Reflexión dominical del pastor Guillermo Decena

Nuestra conciencia tiene ambos lados, uno positivo y uno negativo: aprueba y condena (véase Romanos 2:13-15).  Hacer lo que entendemos que es correcto trae tranquilidad de espíritu.  Un proverbio dice, “No hay almohada más suave que una limpia conciencia”. Y ¡Cuan cierto es! Hoy veremos el tema de “La conciencia”. 

La Biblia le da gran importancia a la conciencia: “Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida” (1° Timoteo 1:5).

¿Qué es esta cosa que llamamos conciencia? La expresión bíblica viene de la palabra griega “suneidesis”  que significa “con-ciencia” (sun, con; oida, conocer).  El hombre debe actuar con “conocimiento de sí mismo”.  Sin embargo, esto es más que conciencia de uno mismo;  tiene que ver con nuestra intuición moral.  Se refiere a esa voz interna que pasa juicio sobre nuestros pensamientos, palabras y acciones.  Thayer define la palabra griega como “el alma que distingue entre lo que es moralmente bueno y malo, impulsando a hacer lo primero y evitar lo segundo, que alaba a uno, y condena al otro”.

Nuestra conciencia tiene ambos lados, uno positivo y uno negativo: aprueba y condena (véase Romanos 2:13-15).  Hacer lo que entendemos que es correcto trae tranquilidad de espíritu.  Un proverbio dice, “No hay almohada más suave que una limpia conciencia”. Y ¡Cuan cierto es! Pero la violación de nuestro sentido moral de lo correcto trae un sentido de vergüenza, y una convicción de pecado (Génesis 3:8; Mat. 26:75). 

 

La Conciencia Educada Apropiadamente

Génesis 3:8  Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.

Mateo 26:75  Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente.

Sin embargo, tener una buena conciencia no garantiza que estemos haciendo la voluntad de Dios.  Es posible sentir que estamos haciendo lo correcto, y aun estar equivocados. Considere el ejemplo del apóstol Pablo.  El declaró, “… yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy” (Hechos 23:1; véase también 24:16).  Esta es la misma persona que dijo, “Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret” (Hechos 26:9). Pablo dirigió la persecución contra los primeros cristianos.  ¡Pensó que ese era su deber! Desafortunadamente, Pablo estaba mal informado (o aconsejado).  Sus creencias estaban equivocadas, y por tanto, su juicio moral estaba equivocado (véase Hechos 26:9-15; 1ª  Corintios 15:9; 1 Timoteo 1:13,15). 

La conciencia nos regula acorde a lo que nos ha sido enseñado.  Tener una conciencia clara significa simplemente que estamos viviendo acorde al modelo que hemos escogido, pero no significa que el modelo sea el correcto. Si usted tiene información equivocada, no hay forma de que opere apropiadamente.  La información de Pablo era equivocada, y por tanto, su juicio moral era equivocado. 

Es como el sistema judicial.  Nuestras cortes no están para hacer leyes, ellas están para hacerlas cumplir. Así es con nuestra conciencia. Ella no hace las leyes; se sienta a valorar (o juzgar) nuestras acciones, acorde a los principios que le han sido enseñados. Cuando nuestra enseñanza ha sido equivocada, nuestra conciencia no puede hacer los juicios apropiados. Podemos llegar a aprobar cosas que son malas. 

De esta manera deberíamos esforzarnos por obtener un buen conocimiento de la Verdad, de manera que nuestra conciencia opere apropiadamente. La palabra de Dios debería guiarnos. Salmos 119:105. Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.

Si seguimos lo que la Biblia enseña, podemos estar seguros de que estamos en lo correcto.  Nuestra conciencia habrá sido alimentada con la información correcta. 

2° Timoteo 3:16  Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia,

2° Timoteo 3:17  a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra.

 

La Conciencia Cauterizada

1ªTimoteo 4:2  por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, (encallecida).

Esto describe a la persona cuya conciencia se ha vuelto callosa, insensible, y se ha endurecido.  La Biblia habla de la posibilidad de que la conciencia de uno se “cauterice” (1° Timoteo 4:1-2), o esté “marcada con el hierro” como lo vierte la versión Dios Habla Hoy.  Por rechazar constantemente sus advertencias, podemos llegar al punto donde nuestra conciencia deja de molestarnos.  Pablo describe a tales personas como “perdiendo toda sensibilidad” (Efesios 4:17-20).  Tito 1:15 habla de aquellos cuya mente y conciencia está corrompida. Algunas personas se enfocan en lo malo durante el tiempo que ven lo malo en todo. Casi están más allá de toda esperanza. Su sentido de lo correcto e incorrecto no opera ya más. 

 

Es peligroso si el cuerpo se vuelve insensible al dolor, y lo mismo es verdad en el campo espiritual.  Al principio, nuestra conciencia nos grita y reprende. Pero si faltamos una y otra vez, con el tiempo dejará de molestarnos.  En tales casos, crecemos insensibles a nuestra transgresión.  Nos endurecemos, y podemos llegar al punto donde no queremos continuar haciendo lo correcto. 

Hay gran recompensa en tener una buena conciencia. Pero entienda que una buena conciencia por sí misma no es suficiente; ella sola no es una guía infalible.  Sin embargo, cuando conocemos la Palabra de Dios y buscamos obedecerla, nuestra conciencia juega un papel invaluable.  Ayuda a mantenernos en la senda de la victoria y nos advierte cuando nos extraviamos.  De esta manera es la conciencia, ayuda  preciosa y valiosa que tiene una persona.  Deberíamos buscar mantenerla limpia y sensible.  Que tengas una buena semana y Dios te bendiga!

 

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