Cuando la escuela se construye con alumnos y docentes

A través de 11 encuentros que llevaron el nombre de Mi Escuela Mira al futuro, jóvenes estudiantes de la secundaria,  de diferentes puntos del territorio provincial, tuvieron la oportunidad de hacerse oír acerca de lo que quieren de la Escuela actual.

 

Culminó el itinerario de los encuentros en el CEP N°5 del Barrio A4 de Posadas días atrás, en el que participaron chicos de varias escuelas públicas de la ciudad y se reunieron en el rol de protagonistas de unas jornadas que fueron pensadas para que se conocieran entre sí, intercambiaran opiniones y levantaran su voz sobre las inquietudes y necesidades que tienen como estudiantes y principalmente como jóvenes ciudadanos.

 

La metodología de Mi Escuela Mira al Fututo fue especialmente diseñada con una modalidad de talleres vivenciales que tuvieron como eje vertebral al juego, entendiendo a lo lúdico como un disparador y movilizador de las experiencias, que colabora a la hora de reflexionar sobre nosotros mismos.

 

La idea central giró en torno a que, para poder trabajar sobre temáticas específicas de la educación secundaria como son la inclusión, permanencia, egreso exitoso (con título) y calidad educativa, es imprescindible, en primer lugar, escuchar a los chicos.

 

Por eso, la construcción de conocimiento se realizó de manera colectiva y crítica, dándole valor primordial a la palabra, al respeto por las diferencias y a las necesidades del otro.

 

Los chicos tuvieron la oportunidad, siendo orientados por talleristas que trabajaron en diferentes comisiones, de realizar actividades de introspección (para encontrarse con ellos mismos), de compartir historias, de manifestarse mediante el cuerpo con juegos de expresión corporal y de debatir y opinar sobre cómo se sienten en la escuela, qué es lo que esperan de la educación, cuáles son sus necesidades reales como jóvenes y estudiantes y fundamentalmente, qué harían para transformar y mejorar las aulas.

 

Lo revolucionario de estas jornadas fue que los adolescentes tomaron el papel principal no sólo en cuanto a la teorización de ideas y a la expresión  genuina de lo que piensan y sienten sino que se convirtieron en los auténticos agentes potenciales del cambio.

Además, sus inquietudes pudieron confluir con las de sus docentes, quienes también abordaron sus problemáticas e intereses en talleres vivenciales.

 

Mi Escuela Mira al Futuro partió de la premisa de la confianza fundamental en los chicos y demostró que, cuando se les brinda las herramientas y el espacio, los jóvenes, además de ser creativos y espontáneos, se toman muy en serio todo lo relacionado a su formación y al mejoramiento de su calidad de vida y la de toda la sociedad.

 

Por eso, las jornadas que miran al porvenir, pretenden trabajar desde el presente en la construcción social y horizontal de la escuela que todos queremos.

 

Además, los encuentros expusieron que cuando se trabaja con alegría y motivación, invertir tiempo sobre temáticas complejas y formales puede ser muy enriquecedor. Todos los talleres cerraron con agradecimientos pero sobre todo con afirmaciones como “queremos avanzar” e interrogantes como “¿cuándo es el próximo encuentro?”.

 

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