Se trata de un pasatiempo que eligen muchos posadeños y visitantes para escapar de la rutina, aprovechar las vacaciones y compartir con los amigos y la familia, aliviar el estrés de la realidad cada vez más vertiginosa y demandante. Una de las postales más nuevas -o más visible durante este 2014- en cuanto a esta actividad, sin duda se da en la zona de Miguel Lanús. Allí en donde hay una toma de agua y muy cerca de la playa, muchas familias llegan para compartir la tarde probando suerte en armonía con el río Paraná. Una buena alternativa al cuarto tramo de la Costanera donde también es común ver a grupos de amigos, vecinos y familiares con caña, ril, plomo liviano y anzuelo relativamente chico en busca de alguna, boga, raya o bagre; pescan con miñoca y optan por maíz para la boga.
Aquellos que disponen de lancha –en tanto- una zona concurrida para la pesca de dorados es en «La Boya de Ratti» que marca un pozo inundado frente a la zona de El Laurel. También debajo del Puente Internacional se suelen obtener piezas de hasta 13 kilos y un promedio de 6 generalmente que motivan a los aficionados o a la altura de Nemesio Parma.
Desde el Club Pira Pytá estiman en 40 asiduos pescadores que adhieren a hasta 8 torneos que se hacen en la ciudad incluyendo los organizados con la Comuna por la pieza mayor. En esta línea el próximo encuentro será por pirañas el 15 de febrero en la zona del arroyo Itaembé, otro de los cauces que nutren el suelo capitalino y donde se aprovecha la actividad en busca de plenitud, diversión y distensión en el Portal Urbano de la Selva Misionera.
