Regreso a la acción

Escribe Juan Carlos Argüello, jefe de Redacción de Misiones On Line 

El fin de ciclo arrancó con más bríos que cualquier experimento de la oposición, cuyas expectativas se difuminaron a menos de un mes de las elecciones legislativas en las que esperaban comenzar a empujar al Gobierno a la salida. El regreso a la actividad de la presidenta Cristina Fernández después de un mes de reposo desarticuló las especulaciones sobre el estado de su salud, su capacidad de liderazgo y la lectura política pos elecciones.

 

 

Se la vio en todo su esplendor y con los reflejos para recuperar la iniciativa. Los cambios de Gabinete le dan oxigeno a un equipo cuya mayor virtud era la lealtad, pero que en la práctica no estaba consiguiendo resultados que frenaran el desgaste en la gestión.

 

 

Guillermo Moreno es quizás el mejor ejemplo. Soldado de la causa, fue quien enfrentó, incluso con modales desconsiderados, al núcleo duro de la corporación económica. Demonizado por los medios, será recordado por sus «patoteadas», pero su trabajo fue clave para la reindustrialización de vastos sectores de la economía. De todos modos, en los últimos tiempos, el personaje le había ganado al funcionario y su principal enemigo, la inflación, creció mucho más allá de sus deseos y ganas de admitir.

 

 

La salida de Mercedes Marcó Del Pont del Banco Central es también una muestra del necesario recambio. La funcionaria cristinista no logró frenar el drenaje de divisas y en público o en privado tuvo varios encontronazos por el control de la inflación.

 

 

Sin Moreno deberían acabar las polémicas. Pero el establishment ya eligió al nuevo blanco: el marxista Kicillof, el joven y flamante ministro de Economía que concentró mucho poder y un equipo armado a su medida. Una de sus primeras decisiones será revisar cada eslabón de la cadena productiva para controlar variaciones de precios. El combate a la inflación, como se ve, no irá por los carriles ortodoxos.

 

 

Estigmatizar a Kicillof por «marxista» revela no sólo un macartismo que debería ya ser desterrado de la política, sino también un desconocimiento del pensamiento del joven economista. Más que discípulo del alemán, se define como keynesiano. John Maynard Keynes fue un economista británico que puso en dudas el “equilibrio natural” del capitalismo y advirtió que el Estado puede (y debe) intervenir para mantener activos todos sectores de la economía.

 

 

Es, a grandes rasgos, lo que Obama está haciendo en Estados Unidos y lo que le permitió a ese país comenzar a salir rápidamente de una profunda crisis financiera que amenazaba con ahogar su economía. Sólo el Tea Party podría acusar a Obama de marxista. En Europa son varios los economistas que advierten que es necesario involucrar al Estado en la reactivación económica, con países que viven al borde del abismo desde hace varios años por seguir las recetas financieras que son las mismas que provocaron las crisis.

 

 

Aquí, en cambio, los que quieren marcar la agenda se enfocaron en apenas tres problemas, la inflación, la emisión y el tipo de cambio, sin ponerlos en contexto y sin considerar otras variables.

 

 

Sin negarlos, el Gobierno entiende que el abanico es mucho más amplio que apenas los intereses de un sector concentrado. Por eso, las primeras reacciones públicas de los nuevos ministros se enfocaron en la generación de puestos de trabajo -300 mil ilusionó el flamante jefe de Gabinete, Jorge Capitanich- la revisión de la cadena de valor para evaluar la competitividad de toda la actividad productiva y el control a la fuga de divisas, que impacta en la liquidez del Banco Central, poniendo en riesgo una de las patas del modelo. 

 

 

Sin embargo, buena parte de las “pérdidas” de dólares del Central se explica por el pago de la deuda. Por eso, las condiciones macroeconómicas todavía no son preocupantes, ya que el pais no depende tanto de los vaivenes financieros globales.

 

 

El recambio ministerial sacudió la modorra y dejó al Gobierno nuevamente un paso delante de la oposición que tuvo titubeantes reacciones. La lectura del resultado electoral fue distinta a la que esperaban cambios de rumbo. No se asumió una derrota en la emergencia de Sergio Massa y la licuación de votos en grandes distritos. Con el mapa completo, el kirchnerismo entiende que sigue al frente a una larga distancia de los contendientes que se concentran en escenarios puntuales. Una lectura adicional refuerza ese optimismo. La izquierda creció en Buenos Aires y sorprendió en Salta. Solo en la capital, cosechó más de un millón de votos que lejos de pretender un cambio de rumbo, aspiran a mucho más de lo que incluso está dispuesto a ofrecer el kirchnerismo.

