La organización prevé nuevos espacios para los conciertos durante la semana para que nadie se pierda del espectáculo. Destacan la convivencia y el aprendizaje de los jóvenes.
Acallados los acordes de la cuarta edición de Iguazú en Concierto, el balance ha sido sumamente positivo, destacó el ministro de Educación, Luis Jacobo, mentor del espectáculo que ya se ha convertido en una tradición que tiene a la unión cultural como eje, con más de 700 jóvenes de todo el mundo unidos por la pasión musical.
El titular de la cartera educativa valoró además de la integración de los jóvenes, el aprendizaje de muchos chicos misioneros que participaron del Iguazú en Concierto académico, un espacio para el aprendizaje y la convivencia que corre en paralelo al show musical.
Además, en la planificación para la edición del año que viene, ya se está pensando en nuevas locaciones para que nadie se quede afuera de los distintos conciertos que se realizan durante la semana en los principales hoteles de la ciudad de las Cataratas. La gran convocatoria del encuentro hace que las salas se vean colmadas e incluso, hubo personas que no pudieron entrar.
Por eso, se piensa en nuevos espacios o en repetir algunas presentaciones.
Más allá de las clases a cargo de los profesores del Teatro Colón que los chicos aprovecharon, “poner en acciones concretas el concepto de multiculturalidad es una realidad del encuentro”, señaló Andrea Merenzon, directora artística del Festival, quien durante el show final dirigió a distintas formaciones musicales.
La camaradería, los picados de fútbol antes o después de los ensayos, las comidas y los dormitorios compartidos con alegría por chicos y jóvenes de los cinco contienentes conforman una parte vital del encuentro, aunque esta realidad no suba a escena.
“No hay estigmatizaciones, el Festival permite que convivan pibes que vienen de historias de pobreza y orfandad, junto a chicos de clase acomodada, sin distinción. Pone de manifiesto los valores que intentamos transmitirles con la música”, señala Miguel Brizuela, responsable musical de la orquesta Juvenil de Grillos y Cemu (Misiones) anfitriona de esta semana musical.
La importante convocatoria, cuyos conciertos gratuitos muchas veces realizados al aire libre -que permiten a las familias disfrutar mate en mano-, además del incremento del turismo registrado durante las cuatro ediciones del Festival son beneficios que conlleva el encuentro.
De todos modos, la fiesta de colores, idiomas y costumbres que transmiten los 700 músicos hacen pensar que la integración de los distintos sectores sociales a través del arte es un sueño bien posible.
El festival, organizado e ideado por el Gobierno de la Provincia a través del Ministerio de Cultura, Educación, Ciencia y Tecnología; una vez más, contó con la dirección artística de Fundecua, a cargo de Andrea Merenzon y el apoyo financiero del CFI.
Tanto los músicos, directores, como la misma Elena Roger, destacaron la decisión del Estado misionero de realizar un festival que tiene en el centro a los chicos, el aprendizaje compartido de valores como la convivencia, el respeto, el amor por esta actividad en particular que es la música; motivo por el cual “los misioneros deben sentirse orgullosos”.
