Juegos de poder

Escribe Juan Carlos Argüello, jefe de Redacción de Misiones On Line 

En el póker, un rostro impasible es fundamental para no delatar jugadas futuras. Las cartas pueden acompañar o no. La astucia también sirve para ganar. Pero un bluff en medio de la partida puede derrumbar toda la estrategia y revelar cuándo las cartas son favorables o le dan la espalda al jugador. Y aunque no se pierda el partido, se desnudarán sus intenciones.  Un buen jugador despliega estrategias de acuerdo a cada mano y redobla la apuesta cuando viene difícil.

 

 

Sergio Massa no juega al póker con Cristina, como pretende el itinerante Felipe Solá. Ni siquiera es un buen jugador. Juró tener las mejores cartas para ganar en las PASO y una de ellas era impulsar una suba del piso de Ganancias. Hasta presentó un proyecto promocionado con bombos y platillos. Era su latiguillo. Fue un bluff.

 

 

A la hora de mostrar las cartas, el intendente de Tigre como sus socios en el paño opositor votaron en contra de la suba del Ganancias que elevó el piso a 15 mil pesos, únicamente porque había sido impulsado por la Presidenta. Defraudó a todos sus potenciales votantes en la primera oportunidad en que fue descubierto y se mostró alineado a la estrategia utilizada por el fracasado grupo A en el Congreso: rechazar todo aquello impulsado por el Gobierno y aprobar todo aquello que lo dañe, aunque el impacto vaya mucho más allá de la administración actual. Afectar la caja es una táctica conocida.

 

 

Pero la táctica de reeditar el grupo A, puede ser contraproducente para el candidato estrella. Corre el riesgo de convertirse en un espectro en el Congreso, donde hay 256 legisladores más, varios con una larga historia de manejo parlamentario. Ser uno más puede apagar su estrella, mientras que la agenda vuelve a ser recuperada por el Gobierno, que mejor se mueve en aguas turbulentas.

 

 

La presidenta Cristina Fernández sumó puntos en la estrategia para enfrentar a los fondos buitres al sumar la preocupación argentina a los países del G-20, donde tuvo un protagonismo relevante, incluso en momentos en que la mira está puesta en una eventual guerra en Siria, impulsada por el premio Nobel de la Paz, Barack Obama.

 

 

Lejos del aislamiento que aseguran sufre la Argentina, Cristina estuvo al lado del anfitrión Vladimir Putin en la reunión del G-20 y tuvo una influencia decisiva en la declaración final que también condenó la invasión a Siria que apura Obama sin el respaldo de Naciones Unidas.

 

 

Gobernar no es jugar. Gobernar es administrar tensiones, definió el gobernador Maurice Closs hace unas pocas horas. Y atender el mandato de la sociedad. En las elecciones preliminares hubo varios llamados de atención y uno de ellos fue el peso de Ganancias en los salarios de los trabajadores. Con buenos reflejos, la Presidenta decidió que era el momento para modificar el gravamen y mandó el proyecto al Congreso. Los diputados de la Renovación, con coherencia, votaron a favor.

 

 

En Argentina el impuesto a las Ganancias existe desde 1933 y como nunca comenzó a discutirse su pertinencia en los últimos años. ¿Por qué? Simplemente porque antes muy pocos trabajadores alcanzaban las categorías del tributo y muchísimos menos estaban registrados. Fue en los últimos años, cuando la creación de empleos y la actualización de salarios a través de las paritarias, que muchos empleados empezaron a alcanzar los pisos mínimos. En los 90, con sueldos congelados y desocupación, no fue un problema. En la última década,  1.700.000 trabajadores formalizados estaban alcanzados por el piso mínimo hasta la modificación.

 

 

El Estado se nutrió de ese tributo y ahora dejará de recaudar en este año, cerca de cuatro mil millones de pesos, que serán cubiertos en parte con un gravamen a la renta financiera, a través del cobro del diez por ciento del reparto de dividendos y a la venta de acciones de empresas que no cotizan en Bolsa. El resto, saldrá del propio Estado. Quien tiene la responsabilidad de administrar sabe que cualquier caja que se toque, debe ser cubierta por otra, a riesgo de desestabilizar todo el funcionamiento de todo el sistema.

 

 

Pero para justificar su voto en contra de lo que ellos mismos promocionaron, los diputados de la oposición aseguraron que pretendían la eliminación total del impuesto a los salarios y monotributistas. Ramón Puerta se enroló en este rincón y se quejó por la creación del tributo al reparto de dividendos, que puede terminar afectándolo en sus propias empresas.

 

 

El radical Luis Pastori defendió la negativa de la UCR a votar por la suba de Ganancias porque pretendía que “se actualice”, el mismo argumento que usa Massa para tapar su incoherencia. El tigrense presentará ahora un proyecto para actualizar los pisos cada seis meses, propuesta que no estaba incluida en la promocionada ley que impulsó en plena campaña hace poco más de un mes.

 

 

Lo que no reconocen el radicalismo ni el propio Puerta es que ellos aplicaron los más severos ajustes a los salarios cuando estuvieron en el Gobierno. Fue Puerta el que inventó primero el impuesto «solidario y de emergencia», complementado después con el Impuesto Extraordinario Transitorio y de Emergencia que poco tuvo de transitorio y que esmeriló los salarios de todos los empleados públicos misioneros, mientras que, por ejemplo, no se le cobraba impuestos a las grandes empresas.

 

 

El radicalismo, cuando encabezaba la Alianza, aplicó el recorte del 13 por ciento a sueldos y jubilaciones y fue su ministro de Economía, José Luis Machinea el que podó los salarios privados cuando extendió el impuesto a las Ganancias a muchos trabajadores al bajar el mínimo no imponible: una estafa a su propia base electoral que prolongó un modelo neoliberal con su herencia de pobreza, desempleo y desindustrialización.

 

 

En 2000 el gravamen recaía sobre el 8 por ciento de los trabajadores registrados, con una desocupación galopante.

 

 

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner señaló que actualmente afectaba al 19 por ciento de los registrados, con salarios actualizados y en una nómina mucho más elevada. Son al menos 1,7 millones de trabajadores registrados los que dejarán de pagar en Argentina. 

 

 

Más allá del efecto inflacionario innegable, pagaban más porque hay más trabajadores formalizados y con sueldos que crecen constantemente, incluso en el Estado.

 

 

En Misiones más de diez mil empleados se verán beneficiados con la suba del piso y cinco mil pertenecen al Estado, algunos de ellos jubilados. Closs jugó a favor de los empleados y ordenó liquidar los sueldos de agosto con los cambios que mejoran sustancialmente lo que percibían. “Pregunten a quienes votaron en contra qué dicen”, disparó Closs sobre los opositores misioneros, que en tiempos electorales pretenden empujar por izquierda.

 

 

Closs cuestionó severamente a la oposición por pretender obstruir todas las iniciativas gubernamentales. “Es increíble que la oposición use la lógica de oponerse por oponerse. No puedo entender al bloque radical que votó en contra de la suba del mínimo no imponible de Ganancias, votó en contra de un beneficio para 1,5 millones de trabajadores. Habría que preguntarles a sus candidatos que piensan de esto, aunque nos sorprende la vocación de oponerse, porque también rechazaron la movilidad jubilatoria. Ramón Puerta votó en contra también y seguro que defenderá el diez por ciento de sus dividendos que ahora deberá tributar, porque con un criterio de justicia social, el proyecto grava a los que más tienen para cubrir lo que se dejará de recaudar”, explicó. “Algunos ven todo negativo”, cuestionó.

 

 

No fue la única medida tomada atendiendo la demanda de la sociedad. La seguridad aparece como la segunda preocupación de los misioneros. En ese contexto, se presentó un nuevo plan que va a dotar de más infraestructura y tecnología a la Policía en toda la provincia y sacará más de mil efectivos a patrullar las calles posadeñas en diversos horarios. Habrá seis nuevos destacamentos policiales en los barrios capitalinos y se duplicará el número de cámaras de seguridad, que también están siendo instaladas en las principales ciudades. Incluso, los cadetes formarán parte de la mayor presencia policial en su etapa de formación.

 

 

En paralelo, las fuerzas federales que operan en la provincia tendrán el apoyo de las fuerzas armadas que colaborarán en la custodia de las fronteras. Básicamente, el Escudo Norte, con la cobertura de la Fuerza Aérea y sus radares, se complementará con el patrullaje del Ejército por las zonas de frontera. Los uniformados no podrán realizar identificación ni tareas de inteligencia, prohibidas por la ley de Seguridad Interior, pero si emitirán un alerta en caso de conocimiento de actividades ilícitas, aunque podrán actuar en si  se encuentran cara a cara con un delito. Polémica decisión, pero lo cierto es que los montaraces conocen en el terreno y lo recorren permanentemente. Pero a no asustarse. No podrán pedir documentos ni establecer puntos de control. Claramente uno de los reclamos más fuertes en todo el país es la seguridad y en paralelo al Escudo Norte, gendarmes desplegados en el norte, fueron trasladados a Buenos Aires para recorrer los barrios más complicados. 

 

 

Aunque todavía falta para las elecciones de octubre, esta semana dejará mucha tela política. La Presidenta vendrá a Misiones a licitar obras de infraestructura, en una clara señal de la continuidad de la sociedad política que lleva una década. Cristina estará en Posadas, en un acto encabezado por el Gobernador en el que también se verá a los diputados nacionales y candidatos a la reelección, Alex Ziegler y Silvia Risko.

 

@JuanCArguello

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