La Justicia sobreseyó definitivamente al “inventor” Pablo Antonio y su hijo

La Justicia sobreseyó definitivamente por falta de mérito a Pablo Antonio, titular de Geneargen, quien prometía motores de energía continua y otros descubrimientos a cambio de fuertes sumas de dinero para financiar la producción. El empresario había sido denunciado por estafas y amenazas, pero no se encontraron elementos suficientes para mantener abierta la causa. La misma decisión se tomó en relación con Santiago Antonio, quien trabajaba junto a su padre en el supuesto invento que revolucionaría el uso del combustible.

 

La Justicia sobreseyó definitivamente por falta de mérito a Pablo Antonio, titular de Geneargen, quien prometía motores de energía continua y otros descubrimientos a cambio de fuertes sumas de dinero para financiar la producción. El empresario había sido denunciado por estafas y amenazas, pero no se encontraron elementos suficientes para mantener abierta la causa. La misma decisión se tomó en relación con Santiago Antonio, quien trabajaba junto a su padre en el supuesto invento que revolucionaría el uso del combustible.

 

El “invento” había sido presentado en sociedad en 2003. Se trataba de un cargador de baterías inteligente que supuestamente podía lograr que un automóvil realizara un viaje de ida y vuelta a Buenos Aires sin cambiar la batería ni utilizar combustibles.

Para desarrollar el proyecto en cuestión, solicitaban inversiones que habrían alcanzado la suma de entre los 6 y los 8 millones de pesos a través de la firma Geneargen SA. Pero la firma quebró dejando un tendal de damnificados, algunos de los cuales recibieron cheques que no pudieron ser efectivizado por carecer de cuenta.

 

La Justicia no encontró elementos suficientes para sostener la denuncia por estafas y amenazas contra Santiago Antonio y contra Pablo Antonio por estafa en grado de tentativa.

En el caso del libramiento de cheques, denunciado por Rubén Jachow contra Pablo Antonio, se consideró que la cuenta estaba abierta al momento de la emisión de los documentos, por lo que no había impedimento legal para hacerlo, más allá de la falta de fondos a la hora de cobrar. La ausencia de fondos para pagar el cheque al momento de su presentación, “no constituye un impedimento legal”, señaló el Tribunal.

Así, padre e hijo quedaron definitivamente libres de culpa y cargo.

 

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