La Prensa, la historia y el día de la Soberanía

Lucio V. Mansilla enfrentó a Gran Bretaña y Francia, en 1845.

Lucio V. Mansilla enfrentó a Gran Bretaña y Francia, en 1845.

Sancionada por Ley 20.770, el Día de la Soberanía se recuerda hoy 20 de noviembre, en conmemoración al Combate de la Vuelta de Obligado dirigido por Lucio V. Mansilla en 1845, al enfrentar en ese recodo del río Paraná, a una poderosa escuadra anglo-francesa contando solo con lanchones y 2.000 hombres mal armados.

 

 

La batalla del 20 de noviembre de 1845, en la que el gobierno de Juan Manuel de Rosas rechazó una invasión anglo-francesa, también se libró en los medios de comunicación de entonces. Y también entre los historiadores, lo cual explica por qué su conmemoración estuvo invisibilizada hasta hace algunos años.

Juan Manuel de Rosas gobernó la Confederación Argentina desde 1829 hasta 1832 y desde 1835 hasta 1852. Durante su segundo mandato rechazó dos invasiones: una, de Francia, en 1838, y otra, anglofrancesa, el 20 de noviembre de 1845, que se conoce como la Batalla de Vuelta de Obligado y se conmemora el Día de la Soberanía. Este último hecho fue el que más intentos de invisibilización sufrió en la historia del país.

Los enemigos de Rosas, de ideología europeizante, actuaban desde el exilio. Escribían y difundían sus ataques contra el caudillo y alentaban intervenciones europeas.

Destinado a contrarrestar estos embates desde el exterior contra la Confederación, aparece en Buenos Aires, en 1827, el diario escrito en inglés y editado por Thomas George Love, The British Packet, que se publicó durante los dos gobiernos de Rosas. Se oponía en especial a las operaciones de prensa de la Revista de los Dos Mundos acérrima opositora al rosismo. Además, El Archivo Americano, aparecido en 1843, fue una publicación oficial de la Confederación Argentina, redactada por Pedro de Angelis y supervisada directamente por el propio Rosas, en la que se daban a conocer artículos y documentos oficiales en inglés, francés y español.

Los preparativos del ataque anglo-francés se gestaron en una reunión en Europa entre François Guizot, primer ministro de Luis Felipe, rey de Francia, con William Gore Ouseley, ministro de Relaciones Exteriores británico. De aquel encuentro surgirá la intervención armada. El principal motivo de la agresión fue el económico: la expansión territorial, la libertad de comercio y la libre navegación de los ríos que pedían o conseguían por la fuerza para introducir sus productos manufacturados.

Campañas mediáticas

De este lado del océano no hubo silencio ante la inminente invasión. Especialmente en los Estados Unidos, donde prevalecía entonces una posición anticolonial, hubo una campaña mediática en contra de la intervención europea. En agosto de 1845, The New York Sun publicó: “Nos es grato ver al gobierno argentino firme en su determinación en defender la integridad de la unión”. Y el New York Herald editorializaba: “Esta injusta intervención revela el deseo de introducirse en el hemisferio occidental y mantenerse en actitud de aprovechar cualquier punto débil que les quede expuesto. El general Rosas se le opone enérgicamente”.

En el Brasil también se leían expresiones de solidaridad en la prensa. Desde el diario El Grito del Amazonas del 9 de agosto de 1845 se arengaba: “¡Nos llamarán rosistas! ¡Somos americanos! (…) Vosotros, argentinos, acabad con honor. No retrocedáis delante de los que, amenazándoos hoy con bombardeos porque os suponen débiles, se olvidan de las humillaciones de Whitelocke y del tratado de Mackau”.

La invisibilización a la que fue sometida esta batalla en defensa de la soberanía nacional estuvo a cargo de la historia oficial posterior a la batalla de Caseros. Fue Bartolomé Mitre el encargado de esta omisión. Los hechos de la Vuelta de Obligado desaparecieron del discurso histórico que generó la identidad de la incipiente Nación.

