Un paso adelante

Escribe Juan Carlos Argüello, jefe de Redacción de Misiones On Line 

Misiones pone en marcha hoy el calendario político de la Argentina en una elección muy especial. Concentrará la atención de todo el país por las implicancias nacionales de su resultado, el debut absoluto del voto joven y una prueba piloto del sufragio electrónico, además del aval de la sociedad a una reforma constitucional con la incorporación del querellante particular al sistema judicial misionero, una medida largamente reclamada por familiares de víctimas de delitos penales.

 

 

Es una elección muy distinta a aquella que parió el modelo hace exactos diez años, en paralelo a los primeros pasos del kirchnerismo en el país. En aquel entonces la Renovación era apenas un puñado de intenciones y pocos buenos augurios de durabilidad.

 

 

La crisis había hecho estragos en todo el país y el sistema político estaba hundido en la desconfianza. La Argentina recién comenzaba una incipiente recuperación después de la década de los 90 que estalló con el helicóptero de De la Rúa y cinco presidentes en una semana.

 

 

Una década después, con un mandato de Carlos Rovira y transitando el segundo de Maurice Closs, el modelo ha transitado mucho y el oficialismo entra a estos comicios con madurez. Ningún Gobierno había durado antes más de diez años y éste se presenta ante la sociedad con la idea de profundizar lo hecho con nuevos desafíos. Será la sexta elección legislativa que afronta la el oficialismo y en cada una de ellas, el número de votos fue mayor.

 

 

Chicos que apenas entraban a la escuela primaria en 2003, tendrán hoy la oportunidad de participar en unas elecciones inéditas, en la que se ponen en juego la sustentabilidad de acciones políticas que antes estaban solo en la imaginación.

 

 

La Renovación tuvo como bandera de campaña a la gestión iniciada en aquel 2003 y que lentamente fue transformando la provincia y desnaturalizando situaciones que eran «normales» en esa Misiones inmersa en la pobreza y la desocupación y cómoda con el sálvese quien pueda impuesto en los 90. Hoy, muchas necesidades siguen siendo las mismas, pero se debate desde un escalón superior, incluso para los partidos de la oposición que a regañadientes deben admitir cambios.

 

 

Son precisamente los partidos de la oposición los que más «sufrieron» la política en los últimos diez años. Desarmados estructuralmente por las rupturas en el peronismo y el radicalismo, todavía luchan por su reconstrucción.

 

 

Es el peronismo el que más padeció la pérdida. Acostumbrado al poder, hoy es una mueca de lo que supo ser y sus líneas internas provocaron una sangría que ni siquiera la pertenencia al kirchnerismo puede detener. Son varios los frentes que licuarán los votos del PJ y que ponen en una muy difícil situación al sello partidario en manos de, no se sabe demasiado bien, quien.

 

 

Lejos está de tener presencia en cada municipio y a duras penas conformaron el armado de las listas, sin internas y a las apuradas sobre el cierre de las inscripciones. Incluso, el ala más kirchnerista, comandado por la diputada nacional Julia Perié, se quedó afuera de las discusiones provinciales. Recién podrá disputar espacios en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias de la mano del candidato más joven, Daniel Di Stefano, quien enfrentará al intendente de Campo Viera, Juan Carlos Ríos, uno de los últimos caciques territoriales que le queda al PJ.

 

 

En cambio, el radicalismo apostó a su reconstrucción desde la recuperación de los valores tradicionales y desde hace varios años dejó de lado las alianzas coyunturales para fortalecerse desde los cimientos con caras nuevas en todos los estamentos.

 

 

La crisis de los dos grandes partidos hizo florecer a nuevos espacios que cautivaron votos sectoriales, como Trabajo y Progreso o el partido Agrario, opciones que apuestan a la consolidación en el tiempo. Otros partidos se basan en la continuidad de sus dirigentes que perduran en difusas alianzas centradas básicamente en la oposición al Gobierno nacional.

 

 

La Renovación expone el proyecto antes que los nombres y por eso apostó a una amalgama de conocidos dirigentes con intendentes de larga trayectoria para representar las ideas fuerza de una gestión que promete profundizar lo hecho. «No salirse un centímetro del camino trazado», sostiene Closs, como síntesis de una campaña que fue corta y que no se caracterizó por grandes actos ni un fuerte despliegue.

 

 

La elección misionera será el puntapié inicial de un año que para el kirchnerismo vuelve a ser clave. Así como 2009 marcó un quiebre, ahora se pone en juego la mayoría en el Congreso y, por aquel año malo, hoy los vientos son favorables, aunque habrá que ratificarlos en octubre. Son los vencedores de ese 2009 los que hoy tienen más que perder, porque ponen en juego una mayor cantidad de bancas que el kirchnerismo, que, con una elección apenas similar a la de 2011, retendrá o ampliará sus lugares en el Congreso.