 

 

El nuevo contexto político oxigena al Gobierno y refuerza el vínculo con el interior con la llegada de Capitanich a un puesto que es clave para la relación con los gobernadores. Juan Abal Medina, no pudo o supo nunca explotar ese cargo, más allá de que nadie dude de su compromiso. Capitanich llega con la fortaleza de los votos de su provincia, raíces peronistas que le permiten un diálogo directo con los caciques territoriales y un conocimiento de las necesidades de las provincias.

 

 

Es una oportunidad también para la postergada región norte del país. Capitanich sabe de las necesidades de su propia provincia, pero también conoce los padecimientos de los habitantes de toda la zona.

 

 

El vínculo con Misiones es fuerte y la primera señal fue positiva: el gobernador Maurice Closs fue el primero en ser recibido por el nuevo jefe de Gabinete, con quien diagramó una nueva agenda de prioridades, con ejes en la situación fiscal, la renegociación de la deuda, la obra pública y la necesidad de inyectar dinamismo a las economías regionales postergadas por el tipo de cambio. También se incorpora una lectura particular sobre los vínculos fronterizos, que le dan a esta provincia un protagonismo excluyente por su extenso contacto con Paraguay y Brasil.

 

 

 

En los próximos días habrá un nuevo encuentro, ya con los equipos técnicos de Misiones que llevarán cada uno su problemática.

 

 

La decisión de revisar la cadena de valor en su conjunto, alienta la mejora de la distribución de la riqueza, especialmente en sectores productivos como la yerba, el té o la madera, cuyos productores ponen el esfuerzo pero se quedan con las mínimas ganancias. Por el contrario, industriales y supermercadistas explotan al máximo una rentabilidad que lejos está de llegar a las chacras misioneras.

 

 

 

Capitanich no fue el único en recibir a Closs. La primera audiencia de Carlos Casamiquela, el nuevo ministro de Agricultura también fue concedida al mandatario misionero. Casamiquela viene a reemplazar a Norberto Yahuar, un hombre que se diluyó en errores políticos propios y daños irreparables como la demora en el envío de recursos del Fondo Especial del Tabaco en medio de una contienda electoral como la de junio. Ese error, que le costó muchos votos a la Renovación, abrió una grieta que hasta ahora no ha podido cerrarse con un grupo de productores tabacaleros y que es aprovechada por dirigentes políticos de la oposición para mostrarse como los grandes defensores de la actividad rural.  Lo cierto es, en cambio, que gracias a las gestiones del Gobierno en medio del debate por las retenciones a la soja, permitieron incrementar sensiblemente los recursos tabacaleros que hoy se reclaman a las apuradas.

 

 

En los papeles, Casamiquela debería tener una gestión mejor. Viene del INTA y conoce la problemática productiva en virtud de muchos años de trabajo con productores y funcionarios del área.

 

 

El vínculo del flamante ministro con las autoridades provinciales del Agro y del mismo Inta, alientan a una mejor relación con Misiones que necesita respaldos para varias de sus actividades productivas centrales, sobre todo aquellas que han perdido competitividad por el valor del dólar.

 

 

El nuevo escenario político nacional dejó en un segundo plano los reacomodamientos locales que se producen tras las elecciones de octubre. En la oposición, el peronismo no tiene fecha cierta para la realización de las internas y son varios los que coquetean con la idea de sumarse al Frente Renovador, pero el de Massa. Los seguidores de la diputada nacional Julia Perié quieren hacer elecciones ya, pero hasta ahora no hay fecha confirmada ni tiempo para realizarlas este año.

 

 

El radicalismo, parece alineado en el entusiasmo de ser la segunda fuerza política de la provincia, pero varios dirigentes temen que en las internas vuelvan a aflorar rencillas que dañen esa cohesión.

 

 

En el oficialismo también hay realineamientos. El jefe de Gabinete, Ricardo Escobar hizo públicas sus críticas a la presidenta del Concejo Deliberante de Posadas, Maggie Solari por haber abandonado el Centro de Apoyo para enrolarse en otra línea interna.

 

 

 

“Elige sus ambiciones personales en lugar de una construcción colectiva. Nunca había militado y se le dieron todas las oportunidades laborales y políticas para estar sentada en donde está”, cuestionó. 

 

 

La concejal no acusó recibo y los colaboradores de Escobar recordaron el ostracismo político en el que se sumergieron otros que tomaron decisiones similares traicionando a sus bases. En el recambio del 10 de diciembre, cuando el Concejo equipare a oficialistas y opositores, Christian Humada sería el nuevo presidente del bloque renovador. Pero no serían los únicos cambios en Posadas ni en el Gabinete provincial.  

 

 

 

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