Desde la vereda de enfrente, Sarmiento ya venía preparando el terreno en el Heraldo Argentino”, que se editaba en Chile. Allí, en enero de 1843 publicaba un texto más que elocuente: “Los argentinos residentes en Chile pierden desde hoy su nacionalidad. Los que no se resignan a volver a la Argentina, deben considerarse chilenos desde ahora. Chile puede ser en adelante nuestra patria querida. Todo será desde hoy para Chile.”

Fermín Chávez, en su libro “Historicismo e iluminismo en la cultura argentina”, escribió: “En 1845, en momentos en que se preparaba la intervención anglofrancesa, el sanjuanino publica en Chile su Facundo, panfleto antirosista (…): vaciar a Europa de golpe en América y
realizar en diez años la obra que antes necesitara el transcurso de un siglo. Todo lo que huele a americano es bárbaro.”

En la misma línea, se ubican desde Chile: El Mercurio y Crónica, de Juan Bautista Alberdi y Domingo Faustino Sarmiento, respectivamente. “Así es que todos los chilenos nos avergonzamos que haya en Chile dos periódicos que defiendan la legalidad de la traición a su país y usted sabe quiénes son sus redactores”, escribió por entonces el general Francisco Pinto, quien fuera presidente de Chile, a un funcionario argentino. Luego, un Alberdi más racional destaca sobre Rosas: “Si en su mano hay una vara sangrienta de fierro, también veo en su cabeza la escarapela de Belgrano”.

Manuel Gálvez, biógrafo de Rosas, señala “una ofensiva periodística, en la que los europeos agitaban las banderas de humanidad y de civilización, para justificar la guerra”. Gálvez remarca que Times y el Morning Chronicle se refieren a Rosas como “cruel déspota”.

En tanto, en territorio argentino, La Gazeta Mercantil fue un férreo órgano defensor del caudillo. Allí publicaron sus escritos José Rivera Indarte, Pedro de Angelis y Bernardo de Irigoyen, entre otros. El 20 de noviembre de 1845, informaba: “El territorio argentino ha sido atacado por las fuerzas anglo-francesas (…) nuestras baterías servidas por artilleros y soldados improvisados cuyo valor heroico no han podido abatir los invasores a pesar de la inmensa ventaja de sus fuerzas. La sangre que tan copiosamente ha corrido es 1responsabilidad enteramente de los ministros de Inglaterra y Francia” .

En Estados Unidos, The Journal of Comerce auguró, en un editorial de noviembre de 1845, que “como Inglaterra lo sabe desde 1807 y 1808, la Argentina es inconquistable, mucho menos ahora que la dirige el hombre más firme y resuelto que produjo la América del Sur”.

 

Artículo publicado en la revista Crece en noviembre de 2011, editado por la Facultad de Ciencias Sociales de la Lomas de Zamora.

Luego, el revisionismo socialista caracteriza a Rosas como un caudillo nacionalista ganadero bonaerense. Jorge Abelardo Ramos, en “Revolución y contrarrevolución en la Argentina” asegura que “Con Rosas aparece el primer ejemplar argentino del político estanciero”. La figura de Rosas se encuentra todavía tironeadas por “opciones extorsivas: un tirano sangriento o patriota insigne. Simplificaciones de este género ocultan al espectador el cuadro íntimo que se intenta revelar”.

Básicamente eran barcos de Gran Britania  y de Francia, que decían que nuestro Rio de la Plata no era nuestro, si no que eran aguas internacionales y ellos querían navegar sin pedir permiso a nadie y vender sus productos, como si fuera tierra de nadie.

La prensa es para informar y formar pero cuidado, que nos puede llevar a la peor la dependencia cultural y peor aun cuando se roba tu historia.

Hoy nosotros, muchos no sabemos los nombres de quienes lucharon aunque muchos murieron defeiendo la Patria, en tanto conocemos las proezas de los que estaban en Uruguay festejando la invasión extranjera porque tienen sus nombres en las calles de Buenos Aires.

 

                                                                José Adolfo Luty

                                                                DNI: 16.259.924

 

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