Felipe Pigna disertó sobre la Guerra de la Triple Alianza en el marco del Simposio del Festival del Litoral

La jornada inaugural de la antesala académica de la gran fiesta de la música litoraleña, tuvo lugar en las galerías del paseo Bosetti  con numeroso público que acompañó al historiador por un recorrido crítico acerca del rol de los aliados contra los hermanos paraguayos, y una herida que continúa abierta. 

Felipe Pigna fue presentado por el Intendente de Posadas, Orlando Franco y el moderador del encuentro fue el profesor Agustín Pérez Campos.

Según el autor la guerra que enfrentó a la Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay, entre 1865 y 1870, respondió más a la intención de acabar con un modelo autónomo de desarrollo como el paraguayo, que podía devenir en un “mal ejemplo” para el resto de América Latina, que a los objetivos de unificación nacional y defensa del territorio proclamados por sus promotores.

Así la historia sobre los intereses que motivaron el conflicto bélico disfrazado de la necesidad de “llevar la civilización al Paraguay” era en realidad motivada por intereses económicos y de máxima exclusión. Paraguay era visto como una amenaza por el desarrollo que había logrado en esa época, mientras que en Buenos Aires había un gobierno que velaba por los intereses de los capitales porteños en detrimento de las provincias del interior.

Argentina tenía un ejército preparado para combatir la resistencia interna con un modelo excluyente en lo político, desde lo económico, mientras que en 1875 Paraguay tenía gran relación con Gran Bretaña. Gobierno que le aportaba técnicos mentores de ese tan envidiado  desarrollo.

Citando las palabras de Juan Bautista Alberdi cuando analizaba con gran visión la barbaridad que se iba a cometer contra la Nación guaraní recordó su misiva: “(…) Si es verdad que la civilización de este siglo tiene por emblemas las líneas de navegación por vapor, los telégrafos eléctricos, las fundiciones de metales, los astilleros y arsenales, los ferrocarriles, etc., los nuevos misioneros de la civilización salidos de Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, San Juan, etc., etc., no sólo no tienen en su hogar esas piezas de civilización para llevar al Paraguay, sino que irían a conocerlas de vista por la primera vez en su vida en el país salvaje de su cruzada civilizadora”.

Así con el pretexto de salvar al pueblo paraguayo se encarnó una guerra de desgaste donde se redujo casi a un 20 por ciento la población de ese país, dejándolo con tan sólo el 10 por ciento de mano de obra masculina, mientras que el resto de la población estaba compuesta por mujeres y niños. Las cifras son contundentes ya que habían 500 mil habitantes antes de la guerra y luego apenas llegaban a los 116 mil.

Pigna hizo un párrafo aparte para hablar del papel que jugaron Sarmiento y el propio Mitre quien fue el primero en poner en marcha una guerra biológica ya que decididamente mandó a tirar los cadáveres contaminados con cólera a las aguas del río Paraná sin importarle que esto afectara a sus propios hermanos argentinos, de las provincias de Formosa, Corrientes y Misiones. “Eran quienes estaban en contra de su visión de gobierno con políticas lideradas por rebeldes como el propio Andrés Guacurarí”, sostuvo el historiador.

 

Como conclusión de esa lamentable contienda de fulminó el gran futuro del Paraguay como una de las primeras potencias de América con fabricas de barcos a vapor y grandes industrias, reduciéndolo a un sitio de saqueos y provisión de esclavos, se destacó la valentía de un pueblo que luchó hasta con sus niños por defenderse del invasor.

 

Luego se abrió un rico intercambio entre los presentes donde se pudo compartir algo de la historia regional que hoy, a tantos años de esa cruzada infame, intenta sanar heridas y unir a ambos pueblos. 

 

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