”.

 

“Necesitamos avanzar con las últimas investigaciones, en la medida que podamos comprender las bases neurales del desarrollo típico, después vamos a comprender las dificultades especificas al acceso a la lectura, vamos a poder hacer un diagnostico (modulo 3) certero. Entonces con todos estos elementos gracias a campos teóricos de diferentes disciplinas como la neuropsicología, las neurociencias vamos a poder hacer este diagnostico lo más acertado posible. Ahí recién vamos a poder llegar al cuarto modulo, donde vamos a trabajar las estrategias de intervención. Tanto para el docente como para el terapeuta, la intervención sale de un buen diagnostico” explicó Torresi.

 

Preciso que las estrategias reintervención son “siempre singulares, porque no se puede trabajar la dislexia en general. Necesitamos saber específicamente esa situación en un niño con nombre y apellido, porque siempre la intervención es singular”. Torresi recordó que “todos aprendemos de forma diferente, con tiempos diferentes”.

 

La especialista planteó que la dislexia “estigmatiza y rotula, muchas veces se toman decisiones que en vez de favorecer el aprendizaje lo van obstaculizando, porque en realidad la Escuela es la institución por excelencia que trabaja con el aprendizaje de la lectura y la escritura y a la escuela se le plantean muchos problemas para trabajar con chicos que tienen problemas para aprender justamente lo que ellos son expertos”.
La solución para ella es “tener docentes formados, directivos actualizados con la disponibilidad y la predisposición para hacerlo se pueden resolver cantidad de casos de niños que tienen dificultades en lectura sin sacarlos de su grupo o de una dinámica cotidiana natural, porque si está bien trabajado no tiene por que sufrir los niños. Nosotros debemos brindarles una respuesta educativa adecuada a las necesidades de los niños”.

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