Disponen la detención de Julio César Grassi, tras la ratificación de la condena

Lo dispuso esta tarde la Cámara de Casación de Morón, «al no cumplirse los términos de la libertad provisional». La Suprema Corte bonaerense ratificó ayer la condena del sacerdote. Abogados, psicólogos y militantes por los derechos de la infancia repudiaron el hecho de que el cura se encuentre en libertad, pese a que la Suprema Corte bonaerense le ratificó la condena de 15 años de prisión.

La Cámara de Casación de la provincia de Buenos Aires dispuso hoy la detención del sacerdote Julio Cesar Grassi, condenado por abuso sexual agravado y corrupción de menores, «al no cumplir los términos de la libertad provisional otorgada como alternativa al asistir a un programa televisivo», informó ese tribunal.

El fallo de la sala seis, con la firma de los camaristas Ricardo Maidana y Horacio Piombo, destaca que el imputado «no cumplió los términos de la libertad provisional otorgada como alternativa, al asistir a un programa televisivo y referirse abiertamente a los denunciantes de la causa por la que resultó condenado».

La resolución de la Cámara precisa además que a este hecho «debe sumarse que la sentencia en su contra fue confirmada por la sala dos de Casación y la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires».

La Cámara también destaca que todo esto «revela la necesidad de revocar el beneficio del que venía gozando y ordenar su detención, confirmando así la decisión de la sala uno de la Cámara de Apelación y Garantías de Morón».

La Suprema Corte bonaerense ratificó ayer la condena a 15 años de prisión del sacerdote Grassi por abuso sexual agravado y corrupción de un menor que asistía a la Fundación Felices los Niños que el religioso dirigía.

Tras este fallo, la querella presentó esta mañana un escrito en la Cámara para pedir la detención del cura.

 

«Estamos muy contentos con el fallo que ratificó lo que se había determinado la primera y segunda instancia. Sin embargo, estamos preocupados porque sigue libre, pasea por la calle, da misa, como si no estuviera condenado», señaló a Télam Nora Schulman, directora ejecutiva de la Comisión Argentina de Seguimiento de la Convención Internacional de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (Casacidn).

Otra crítica que Schulman realizó al fallo de ayer de la Suprema Corte fue que «no tuvo en cuenta el testimonio de dos chicos (conocidos como «Luis» y «Ezequiel»), por cuyos delitos el tribunal determinó «in dubio pro reo» (la duda beneficia al reo)».

La causa contra el cura católico se inició en 2002 y llegó a juicio oral en 2009, cuando se lo acusó por 17 hechos de abuso sexual y corrupción de menores

En este sentido, el abogado de uno de los jóvenes, Jorge Luis Calcagno, aseguró que «la libertad de la que goza el cura Grassi es un caso insólito en la justicia porque se trata de una persona condenada en tres instancias por hechos gravísimos como es el abuso sexual a niños».

El abogado explicó que «desde que se dictaminó la primera sentencia, el sacerdote estuvo en prisión efectiva sólo 29 días, y el resto estuvo en libertad o prisión morigerada».

La causa contra el cura católico se inició en 2002 y llegó a juicio oral en 2009, cuando se lo acusó por 17 hechos de abuso sexual y corrupción de menores en perjuicio de tres chicos de la Fundación Felices Los Niños, que conducía.

El 10 de junio de ese año el Tribunal Oral Criminal 1 de Morón condenó a 15 años de prisión al cura al hallarlo culpable de haber abusado en dos oportunidades del menor conocido como «Gabriel», quien estaba a su cuidado en la Fundación.

Desde entonces vive con prisión morigerada en una quinta situada frente a la Fundación Felices los Niños, y donde ocurrieron los hechos por los que fue condenado.

Actualmente, la decisión de enviarlo a prisión la tiene la Cámara de Casación de Morón, donde la querella recurrió para pedir que vaya a la cárcel hace dos años y en donde presentará un escrito para que resuelva con celeridad.

«El valor simbólico de la condena de Grassi es muy fuerte porque es un mensaje social en la lucha contra la impunidad de los delitos sexuales infantiles, y en particular por los cometidos por la Iglesia», indicó a Télam Sebastián Cuattromo, un joven que fue víctima de abusos por parte de un sacerdote del Colegio Marianista de Caballito cuando iba a séptimo grado, cuyo delito fue probado y condenado el año pasado.

Cuattromo, quien conforma junto a otras víctimas y madres de chicos abusados el colectivo `Sobrevivientes Protectores`, aseguró que «este caso una demostración del poder que sigue manteniendo la Iglesia Católica en nuestra sociedad, de cómo su presión logró beneficios como la prisión domiciliaria; sin embargo, se pudieron probar los hechos, y para quienes fuimos víctimas la condena siempre es reparadora».

Por su parte, la psicóloga María Beatriz Müller, que desde hace más de 14 años trabaja con su organización `Salud Activa` en la temática, describió que «el caso Grassi tuvo una impronta muy fuerte porque se generó todo un movimiento a favor de los abusadores que incluyó libros, charlas y formación de organizaciones que intentan defender lo indefendible».

«Por ello -aseguró- que la justicia haya determinado la culpabilidad de Grassi es reparador no sólo para sus víctimas sino para todos los que han sido o son víctimas de abuso, porque rompe con el temor del niño o niña de que se testimonio no sea creído».

Y añadió que «en el mismo sentido, que el sacerdote no reciba su pena por este hecho, es decir, que no esté efectivamente en prisión en cárcel común es un pésimo mensaje de impunidad».(Telam)

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