Nuevos vientos

Escribe Juan Carlos Argüello, jefe de Redacción de Misiones On Line 

Mucho se especuló en los días en que no hizo apariciones públicas. Tanto que se comenzaron a extrañar las habituales apariciones en cadena nacional. La oposición reclamaba su presencia y ponía en duda que esté al frente del timón. Bastó el regreso y una declaración pública para pulverizar especulaciones y volver a cambiar todo el escenario político.

 

 

Cristina Fernández reapareció en medio de un gran anuncio en línea con la propuesta central del modelo con la inclusión como eje. Lanzó el programa Progresar para incentivar a jóvenes de entre 18 y 24 años a estudiar, culminar sus estudios o capacitarse en oficios. Apunta exclusivamente a la generación NINI –ni estudia ni trabaja- que es a la vez denostada e incomprendida por buena parte de la sociedad que tuvo mejor suerte. Se trata de jóvenes nacidos en los últimos años de los 90 o en medio de la peor crisis que explotó en 2001 con un desastre económico como herencia. Se criaron en familias sin trabajo, no pudieron culminar sus estudios y no aprendieron mínimos valores. Se puede mirar para el costado, o desde arriba, con la mirada despectiva similar a aquella del “algo habrán hecho”. O se puede buscar incluirlos, aunque sea tardíamente, aunque sea a retazos, en el mercado laboral. Es un primer paso, quizás insuficiente y quizás sin el efecto buscado en la totalidad del universo apuntado. Pero es una medida necesaria para no perder a muchos jóvenes en el ostracismo.

 

 

La reaparición de la Presidenta se dio el mismo día en que el dólar oficial superaba los 8 pesos y se desataba una histeria por un supuesto descontrol. La trepada del dólar oficial y el aumento del ilegal blue tuvieron varios condimentos y operaciones especulativas: el CEO de Shell sería uno de los que marcó el camino al comprar 3,5 millones de dólares a 8,40, cuando el precio oficial estaba en 7. Hubo una disparada para arriba en el mercado oficial y paralelo.  Ese fue apenas la última de una larga serie de especulaciones. Desde hace meses los patrones de la patria sojera están sentados sobre miles de dólares, a la espera de que el dólar siga subiendo antes de entregar la producción. Eso recalienta el mercado y evita el ingreso de millones de billetes verdes que engrosarían las reservas a través de las retenciones.

 

 

El Gobierno intentó dar una imagen de control de la situación y dejó fluir el valor de la moneda extranjera hasta una “convergencia  aceptable para los objetivos de la política económica”. Desde el 31 de octubre de 2011, cuando comenzaron las restricciones, el dólar blue avanzó 160,7 por ciento desde los 4,49, mientras que el dólar oficial un 89,2 por ciento desde los 4,24. El oficial ya se devaluó un 22,4 por ciento en 2014 cuando en todo 2013 subió un 32,7 por ciento.

 

 

Con el límite del dólar a 8 pesos, anunció la flexibilización de los controles cambiarios y la liberación de la compra de dólares para atesoramiento de acuerdo al flujo de ingresos declarados, además de disminuir el anticipo del impuesto a las Ganancias, del 35 al 20 por ciento, para el comprador en el extranjero. En los próximos días habría medidas adicionales con el objetivo de normalizar el mercado cambiario, como el incremento de las tasas de interés para los depósitos en pesos para evitar el ahorro en dólares.

 

 

Aunque la liberación del “cepo” cambiario fue reclamada por la oposición y diversos sectores financieros, ahora esa misma medida es criticada por supuesta “improvisación” y el impacto en la inflación que tendrá la devaluación del peso, en torno al 25 por ciento en relación al dólar. Ahora alientan el ahorro en dólares, dejar de invertir y advierten de una suba de precios que puede derivar en una recesión. Ante esto, el Gobierno pondrá la lupa sobre algunos sectores comerciales que en las últimas horas dijeron a sus clientes que “vuelvan en otro momento” porque no había certeza sobre los precios. Electrodomésticos, automotores, artículos electrónicos y otros bienes con alto componente importado e insumos de uso difundido estarán sujeto a monitoreos permanentes, anunció el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.

 

 

Lo que está pasando en estas horas es el reconocimiento de una situación que podría ser un camino sin retorno. Ahora hay que ver si hay tacto para contener las derivaciones. Pero el nuevo escenario es desde ya positivo para las economías regionales, como la de Misiones, atrapada por estas horas en una paridad que hizo perder competitividad a diversos sectores, con costos altos en pesos y un dólar barato.

 

 

El gobernador Maurice Closs hace tiempo venía pidiendo que estas medidas se concreten. El 1 de mayo del año pasado, en su discurso ante la Legislatura, había planteado la necesidad de retoques que permitieran recuperar competitividad a industrias exportadoras. “Básicamente, no es el dólar a nueve pesos, pero tampoco probablemente sea el dólar a cinco pesos”, había pronosticado. Pegó en el palo, aunque es probable que el dólar oficial sufra alguna fluctuación hacia arriba hasta que se estabilice.

