Certezas y dudas alrededor de un desdoblamiento cambiario

La designación de Axel Kicillof para hacerse cargo del ministerio de Economía reactivó las especulaciones sobre un desdoblamiento cambiario. Su implementación se daba como un hecho hace ya un par de semanas entre los inversores, empresarios y banqueros y los cambios de gabinete resueltos por la Presidenta, Cristina Kirchner, parecen darle la razón a estas especulaciones.

Escribe Pablo Wende. La designación de Axel Kicillof para hacerse cargo del ministerio de Economía reactivó las especulaciones sobre un desdoblamiento cambiario. Su implementación se daba como un hecho hace ya un par de semanas entre los inversores, empresarios y banqueros y los cambios de gabinete resueltos por la Presidenta, Cristina Kirchner, parecen darle la razón a estas especulaciones.

Como la asunción del nuevo ministro se producirá mañana a la tarde, no pocos esperan que los anuncios lleguen antes del viernes, ya que el fin de semana largo que hay por delante daría algo más de tiempo a las entidades para adaptar el nuevo esquema. En los bancos recordaban que la implementación del recargo del 15% primero y del 20% más tarde sobre los gastos con tarjeta en el exterior se implementó muy rápidamente.

Se sabe que Kicillof es partidario de implementar tipos de cambio múltiple y todo hace suponer que la decisión de Cristina de volcarse por él para ocupar la máxima responsabilidad en el manejo de la economía supone un respaldo para llevar a la práctica esa idea. Básicamente, consistiría en reconocer un tipo de cambio distinto al único que existe hoy, que es el oficial.

La pregunta siguiente es a qué sectores se aplicaría. Y el candidato casi unánime a esta altura es el sector turístico. La intención es que a través de un encarecimiento de los dólares para viajar se reduzca la sangría de reservas. Según los últimos cálculos el déficit que arroja la balanza turística se aproxima a los u$s 9.000 millones para todo el 2013, es decir la totalidad del saldo de la balanza comercial.

El desdoblamiento cambiario implicaría fijar un dólar que cotice con un determinado “spread” en relación al tipo de cambio oficial. Según las especulaciones, esa brecha no debería ser inferior al 40%. Y aún no está claro si la AFIP mantendría además el recargo del 20% que cobra actualmente. La experiencia argentina muestra que cada vez que se impone este tipo de medidas cuesta mucho después quitarlas. Siguiendo el ejemplo anterior, se estaría ante un dólar superior a $ 8, pero al sumarse el recargo de AFIP quedaría en niveles de $ 9,60, muy similar al dólar de las cuevas.

Al mismo tiempo, si se oficializa ese tipo de cambio diferencial, implicaría un beneficio para el turismo receptivo, ya que reconocería más pesos por cada dólar cobrado en la tarifa. Y la expectativa oficial no sólo es que se vayan menos reservas de los turistas que viajan, sino que además entren más dólares de turistas que hoy cambian a través del mercado informal.

Resta por ver si este ajuste por precio es suficiente para disminuír la demanda para viajes, o si es necesario recurrir también a un ajuste por cantidad, o sea imponer un cupo para el uso de la tarjeta de crédito en el exterior. El peligro de semejante medida es que esa demanda pasaría automáticamente al mercado paralelo y empujaría aún más el valor de la divisa.

Pero las dudas pasan por la posibilidad de implementar un dólar diferencial para otros sectores, específicamente un tipo de cambio más alto para el sector financiero. Es un tema que preocupa a las empresas y a las provincias que tienen deuda en dólares en el exterior. Hasta ahora acceden a las divisas que vende el Banco Central al tipo de cambio oficial. En caso de que se defina otro dólar, obviamente que sería mucho más oneroso para el sector privado y también para las provincias. Pero por el momento esta alternativa no parece que se pueda aplicar, al menos en el corto plazo.

Las deudas emitidas bajo el esquema “dollar linked” en el mercado interno también están pendientes del desdoblamiento, ya que podrían quedar afectadas. Estos títulos se rigen de acuerdo a la evolución del dólar oficial, pero si hubiera más de un tipo de cambio podrían surgir especulaciones sobre cuál es el que corresponde aplicar.

Para evitar confusiones, las emisiones “dollar linked” tienen diversas cláusulas para evitar confusiones y dejar bien en claro que se trata en todos los casos del tipo de cambio oficial que define el Central o en su defecto el dólar vendedor del Banco Nación. Ultimamente también se incluye como otra opción el denominado “dólar EMTA”, que no es otra cosa que el dólar oficial pero divulgado por una institución internacional (Emerging Markets Trading Asociation). En el caso de los contratos de dólar a futuro, tampoco se verían alcanzado por un posible desdoblamiento.

Un informe divulgado ayer por la consultora Elypsis, de Eduardo Levy Yeyati, destacó un aspecto poco tenido en cuenta en los análisis: la implementación de los tipos de cambio múltiple está prohibida en forma explícita por el artículo VIII del FMI. “Aunque el gobierno no ha dudado en el pasado en violar las reglamentaciones del Fondo o de otros organismos multilaterales, su implementación podría comprarle al gobierno un problema con el organismo justo cuando la negociación alrededor de las estadísticas parece bien encaminada”, concluye el trabajo.

 

 

 

 

 

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