Agua para una vida rural digna: más de 70 familias y tres escuelas de San Antonio acceden al agua con un innovador sistema de bombeo

El acceso al agua constituye algo tan esencial y básico para la vida cotidiana, que tal vez sólo quienes padecen su carencia llegan a tomar conciencia de su importancia. Para muchos resulta difícil imaginar que en Misiones, una provincia que no tiene estación seca y que cuenta con el mayor volumen de lluvias del país, puedan existir serios problemas en relación con la provisión de agua en el medio rural

El acceso al agua constituye algo tan esencial y básico para la vida cotidiana, que tal vez sólo quienes padecen su carencia llegan a tomar conciencia de su importancia. Para muchos resulta difícil imaginar que en Misiones, una provincia que no tiene estación seca y que cuenta con el mayor volumen de lluvias del país, puedan existir serios problemas en relación con la provisión de agua en el medio rural. Sin embargo la problemática se ha agudizado en las últimas décadas. Los desmontes y ciertas prácticas de labranza hacen que el agua de lluvia ya no infiltre el suelo como antes y se escurra rápidamente. Por consiguiente aumenta la erosión del suelo y las vertientes se secan con mayor rapidez, muchas incluso van desapareciendo.

 

Atentos a la importancia de esta problemática desde el INTA y la secretaría del Agro del Municipio San Antonio se ha iniciado un trabajo de fuerte articulación en la búsqueda de soluciones concretas. Los responsables del trabajo son Javier Waller, técnico del programa ProHuerta del INTA que trabaja en el Campo Anexo Manuel Belgrano, y Mario Dante Benítez, ingeniero agrónomo que ocupa el cargo de secretario del agro de la Municipalidad de San Antonio. Con la acción conjunta de ambos técnicos, recursos aportados por el Ministerio del Agro y la Producción y un fuerte compromiso de los productores de la zona, se encaró este año un trabajo de protección de tres vertientes y la instalación de un sistema de bombeo para cada una. Esto, sumado al tendido de la red de distrbución, está permitiendo que más de 70 familias y 3 escuelas rurales hoy puedan acceder al líquido vital en sus instalaciones. Una de las novedades de este trabajo: el sistema de bombeo que se utiliza para llevar el agua desde las vertientes hasta cada vivienda prácticamente no tiene costo de mantenimiento y utiliza energía de la propia vertiente, cien por ciento renovable.

 

Gota a gota

A comienzos del 2012 la Municipalidad de San Antonio creo la secretaría del agro municipal, desginando al ingeniero Benítez como responsable de la misma. Desde entonces se inició un fuerte trabajo conjunto con el personal del Campo Anexo Manuel Belgrano que INTA tiene en San Antonio. “Empezamos a compartir ideas, a pensar qué podíamos generar en conjunto y entonces, casi sin darnos cuenta todas las semanas estábamos haciendo una recorrida juntos o encarando algún problema en forma conjunta. Ahí surgió lo del agua. El año pasado en San Antonio tuvimos un déficit hídrico que trajo muchos problemas. Javier (Waller) me comentó que él trabajaba desde hacía varios años en la recuperación de vertientes; se lo comenté al intendente y me dijo: ‘metele’” recuerda Benítez respecto a como surgió este proyecto. A partir de entonces se hicieron contactos con el Ministerio del Agro y la Producción provincial con el que se firmó un convenio para financiar la recuperación de vertientes que permitió obtener 60 mil pesos de financiamiento. “El dinero no era mucho y dijimos vamos a meterlo todo en materiales” añade Benítez.

 

Ante esa situación lo primero que se hizo fue identificar los parajes donde había mayor necesidad de solucionar los problemas de agua y se decidió priorizar aquellos donde se podía dar solución al mayor número de familias. Una vez ahí, “lo que hicimos -señala Javier Waller- fue charlar con los productores más antiguos del lugar, los que tenían por lo menos 30 o 40 años en el lugar, para que nos digan cuáles son las mejores vertientes. Muchas veces te dicen ‘hace 30 años la mejor vertiente pasaba por acá’ y vos ves el lugar ahora y está totalmente cambiado. Nosotros tratamos de llegar a esos lugares”.

