Reflexión dominical del pastor Guillermo Decena

En la parábola del hijo pródigo vemos la caída paulatina del joven que lo “tenía todo”, es la más clara demostración de engaño del pecado. Y es que no siempre el deseo de querer vivir la vida a plenitud fuera de lo que Dios ofrece, es lo mejor para nosotros. Hay una “herencia” que nos gustaría pedir para disfrutar, sin embargo no siempre estamos preparados para manejarla o administrarla adecuadamente. Hoy analizaremos esta parábola y veremos “la iluminación de la conciencia”. 

 

Lea en la Biblia la parábola del hijo prodigo en Lucas 15:11- 23.  Este es un ejemplo de la iluminación de la conciencia. Pero veamos los resultados de la iluminación del espíritu y  la conciencia.

 

I. SE DA CUENTA DE LAS CONSECUENCIAS DE LAS MALAS OBRAS  v. 12

La frase “viviendo perdidamente” v.13c. La caída paulatina del joven que lo “tenía todo”, es la más clara demostración de engaño del pecado. Y es que no siempre el deseo de querer vivir la vida a plenitud fuera de lo que Dios ofrece, es siempre una señal de lo mejor. Hay una “herencia” que nos gustaría pedir para disfrutar; sin embargo, no siempre estamos preparados para manejarla o administrarla adecuadamente. La mayoría de las desilusiones de la vida vienen por querer más de lo que tenemos. Lamentablemente, el deseo de alcanzar más de lo que hemos obtenido pudiera llevar al hombre a no poner su mirada en las cosas de arriba “donde está Cristo sentado” sino en las de la tierra; eso es, aquello que es pasajero y temporal.

1ª Timoteo 6:6  Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; 6:7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.

El deseo de lo que no se tiene es quejarse de la bendición y no valorarla. Es la decisión de querer vivir a espaldas de Dios; de ir de una “ciudad a otra”, de una sensación a otra, de buscar la gratificación del deseo y de vivir nuestra propia independencia. Nunca será mejor vivir en una “provincia apartada” que vivir con el Padre amoroso y su provisión inagotable. Ilustración: El pueblo de Israel quiso tener un rey rechazando con ello el gobierno teocrático que hasta ese entonces había tenido, por una monarquía. La consecuencia de aquella decisión fue la llegada del rey Saúl. Él no solo fue rechazado por Dios debido a su desobediencia, sino que también trajo una gran decepción al pueblo mismo que lo eligió. ¡Cuidado con las decisiones que tomamos, no siempre nos llevan a un final dichoso! Pero Dios nos deja que hagamos lo que tanto deseamos! No influye en nuestra voluntad, e igual nos espera al final del fracaso. Proverbios 14:12 Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte. 

 

 

II. REVELA UNA VIDA DESORDENADA v.14

Este joven cuando “volvió en si” descubrió cuán lejos había llegado y hasta dónde se había hundido. Los versículos 15 al 16 nos indican la degradación a la que había llegado. Juan 6:12 “Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada”.

Jesús multiplica los panes y los peces y luego hace recoger lo que sobró, para que nada se pierda. Pero el desear la comida de ellos nos muestra la bajeza hasta dónde puede llevar el pecado a una persona. Cuando miró su actual condición, y por seguro la comparó con la que tenía en el seno de su casa, no le gustó lo que vio. Fue descendiendo de una posición de riqueza hasta la más imaginable pobreza. De una posición de hijo a una de esclavo. De una posición donde él podía dar a otros para que vivieran, a una donde él está pidiendo a otros para vivir. El hijo de un rey deseando llenar su estómago con la comida de un cerdo, y ni siquiera esto le daban.

¿Cómo se malgasta una vida? Un síntoma es que mientras más se hace lo que se quiere (aquel apetito de la carne que no se satisface) menos se quiere lo que se hace. Mientras más se buscan los placeres para vivir, nuevas oportunidades hay para esos placeres. Se malgasta la vida cuando se “desperdician los bienes”. Si algo sobresale en la vida de este joven es su mala mayordomía. Los problemas que más a menudo confrontamos son los que tienen que ver con una mala mayordomía de los bienes que recibimos.

