Se realizó la XII peregrinación al Centro de Espiritualidad de Loreto

Como cada año, desde tres puntos distintos de la Diócesis de Posadas, Alem, Jardín América y Miguel Lanús, salieron en procesión los peregrinos el día sábado, 16 de noviembre. Llegaron el día de hoy, domingo, a Loreto, Centro de Peregrinación y Espiritualidad de la Diócesis de Posadas.

En  Loreto se realizaron tres misas, la primera fue a las 6 de la mañana, la segunda a las 9, presidida por Monseñor Juan Rubén Martínez  y concelebrada por los sacerdotes y diáconos de la Diócesis. La última misa fue a las 13. Además, se realizó un festival  para compartir con todas las familias que se acercaron a Loreto.

 

En la misa central Monseñor Juan Rubén Martínez destacó que los peregrinos llegaron de diversas formas, caminando, en bicicletas, motos, a caballo y todos se movilizaron a “un lugar que para nosotros es fundamental porque es la Casa de la Madre, es el lugar de nuestra memoria y hoy la fiesta es superior porque coincide con la fiesta de los Santos Mártires (Roque González de Santa Cruz, Alonso Rodríguez  y Juan del Castillo) que nos enseñaron a vivir sirviendo con amor porque ellos amaron de verdad.”

 

El Obispo, recordó también que en Loreto están los inicios de la Misión y por ello “es un lugar fundamental en la vida de la región y de nuestra Diócesis.” Y desde este punto reflexionó sobre los desafíos que debemos asumir en el tema de la Misión, “tenemos una enorme responsabilidad y venimos hoy a Loreto a profundizar nuestra fe. En este año que hemos estado trabajando en la Fe y que hoy también hacemos la clausura del Año de la Fe, como Diócesis, recordamos que tenemos Fe, no en algo, sino en Alguien, que es nuestro Señor Jesucristo y este creer en Él, llamarnos cristianos, significa que tenemos una enorme responsabilidad con el tiempo de hoy para llevar valores a una sociedad donde hay tantos antivalores y llevar siempre la esperanza.” Monseñor Martínez, recordó el documento de los Obispos en los que se habla del antivalor del alcohol y la droga los que están haciendo tanto daño a nuestra sociedad, sobre todo a nuestros jóvenes, pero nosotros “estamos llamados a abrazar al que está sufriendo y llevarle esperanza, porque no todo está perdido, se puede cambiar. Y en esta clausura del Año de la Fe queremos una vez más ser testigos de la fe y llevar esperanza al mundo”, concluyó el Obispo Martínez.

 

 

 

 

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