Identificadas estos cursos de agua, se realizaron reuniones con los productores involucrados de cada zona, algo fundamental ya que, entre otras cosas, el grueso de la mano de obra necesaria la aportan los mismos beneficiarios. Una vez conformado el grupo se va a visitar una experiencia de vertiente protegida con la bomba ya instalada “esto ayuda mucho, porque ahí se ve que esto es factible y que implica una solución concreta lo que motiva más el trabajo” comenta Waller.

 

El trabajo involucra dos etapas. La primera consiste en realizar la protección de la vertiente y de su ambiente para evitar que pierda su caudal. Aquí lo fundamental es preservar y recuperar el entorno boscoso alrededor del curso de agua, especialmente en la zona alta, donde se encuentra la naciente de la vertiente. Luego se busca un ‘ojo de agua’ y allí se hace el cavado de un reservorio que termina funcionando como un tanque de agua ya que se le construyen delgadas paredes de cemento para evitar que la tierra entre en contacto con esa agua. Sobre la parte más baja del reservorio, es decir en la base, se instala por un lado un caño de pvc, donde saldrá el principal caudal de la vertiente y por el otro una manguera que será la que lleve el agua hasta la bomba para desde allí ser distribuida en la red.

 

La etapa del bombeo y la distribución del agua a la red implica en este caso la adopción de un tipo de bomba que no necesita electricidad para funcionar ya que trabaja utilizando la fuerza misma del agua que corre. Se trata de una tecnología de origen brasilero que se está empleando por primera vez en la provincia de Misiones. La fuerza para bombear agua hacia las zonas más altas se obtiene de una rueda que gira por el impulso del agua de algún pequeño arroyo o el excedente de la vertiente protegida. El agua que se bombea es la que no tiene contacto con agentes ambientales externo y es la que llegara al depósito principal que se encuentra en la zona más alta y desde ahí a cada uno de los beneficiarios por gravedad. Otro elemento que resulta clave es que la vertiente tenga un buen caudal, de acuerdo a los técnicos el mínimo aconsajable son 15000 litros por día para su extracción, y se necesita un caudal mínimo de 400 litros por minuto para el funcionamiento de la rueda que impulsa la bomba. Este último caudal no necesariamente tiene que estar cerca de la vertiente ya que son procesos independientes.

 

Cada una de estas bombas, con su respectiva rueda que le provee el impulso tiene un costo de 10 mil pesos,. A eso luego nada más hay que sumar las mangueras de la red de distribución y los tanques de almacenamiento en cada casa. Para tener una idea de la potencia que alcanzan estas bombas se puede tomar el caso de la vertiente del Paraje Sarmiento, donde se está llevando agua al tanque de distribución ubicado a 1100 metros de distancia de la fuente de agua con un desnivel de 52 metros hacia arriba.

 

A la hora de comentar sobre las transformaciones que este tipo de obras están significando en la vida de las familias beneficiadas tanto Waller como Benítez refieren algunas anécdotas que ilustran el costado humano de toda esta acción. “Nos pasó el otro día que nos llamó un productor para que fuéramos a la casa. Pensamos que quizás estaba teniendo algún problema con la instalación. Cuando llegamos nos dice ‘les voy a mostrar algo’ y nos mostró orgulloso primero la pileta adentro de la casa donde su señora ahora puede lavar los platos, la ducha que instaló, el inodoro… todas cosas que antes no tenía. A veces uno está tan acostumbrado a verlo como algo natural que no toma conciencia de la importancia que puede llegar a tener una canilla adentro de la casa” comenta Waller; y agrega: “Otro productor nos comentaba la satisfacción que era poder volver a la tardecita a su casa, cansado después de trabajar todo el día y no tener que ir con el carro a 300 o 400 metros a buscar agua para bañarse”.

 

En este mismo sentido también reflexiona Benítez: “para nosotros es algo normal, cotidiano… nosotros pensamos que es importante que los productores tengan agua en su casa, pero no llegamos a darnos cuenta todo lo que eso significa en la vida de esas familias. Había productores que nos decían que estaban pensando en irse de la chacra por el problema del agua. Que después te llamen y te digan con tanta alegría: ‘mirá: tengo una ducha, un inodoro, una canilla adentro de la casa’… creo que la palabra clave acá es ‘dignidad’, porque fundamentalmente tiene que ver con eso… y con algo tan sencillo, porque esto no es tecnología de la NASA”.

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