19 de junio de 2003: La noche triste del Radicalismo misionero

(Opinión Rubén A. Bravo) Estos son días de intensas actividades proselitistas, pero también, para quienes buscamos interpretar los hechos políticos de los últimos tiempos, debe ser un momento para decantar algunas ideas y supuestos, y sobre todo, un momento para reflexionar sobre nuestras prácticas políticas.

 

 

Hace 10 años, un 19 de junio de 2003, se produjo un punto de inflexión en la historia política reciente de la provincia: la ruptura institucional de la UCR de Misiones y la conformación de un nuevo espacio político: el Frente Renovador que, desde el propio  gobierno  justicialista tomó distancia de su estructura partidaria y llevo adelante la cooptación de dirigentes opositores, principalmente del radicalismo.

Desde el retorno a la vida democrática en 1983, el radicalismo atravesó diversas crisis internas, la formación y confrontación de sectores internos y el “pase” de algunos dirigentes de segunda línea en la década de los noventa, son algunos ejemplos del desgaste partidario. Pero sin dudas, para el radicalismo y las demás fuerzas políticas de la provincia, la crisis política del 2001, marcó el devenir de las contradicciones y especulaciones dirigenciales que se precipitó inexorablemente en los primeros meses del 2003.

Muchos testimonios dan cuenta del acercamiento y la seducción que, tanto el gobierno nacional como el provincial, realizaban sobre algunos dirigentes partidarios y principalmente, sobre los intendentes radicales con fuerte arraigo territorial. Las escusas de algunos y los reproches de otros, en las asambleas partidarias sobre los magros resultados de la fórmula Moreau-Losada en las elecciones presidenciales (2003), dejaban al desnudo los arreglos solapados que habían realizado muchos referentes territoriales.

Las declaraciones periodísticas de los principales referentes oficialistas y de la oposición, permiten entrever cuales eran las prioridades políticas en esos días vertiginosos. Las especulaciones personales y el mercadeo de dirigentes no dejaban de sorprender hasta los más incrédulos. Mientras que, el análisis de la estructura productiva de la Provincia, la situación educativa, la salud, los reclamos por la devolución del IETE, la justicia y los actos de corrupción o cualquier otro tema que impactara directamente en la sociedad, estuvieron absolutamente ausentes en las reconfiguraciones políticas que se operaban. El Gobierno Peronista había logrado instalar en el seno de la sociedad sus conflictos internos por la sucesión del gobernador que, desde el enfrentamiento entre Humada y Puerta, se comenzó a resolver mediante el manejo discrecional de  la “Cajita Feliz” del Estado Provincial.

Sin dudas este análisis es sólo una aproximación al complejo proceso de redefiniciones políticas que se operó  a partir del surgimiento del Frente Renovador. El proceso interno del Justicialismo misionero, entraña interpretaciones tan complejas como las que se analizan aquí. “La Noche triste del Radicalismo Misionero” (bautizada así por algunos de sus protagonistas), fue el desenlace de una extensa jornada de debate partidario que se había iniciado en la mañana del 19 de Junio y que se prolongó hasta altas horas de la noche, cuando después de un cuarto intermedio, la Mesa del Comité Provincia resolvió en un lugar reservado -fuera de la Casa Radical- “dar libertad de acción a los afiliados”, para que optaran por el frente político que más le conviniera.

 

En la memoria de muchos radicales ha quedado marcado a fuego la extensa asamblea del 19 de Junio; aunque ésta, sólo fue el corolario de acuerdos que se venían negociando solapadamente. La suerte estaba echada de antemano, el remate de la UCR Misionera se venía cocinando a fuego lento; las actas partidarias de los meses anteriores describen parcialmente el estado de situación que se vivía en aquellos días: “… lo que hagamos pegados al Comité Nacional, no nos va a traer beneficios…” “…Si hay que desprenderse del Comité Nacional de la UCR, lo haremos ya que esta en juego el futuro de todos…” señalaban dos de los principales dirigentes partidarios hoy referentes del Frente Renovador.

