En mayo del año pasado, ante la Cámara de Diputados, el gobernador Maurice Closs había planteado la necesidad de retoques en el modelo que permitieran recuperar competitividad a las economías regionales, como la misionera. En su discurso del 1 de Mayo, planteó un valor intermedio, entre el dólar oficial y el paralelo, para recuperar dinamismo en las exportaciones. “Básicamente, no es el dólar a nueve pesos, pero tampoco probablemente sea el dólar a cinco pesos”, había pronosticado.
Esa línea de pensamiento marcó muchas de sus intervenciones públicas a la hora de hablar de economía. Y lentamente, ese fue el rumbo que fue tomando el modelo, administrando el mercado de cambios para llegar a un valor de convergencia de ocho pesos, con el que el Gobierno nacional se siente cómodo y con el que los sectores agro-exportadores podrán vender su producción sin necesidad de una constante especulación a la suba del dólar que estaba dañando al resto de las variables económicas.
Las medidas anunciadas el viernes por el Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich y el ministro de Economía, Axel Kicillof, coinciden con el planteo que hizo Closs hace más de medio año y buscan recuperar la previsibilidad en el mercado cambiario, al mismo tiempo de darle oxígeno a las economías regionales.
“El sector forestal puede ser el más beneficiado”, elogió Closs, pero también advirtió que si no hay racionalidad de todos los sectores, desde empresarios hasta gremialistas, los ocho pesos no alcanzarán y podría entrarse en una espiral que termine con crisis como la de la hiperinflación o el ocaso de la Convertibilidad.
Esta semana Closs fue noticia nacional no por sus posiciones políticas, sino por una burda maniobra del diario Clarín que luego tuvo que salir a retractarse. No fue casual. El gobernador misionero mantuvo varios encuentros con su par de Buenos Aires, Daniel Scioli, uno de los principales potenciales candidatos a presidente. Por ese incipiente acercamiento político, el diario porteño le dedicó un “escrache” al misionero, sin más pruebas que la imaginación de un cronista que confundió día, marcas y actitudes.
Sin embargo, como pocas veces, tuvo que publicar la desmentida del Gobernador y después hasta el dueño del restaurante en Mar del Plata terminó de desarmar el operativo. “Desde la primera hasta la última letra es una falacia”, aseguró Marcelo Andreoli, propietario de El Palacio del Bife, el tradicional restaurante que siempre elige Closs cuando visita La Feliz. “Nadie se paró, nadie gritó, nadie insultó. Fue una total mentira la nota”, remarcó el gastronómico.
El acercamiento con Scioli tiene que ver con la llegada del 2015. El gobernador misionero entiende que el bonaerense es “el camino más corto” –aunque no necesariamente el único- para sostener al modelo en los comicios presidenciales. Ambos coinciden en la necesidad de realizar un análisis pormenorizado de la realidad de las provincias y la situación económica para tener un plan consistente como propuesta electoral.
En este caso, es la misma anticipación que con el mercado cambiario. Se trata de visualizar el corto o mediano plazo y buscar las mejores alternativas para Misiones. Esa coherencia es un valor político en sí mismo.
Lejos está ese valor de ser un bien ampliamente distribuido. Los partidos políticos de la oposición asumen cualquier postura siempre y cuando sirva para cuestionar las decisiones que tome el Gobierno. Sin ir más lejos, se rodean de sectores económicos que especulan contra la moneda argentina y prometen liberar toda la economía, recreando las nefastas condiciones del auge del neoliberalismo en los ‘90. Otros, como el radicalismo, son capaces de especular con una alianza con los sectores más conservadores como trampolín para llegar al poder. El diputado radical Oscar Aguad rechazó la negativa tajante de sus socios políticos de conversar sobre una posible confluencia electoral con el macrismo y afirmó que “no se debe cerrar la puerta a ningún acuerdo” ni seguir “cavando trincheras para no dialogar con el otro”.
En Misiones esa alianza estuvo implícita durante el año pasado y sectores del radicalismo mantienen diálogo abierto con los representantes del neoliberalismo de los ‘90 y hasta encaran acciones en conjunto, como la campaña contra la política tributaria en la que prometen bajar impuestos para sumar adhesiones. El incesante raid mediático contra la tasa yerbatera que fue suspendida por el Gobernador, también junta a la oposición sin distinguir colores. Idéntica situación se puede palpar con el debate por el valor del boleto del transporte urbano. Se presentan como los grandes defensores del bolsillo del usuario, cuando en realidad, en las ciudades donde gobiernan dirigentes de sus partidos, hubo aumentos antes e incluso más elevados que los decididos aquí por los intendentes.