La “herencia” no tiene que ver solamente con los bienes materiales. Por ejemplo, se dice que los hijos son “herencia de Jehová”. Si eso es así, ¡qué enorme responsabilidad tenemos los padres por su conducción! Nuestra “herencia” también pueden ser los dones espirituales. Ellos nos fueron dados para el servicio del Señor. De igual manera, es una tremenda responsabilidad administrarlos para hacer crecer su reino en la tierra. El cuerpo nos fue dado para que fuera el templo del Espíritu Santo ¿Qué decir de nuestras finanzas? Somos mayordomos de todo el dinero que recibimos. Como creyentes responsables debemos saber cómo lo usamos, y cómo lo administramos.

La historia de este joven nos revela que cuando se deja a Dios fuera de “nuestros bienes”, el resultado es una vida malgastada.  Se malgasta toda la vida cuando Dios no es el centro de ella.

 


III. HACE RECORDAR EL LUGAR DE DONDE VINO v.17

Seguramente pensó en aquella atmósfera tranquila que se respiraba en casa. A lo mejor vino a su mente la imagen de aquel padre sonriente, amoroso y los abrazos y besos con los que éste le acurrucaba. Por seguro se acordó de la abundancia de comida que había en la mesa; de las ropas finas que allí se ponían; de su pieza donde tenía sus cosas y de toda la vida que allí disfrutaba. Tal fue la condición de sus pensamientos que se acordó que los jornaleros, aquellos que trabajan por contratos, los que eran aún menos que los esclavos, gozaban de “abundancia de pan”, lo que ilustra que aun tales personas podían estar satisfechos “en casa de mi padre”.

Tenemos que admitir, en función del estado de este joven, que la culpa es uno de los grandes males de este siglo. Hay personas que saben que han fallado y en su corazón hay un lamento por lo hecho y por aquellos valores y principios abandonados. La culpa es aquella condición que nos lleva a sentirnos tan bajo hasta el punto de querer ser como “uno de tus jornaleros”. La culpa revela un estado de pobreza, de miseria y de enojo consigo mismo. Pero tal estado puede cambiar. El hombre no fue hecho para vivir de las “algarrobas” de este mundo. Él fue hecho para vivir en la “casa de mi padre”. Fue por eso que el hijo menor estando en tal condición tuvo el “despertar de su conciencia” y anheló el sitio por él abandonado. La casa del Padre es un lugar de paz, de seguridad, de abundancia y el especial recinto del amor. El anhelo de regresar vibra en el pecho de cada ser humano. Es cierto que el pecado lleva a una esclavitud y degradación moral, pero el deseo de cambiar y ser alguien diferente es una llama que no se apaga.

 


IV. LE IMPULSA A TOMAR EL CAMINO DE LA RESTAURACIÓN v. 18.

1. El primer paso en la restauración es tomar la decisión de no seguir en la misma condición. “Me levantaré”, 2. El segundo paso en la restauración es ir (acción). No podemos solamente levantarnos. Es hacer algo de acuerdo a la luz que recibimos. 3. El tercer paso en la restauración es la confesión sincera. Note la oración de confesión que hizo el joven: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros” v. 18b-19. No hay restauración total  mientras no hay confesión.

Por ultimo ¿Por qué se produce iluminación de la conciencia?… Es sin dudas el amor de un Padre que amó mucho a su hijo! Es el amor puro y verdadero el que produce este despertar del espíritu humano. El “Despertar de la Conciencia” nos lleva a la fiesta de la compasión. Es dejar de comer la inmundicia, por la mesa del amor. Es dejar de sentirse un esclavo, hasta llegar a recuperar la posición del hijo. Es dejar de oler mal -el olor del pecado- por la fragancia del nuevo vestido paterno. Es dejar de herirse los pies porque en el mundo se han malgastado, por el calzado suave y seguro que se disfruta en casa. Es dejar de oír los ruidos de la miseria, el sonido de la mala conciencia, por la melodía de la fiesta preparada. Así, pues, la vida puede ser otra cuando el hombre “vuelve en si”. Cuando se da cuenta de su condición y se levanta para venir a los tiernos y amorosos brazos de su Padre Celestial. Vos no naciste para ser un esclavo, Dios te creó para vivir en victoria como su hijo amado. Dios te bendiga y tengas una buena semana.

 

Pastor Guillermo Decena, Centro Familiar Cristiano Eldorado.

Predicas en vivo los miércoles y domingos 20 horas, a través dewww.centrofamiliarcristanoweb.org


 

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas