“Los movimientos sociales de los grupos dominados tienen el papel más importante en el cambio de ideologías”

El prestigioso lingüista holandés Teun Van Dijk dialogó con Agencia CTyS acerca del poder y alcance del discurso, así como los niveles de racismo que se presentan en la prensa de América Latina.

Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS) – El surgimiento del Análisis Crítico del Discurso (ACD) en la década de 1980 como enfoque interdisciplinario, demostró el poder y alcance de los discursos para reproducir y perpetuar la dominación de los grupos de elite.

Uno de los principales investigadores del ACD, el prestigioso lingüista holandés Teun Van Dijk, dialogó con Agencia CTyS sobre las estrategias discursivas de la prensa, donde a través del discurso y de sutiles mecanismos de racismo y discriminación, se realiza una construcción negativa del Otro.

¿En qué punto de la historia se empieza a tomar conciencia del poder y del alcance del discurso como método de dominación y control por parte de los grupos dominantes?

Para Europa, sin duda desde la Grecia Antigua, y desde la Retórica de Aristóteles, como forma de persuadir y manipular un público en un juicio o en la política, con estructuras del discurso. En los siguientes dos mil años y desde el Medioevo sigue siendo la retórica, que había sido la disciplina para  influir en la mente del público. Desde finales de los años 70 del siglo pasado ha sido sobre todo el Análisis/Estudios Crítico del Discurso (ACD/ECD) el que ha enfatizado el rol de la lengua y del discurso en la (re) producción del poder. 

Varios países de América Latina han recibido millones de inmigrantes en el último siglo. ¿Cómo incide la multiculturalidad en el discurso racista de estos países?

A pesar de las diferencias locales, nacionales y regionales de las formas de racismo en América Latina, la primera característica de ese racismo que hay que destacar es que es un racismo europeo, heredado de los inmigrantes europeos en los siglos XVIII, XIX y XX. Es un racismo basado en una ideología de la superioridad de los blancos europeos (o descendientes de europeos) sobre los pueblos indígenas y la populación afro latina. Obviamente se mezcla con la dominación social de clase, por lo que los indígenas y el afro latino en el continente entero también constituyen la populación más pobre. La inmigración en Chile y la Argentina de trabajadores de los países cercanos más pobres ha provocado una respuesta de los argentinos y chilenos que se parece mucho a las reacciones contra la inmigración del Sur en Europa. Pero el racismo latino no es solamente de clase: también los afro latinos o indígenas de clase media y alta tienen experiencias de exclusión, marginalización y problematización. Y no solamente es una cuestión simple de Blanco vs. Negro, sino un sistema muy complejo de diferencias graduales.

¿Se puede decir que, de alguna forma, la prensa latinoamericana ha heredado el racismo, los prejuicios y los mecanismos de discriminación de la prensa europea? 

No creo que la prensa latinoamericana sea directamente influenciada por la prensa europea o norteamericana. Mas bien la influencia es indirecta. Las grandes empresas de los medios de comunicación en casi todos los países de América Latina han estado en manos de descendientes de inmigrantes europeos, de familias nobles que también estaban asociadas con las élites culturales con tradiciones, normas y valores europeos, y una cultura euro latina de literatura, música, artes, etc. Hoy en día, los y las periodistas de América Latina son educados en escuelas de comunicación de universidades de elites que también continúan una cultura europea con aspectos más «mestizos» – como una propia identidad latina – diferente y a veces crítica de Europa o de EEUU. Los periodistas latinos saben muy bien que si van a Norteamérica o Europa pueden tener experiencias de varias formas de racismo, sobre todo si tienen rasgos más indígenas o africanos. Por otro lado, dentro de sus propios países son en general miembros de una élite más bien blanca o a veces mestiza, crecida y educada en un sistema de dominación cotidiana de las poblaciones indígenas o afro latinas. Así son a menudo parte del problema, y no parte de la solución, con poco conocimiento, sensibilidad e interés en las formas de discriminación cotidiana de la población indígena o afro latina.

¿En qué nivel persiste, en las sociedades latinoamericanas actuales, los discursos racistas del hombre europeo y la construcción negativa del otro, presentes ya hace 500 años en lo que fue la masacre de los pueblos originarios?

Hay mucha variación entre países e incluso regiones como también entre los medios de comunicación. Así, por un lado, el Mercurio de Chile, protagonista de la derecha más reaccionaria y pinochetista, puede tratar a los indígenas Mapuches como terroristas si ocupan o reivindican sus propias tierras, mientras por otro lado la prensa más progresista, como Página12 en la Argentina o La Jornada en México, obviamente puede ofrecer más espacio y publicar la voz  de las reivindicaciones indígenas o afro latinas. Pero eso no quiere decir que contraten a muchos periodistas indígenas o afro latinos, ni hablar en las posiciones más altas. En general, como en Europa, los “Otros” siguen siendo representados como diferentes, problemáticos o amenazantes, como más atrasados, como criminales o violentos, como exagerando sus problemas con la discriminación, etc. Que yo sepa, no hay prensa influyente en América Latina que hable directamente en favor de las organizaciones indigenistas o afro latinas. Por ejemplo, Folha de São Paulo, probablemente el periódico de prestigio más importante del Brasil, estaba en contra de las cuotas universitarias para afro brasileños – y las trataba como formas de discriminación reversiva , es decir, defiende los privilegios de los blancos como se implican por la división entre mala educación pública para los afro latinos, y la educación privada que selecciona en favor de los jóvenes blancos.

El proceso de construcción del otro (un otro excluido, temido y odiado) en la prensa argentina, ¿ha ido variando a lo largo de los años? ¿O en esencia sigue siendo el mismo?

Juzgando la historia de la prensa en muchos países, supongo que los periodistas de hoy en día son más conscientes del racismo, por lo menos las formas más explícitas, de manera que los estereotipos más gruesos ahora son más bien raros, pero de muchas maneras más sutiles la representación de los Otros sigue siendo negativa, con selección de temas más negativos (como la criminalidad), el léxico, la falta de voz y consulta de individuos y organizaciones de minorías, etc.

Usted explica el proceso de polarización del “nosotros-ellos”, donde se aplica características positivas a los primeros y negativas a los segundos. Ahora bien, ¿cuáles son los efectos de estos discursos en el segundo grupo?

Los grupos dominados interiorizan las ideologías de los grupos dominantes, como ha sido durante siglos la ideología sexista compartida por muchas mujeres. Pero por los procesos sociales de concientización, la educación, y parcialmente de la prensa misma, los grupos dominados han sido mejor informados, han iniciado modernización, organización, protestas colectivas, y una revaloración positiva se su identidad étnica. 

¿Cómo se explica la contradicción entre la condena social a las masacres de pueblos originarios americanos y el Holocausto judío, y los niveles de racismo que se producen ante pueblos originarios, judíos y otros grupos minoritarios?

La condena social del genocidio y del Holocausto es una condena de las formas extremas del racismo, como también hoy en día existe todavía un amplio rechazo de la extrema derecha racista en Austria, Francia, Holanda, España o los países nórdicos. Es un racismo perpetrado también por Otros dentro del grupo blanco, como los neonazi o hooligans de fútbol. Por otro lado, nuestro racismo, de los grupos elitistas en la política, los medios de comunicación, la cultura o la educación, puede ser menos extremo, más sutil e indirecto, no es visto como racismo para empezar, sino como formas de defensa de nuestra cultura (como la islamofobia, contra otra religión y sus prácticas), de nuestras servicios sociales (contra el «abuso» de ellos por los inmigrantes), de nuestro mercado laboral (contra los inmigrantes baratos) o de nuestras mujeres (contra el machismo de los Otros).

¿Cuáles son los caminos para erradicar de forma total el racismo, si se tiene en cuenta que la educación, quizás la herramienta  fundamental para atacarlo, también está en gran parte controlada por los grupos de dominación?

Históricamente, como es el caso del movimiento socialista, feminista, o ecologista, son los movimientos sociales de los grupos dominados los que tienen el papel más importante en el cambio de las mentalidades, ideologías y prácticas de exclusión, como hemos visto con el movimiento de derechos civiles en EEUU. Así, en América Latina, solamente hay cambios serios si grupos de indígenas y afro latinos se organizan, protestan y resisten, y ganan el apoyo entre representantes importantes entre los grupos dominantes. Y es por esa presión de abajo y por esos pocos pero influyentes agentes de cambio en los grupos y organizaciones dominantes que el discurso y las ideologías de la oposición, de la resistencia, y por tanto del antirracismo pueden ser escuchados en el país, y finalmente entrar en la cobertura de la prensa, las columnas, las películas, los libros de texto, en los juicios contra formas de racismo, etc. Es un proceso largo y complejo con muchas formas de «contra-reformación», y de recaídas en formas más explícitas de racismo como ahora en la crisis de Europa.

¿Cuál es el rol de las redes sociales? ¿Son nuevos espacios para que las elites ejerzan la dominación? ¿O la situación es distinta al no ser necesario ser parte de la elite para expresar el discurso propio?

Parte de la resistencia que acabo de mencionar (por grupos de minorías o inmigrantes, o  por representantes solidarios en los grupos dominantes), se ejerce hoy en día por las redes sociales, el medio más importante de la resistencia, pero por desgracia también de la extrema derecha racista que no tiene acceso a los medios dominantes.

Teun Van Dijk es Doctor en Lingüística por la Universidad de Ámsterdam, y actualmente es docente en la Universidad Pompeu Fabra, en Barcelona. Es uno de los fundadores del Análisis Crítico del Discurso, tema por el que ha publicado varios títulos y artículos académicos. Sus estudios e investigaciones se centran principalmente en el análisis del discurso en la prensa y los niveles de racismo presentes en ella. Entre sus principales obras publicadas en español figuran La Ciencia del texto (1983); La noticia como discurso (1990); Racismo y análisis crítico de los medios (1997)  y Dominación étnica y racismo discursivo en España y América Latina (2003). Fue distinguido con el Doctorado Honoris Causa en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de Cuyo.

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