 

 

Misiones puede marcar una tendencia. Aunque sigue siendo un exiguo porcentaje de los votos totales, dominados por la extensa territorialidad de Buenos Aires, la provincia es la novena más poblada del país y puede significar un termómetro para oficialistas y opositores que aquí no logran hacer demasiado pie.

 

 

Por eso, la Renovación apuesta a que en octubre las tres bancas misioneras sean para legisladores que defiendan el proyecto nacional. Justamente, la que no comulga con el modelo está hoy en manos de Ramón Puerta, quien buscará revalidar sus votos primero en una interna con el partido de su ex aliado, Claudio Wipplinger y el camionero Adolfo Velázquez, en una confrontación apadrinada por Mauricio Macri. El resto de los espacios misioneros, salvo el radicalismo o el ala socialista, se inclinan más por el kirchnerismo que por el peronismo disidente o el partido que conduce el intendente porteño.

 

 

El objetivo del Gobierno es una cosecha de votos similar a la que le permitió quedarse con 18 de las 20 bancas que se pusieron en disputa en 2011, cuando logró una distancia sideral de sus contrincantes y el voto en blanco fue la segunda opción más elegida.

 

 

Garantizar la mayoría en la Cámara para lo que queda de este mandato y los primeros dos años del gobernador en 2015, es la principal apuesta del gobernador Maurice Closs, quien ayer fue uno de los invitados especiales de la presidenta Cristina Fernández, en la presentación de los candidatos al Congreso que representan al kirchnerismo en el microestadio de Argentinos Juniors, en el corazón porteño. Es sabido que los legisladores de la Renovación no pertenecen orgánicamente al Frente para la Victoria, pero son los que garantizaron el voto en cada una de las votaciones trascendentales del debate político, incluso con más pertenencia que algunos que ingresaron con el sello del FpV que en varias oportunidades especularon a la hora de sumar desde la banca.

 

 

El kirchnerismo tiene a un aliado natural en la Renovación, que, sin embargo, marcha con impronta propia en Misiones, sin dependencia de los mandatos nacionales y alejada de los entretelones de una pelea concentrada en Buenos Aires.

 

 

Es ese «misionerismo» el que le abrió el horizonte a la Renovación. Vivir con los recursos propios, sean financieros, de la producción o la alimentación, fue la decisión que terminó cambiando la asfixia económica por un crecimiento inédito.  Los peores indicadores sociales que avergonzaban a todos los misioneros fueron cambiados por otros que muestran a la provincia peleando los primeros lugares y liderando en otros. El proceso fue en simultáneo al de la Nación, pero no atado a sus resultados. Durante lo peor de la crisis con el campo, cuando el Gobierno nacional perdió la pulseada en Buenos Aires, aquí Cristina fue ratificada y nunca la Renovación puso en duda su respaldo.

 

 

La Presidenta, ayer cuando presentó a todos los candidatos del país, dijo una frase clave: “Los hombres y mujeres que hoy están aquí no son los candidatos de Cristina, son los del proyecto nacional y popular”. Ahí radica la principal diferencia con los espacios de la oposición. El oficialismo se abroqueló detrás de un modelo que no mutó de acuerdo a las conveniencias temporales. “Desde el 2003 hay una fuerza que no cambió de nombre, no nos disfrazamos de nada”, completó.

 

 

En cambio, la oposición nunca pudo consolidar su propia identidad y marcha en general de acuerdo a los titulares de los diarios, buscando permanentemente al candidato antes que al proyecto. Así han sido preferidos Mauricio Macri, Daniel Scioli, José Manuel De la Sota o el nuevo niño mimado, Sergio Massa. Se supone que toda la oposición debería unirse detrás de quien mejor mida, pero nadie entiende demasiado bien cómo harán para juntarse quienes piensan esencialmente distinto.

 

 

“Van a caer como ave de rapiña para denostarlos y criticarlos”, dijo Cristina al hablarles a los candidatos del FPV y gobernadores sobre la actitud que tendrán los opositores hacia el modelo de país instrumentado en la Argentina desde 2003. Y esa también ha sido una impronta de los últimos años. La crítica y oposición a cada una de las medidas tomadas, aún cuando no haya en cambio una propuesta mejor.

 

 

El único momento en que las polémicas quedan zanjadas es cuando se conoce el resultado de las urnas. Misiones dará hoy el primer paso. Agosto y octubre serán las próximas paradas para seguir definiendo el rumbo político en la provincia y en la Argentina.

 

@JuanCArguello

 

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