Las posiciones antagónicas que marcaron la ruptura partidaria están reflejadas en las actas de la Asamblea mencionada. Por un lado, operaba el interés de muchos dirigentes, diputados,  intendentes y concejales que, encabezado por el entonces Presidente del Partido, habían tomado la decisión de abandonar el radicalismo, por el otro, un conglomerado más heterogéneo que incluía a aquellos que especularon hasta el último momento, sumado a otros que se anoticiaban de los últimos sucesos; y finalmente, estaban aquellos que encarnaban una defensa de los ideales y principios frente al pragmatismo de los primeros.

Pocos partidos políticos en la historia reciente, han soportado el desguace sufrido por el radicalismo provincial en el 2003. De contar con casi la mitad de los intendentes en la provincia, en ese año, sólo retuvo seis intendencias, que al poco tiempo fueron cooptadas por las prebendas generosas del Gobierno Provincial. Lo mismo ocurrió con los legisladores del Bloque Radical, que de veinte diputados se redujo a seis, mientras que en el 2007, el partido no logró  conseguir bancas de diputados.

Los supuestos discursivos que operaron con exégesis de la realidad política de aquellos días, si bien merecen un análisis más riguroso, permiten señalar las fronteras políticas que cada sector trazó para diferenciarse de su adversario: “La renovación política frente a la vieja política”; “el pasado nefasto frente al nuevo momento provincial”; “el recambio dirigencial frente al radicalismo residual”; “los principios partidarios frente al mercadeo de dirigentes”; “la traición frente a la identidad partidaria”; “las denuncias de corrupción frente al nuevo pragmatismo político”. Éstos y otras definiciones formaron parte de las representaciones identitarias, cuyo significado político e histórico, están aún en proceso de decantación.

Actualmente el Radicalismo provincial muestra signos de recuperación, pero al mismo tiempo, en las ultimas internas partidarias para cargos electivos, salieron a la luz conductas de algunos dirigentes que distan muchos de los principios que dieron origen a este centenario partido. Por su lado, el Frente Renovador, está demostrando que la mentada renovación política -si bien ha permitido que nuevas generaciones ocuparan cargos destacados en el gobierno provincial-, al mismo tiempo consolidó un sistema clientelar político jamás visto en la historia de esta Provincia, acompañado por un mercadeo dirigencial y la concentración hegemónica de los poderes del Estado, que ninguna fuerza  política anterior gozo jamás.

La concentración política, territorial y económica sigue favoreciendo al Frente Renovador. Pero la identidad de pertenencia política hacia este Frente, aún sigue sin cerrarse. Más allá de los discursos hacia el radicalismo y el peronismo como “espacios residuales de la política”, del rechazo a las “décadas nefastas” de los ochenta y noventa – según el relato renovador adscripto al kirchnerismo;  en la intimidad, muchos dirigentes de base y militantes de la renovación no logran desprenderse de su matriz radical o peronista. Mientras que en algunos casos, mantienen vínculos fluidos con sus antiguos correligionarios y compañeros, -quizás por precaución- por si la UTE Renovadora rescinde su contrato de gobernabilidad.

A diez años de la febril movilidad dirigencial en la Provincia, queda agregar que la vida democrática continúa y que a corto o mediano plazo, las razones vinculadas a la renovación de la dirigencia, a las prácticas y acciones políticas desplegadas por los sectores involucrados o la vigencia de los principios partidarios, serán juzgados por el paso del tiempo, lejos de los avatares que transcurren en estos días de campaña electoral. A pesar de las dificultades económicas y de representación territorial, los principios de éste centenario partido están mas vigentes que nunca; así lo viven y sienten muchos misioneros, especialmente los jóvenes, que con esperanza y optimismo se acercan a los comités radicales, apostando a un cambio real que supere esta  supuesta “nueva” política -pero vieja en sus prácticas- que nos gobierna hace diez años. 

Posadas, 18 de Junio de 2013.

 

Rubén A. Bravo

Profesor y Licenciado en Historia.

Candidato a Concejal por el Sublema:

Pensamiento y Acción Republicana.

Unión Cívica Radical.

 

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