 

 

Horas después de los anuncios de Capitanich y Kicillof, sostuvo que “esta provincia se verá beneficiada, principalmente el sector forestal”. “Vamos a volver a recuperar mercados, la empresa grande va a poder vender en el exterior y la chica abastecer al mercado interno”, explicó.

 

 

Al mismo tiempo, advirtió que “todos debemos actuar con responsabilidad porque si ahora, gremios, empresarios, gobiernos, vamos a buscar sacar rédito, terminaremos igual o peor de lo que empezamos”. Esa racionalidad que pide, tiene que ver con no especular con una suba del dólar ni con incrementos salariales, que podrían llevar al país a crisis como finales de la década del ’80 o del ’90 cuando, por ejemplo, se cerró la fábrica de terciados Garumí en la localidad de Garuhapé, desde donde Closs planteó que “este es un momento para que en la Argentina se haga un acuerdo, de convivencia política y económica para el 2014”. Hoy la planta de Garumí volvió a funcionar y fabrica sillas, bancos, mesas, pizarrones, entre otros productos para establecimientos educativos.

 

 

Por estos días, Closs fue blanco de los embates de los medios enfrentados al gobierno nacional. Cometió el pecado de reunirse con Daniel Scioli en un par de oportunidades para analizar la situación política del país y especialmente de las provincias. Los medios porteños no le perdonaron y tiraron con munición gruesa, por elevación, al bonaerense. Primero el diario La Nación tuvo que desdecirse por una nota sobre el presupuesto provincial. Después, el diario Clarín tuvo que admitir que una burda nota sobre un supuesto “escrache” sufrido por el gobernador misionero, no era más que una patraña. Hasta el dueño del restaurante de Mar del Plata donde supuestamente sucedió el incidente, salió a negar que eso hubiera pasado. La nota en cuestión, relatada por un ladero del showman periodístico de Canal 13, generó hasta un conflicto interno en el diario, donde uno de los editores cuestionó que no se siguieran “las elementales normas éticas y técnicas del periodismo, comenzando por la consulta a las fuentes”.

 

 

Lejos de los avatares del dólar, los ciudadanos de Posadas, Garupá y Candelaria tienen hoy otro motivo de preocupación. La suba del boleto del transporte urbano tomó por sorpresa a los usuarios metropolitanos ya que había sido suspendida por el Gobierno provincial.

 

 

Sin embargo, sin demasiada dilación ni análisis, la concejal Maggie Solari, a cargo por unos días de la intendencia de Posadas, autorizó la suba a cuatro pesos en Posadas. Idéntica actitud asumió el alcalde de Garupá, Luis Ripoll, donde aumentó a 5,25 pesos, los mismos valores que había pedido el empresario Marcelo Zbikoski, dueño de Don Casimiro, la empresa que monopoliza el Sistema Integrado de Transporte. Desde el 1 de junio el cuadro tarifario se actualizará pasando a costar el boleto común para Posadas 4,25 y Garupá-Posadas 5,50, al mismo tiempo que los boletos estudiantiles aumentarán quince por ciento.

 

 

Atrás quedaron las promesas de inversiones y de poner en marcha la tarjeta electrónica SUBE para tener un control sobre la cantidad de usuarios. El sistema apenas está en pañales y quienes quieran registrarse deberán esperar otro mes por falta de “tarjetas”. La celeridad de Solari le costó el repudio generalizado de los usuarios del transporte y hasta una denuncia penal realizada por dirigentes del mismo espacio político que usó como trampolín para llegar a ser concejal.

 

 

Pero la sorpresa mayor se la llevaron los usuarios de Candelaria, donde el alcalde Carlos Flores rechazó el aumento hasta que no mejore el pésimo servicio que reciben sus votantes. Lejos de aminalarse por el rechazo, Zbikoski decidió subir intempestivamente el valor del servicio a nueve pesos, escudado en los costos del transporte de media distancia. “Si el intendente firma la suba a 6,15, el problema se soluciona”, dijo el empresario, a quien, de acuerdo a sus declaraciones, apenas le alcanza para cubrir sus costos.

 

 

Los usuarios de colectivo de Candelaria que no tenían los nueve pesos para venir a Posadas fueron bajados por los choferes, con órdenes estrictas de no cobrar menos por el boleto hasta que el intendente firme la suba. Flores enfrenta un dilema, ya que además de deberse a sus votantes, es dirigente de la Unión Tranviaria Automotor, el gremio que aglutina a todos los choferes de colectivo. Defender a sus vecinos, implica chocar contra sus agremiados, que muchas veces juegan el juego que quieren los empresarios.

 

 

Con un poder de presión notable, Zbikoski seguirá cobrando los nueve pesos por pasaje, pero los 2,85 que surgen de la diferencia con los 6,15 reclamados, será donada a obras de caridad, mientras dure el conflicto.

 

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