Un nene misionero compró con sus ahorros la bandera para su escuela en Córdoba

«Lo hice porque estaba rota», dijo Wilson Acosta, que es de una familia muy humilde y va a una escuela rural en esa provincia, a donde fueron a vivir para cuidar a un hermano que tuvo un accidente. 

A sus 12 años, Wilson Acosta observó que la Bandera que flameaba en el mástil de su escuela, la Eloy Gómez de Villa General Belgrano, en Córdoba, no daba para más. Estaba rota y con sus colores desteñidos. Supo que se acercaba el Día de la Bandera y de la promesa que debían realizar los chicos de cuarto grado. Entre ellos, su hermana Jeniffer (10). Entonces decidió que era tiempo de tener una Enseña nueva y no esperó por un solución ajena. 

“Lo hice porque estaba rota y llegaba el día del juramento”, respondió Wilson a la Voz del Interior, con simpleza y lógica, sobre la motivación de su acción.

El chico invirtió sus ahorros en la compra de ese nuevo paño celeste y blanco. Invirtió 65 pesos, que logró reunir con la venta de algodón de azúcar en la cancha de fútbol, durante varios domingos. “La cancha queda cerca de su casa, por eso vende copos de azúcar, para sus gastos, y de ahí sacó para la Bandera”, contó su maestra Giselle Canziani. “Otro chico quizás lo hubiese gastado en golosinas o en un juguete”, destacó la docente.

En el acto por el Día de la Bandera realizado ayer en el patio de la pequeña escuela rural, el reconocimiento que se hizo al estudiante constituyó el momento más sentido. Wilson relató que Diana, la mujer del transporte escolar, se ofreció para comprarla en el centro del pueblo. A ella le dio sus ahorros con ese fin. Y así fue como, en el día indicado, la Bandera nueva llegó al mástil.

“El gesto nos llenó de orgullo y emoción, es un ejemplo de identidad nacional”, valoró Graciela Molinero, directora de la escuela rural ubicada fuera del radio urbano de Villa General Belgrano. El colegio tiene sólo 136 alumnos y los hermanitos Acosta hace apenas algunos meses que se incorporaron.

La docente remarcó que la acción del pibe de sexto grado cobra aun más dimensión por su historia de vida. Su familia es de condición muy humilde, está en situación precaria y con muchas carencias materiales. Contó que se mudaron desde Misiones para asistir a un hermano mayor de Wilson, que sufrió en Calamuchita un grave accidente en moto el año pasado. Su familia vendió lo que tenía y dejó todo para cuidar al muchacho, que quedó con muchas secuelas.

“Wilson se integró muy bien a la escuela y al grupo, es un niño tranquilo, sumiso, muy respetuoso”, lo describió la “seño” Giselle.

Ayer, se convirtió en el orgullo de la escuela y dio una lección sobre valores.

 

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