Reflexión dominical del pastor Guillermo Decena

Sin dudas que las maldiciones existen, primero porque la Biblia lo dice, y segundo se ven sus resultados  en las vidas de muchos, que evidencian una serie de acontecimientos negativos, que podemos decir  que “le persiguen”, en forma sostenida  a cierto individuo o a la familia. Pero no tenemos por qué ser presos de ninguna maldición, por eso hoy veremos “Rompamos las maldiciones”. 

Proverbios 12: 18 dice: “Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; Mas la lengua de los sabios es medicina”.

Sin dudas que las maldiciones existen, primero porque la Biblia lo dice, y segundo se ven sus resultados  en las vidas de muchos, que evidencian una serie de acontecimientos negativos, que podemos decir  que “le persiguen”, en forma sostenida  a cierto individuo o a la familia.

Para poder revertir y sanar cualquier maldición debemos observar varios factores importantes, por ejemplo el poder del habla, y todo lo que desatan nuestras palabras. Sean siempre nuestras palabras de bendición y la bendición de Dios estará en nuestra vida.

 

Analicemos nuestra palabra expresada y su relación con la maldición:

 

-Palabra expresada para con el prójimo. La maldición puede venir por palabras de odio.

Mateo 5:22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.

Muchos cristianos quedan expuestos a juicio, sencillamente por persistir en enojos y hablar con ira, o quedan expuestos al infierno de fuego, por despreciar a su prójimo. Y después se pregunta: por qué me pasa esto? Sencillamente atrae la maldición. A través de la palabra de odio y desprecio se desata una maldición que hay que considerar muy seriamente para prevenir o para cortar.

No se puede desatar permanentemente la maldición y después cortarla, hay que cambiar de corazón y amar a los demás, bendecir, perdonar, abandonar la actitud de desprecio hacia los demás, permitir que Dios sane el corazón de todo mal, determinarse a dos actitudes importantes, primero declarar lo contrario, y segundo hacer algo por los demás!

Juan 21:15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos.

Juan 21:16  Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.

Juan 21:17  Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.

Esto es claro: Dios dice “Si me amas debes hacer algo!” Aprendamos que la fuente de muchas maldiciones está en la falta de sabiduría al hablar con el prójimo.

Lo que Jesús estaba tratando de hacer es que ese Pedro sea librado de la maldición, (pues lo había negado tres veces, y aun maldiciendo, su relación con Cristo), como podía enmendarse? Declarando tres veces su amor por el Señor, y también haciendo algo concreto en favor de los demás, que fue pedido por Jesús: Apacienta mis ovejas. Estos dos pasos son fundamentales, expresión con palabras de bendición y acción concreta para servir al prójimo.

 

-Palabra expresada en cuanto a Dios. La maldición viene cuando hablamos negativamente de Dios.

Fíjese que hay vida y bendición en el ir y venir de las palabras positivas, Martin Lutero recibió una Palabra de Dios que dice: “el justo por la fe vivirá”, y la iglesia de Roma que pretendía hacer vivir a la gente, de acuerdo a las ofrendas depositadas en sus arcas. Pero allí se le hizo la luz a Lutero pues la base de la salvación, es la fe en Cristo y no la compra de indulgencias.

Pero también Dios pretende que tengamos palabras hacia Él, que desaten su bendición hacia nosotros y hacia su obra. Pero hay muchas palabras que ofenden a Dios. Malaquías 3:13  Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti?

Malaquías 3:14  Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos?

Cuando Dios se cansa de escuchar palabras hirientes se aleja, y cuando se aleja, el maligno pega el zarpazo destructor. No usar el nombre de Dios en vano es también un mandamiento poderoso y vigente!

Números 14:27 ¿Hasta cuándo oiré esta depravada multitud que murmura contra mí, las querellas de los hijos de Israel, que de mí se quejan?

Números 14:28  Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros.

El resultado de las palabras contra Dios fue muerte, desánimo y destrucción, lo que sembraron eso cosecharon. Y esto no te debe pasar vos!

 

-Palabra expresada en cuanto al enemigo. El enemigo de nuestras almas esta vencido, créalo!

Números 13:30  Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos.

Números 13:31  Más los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros.

Números 13:32  Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura.

Números 13:33  También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.

Y concretamente los que declararon esto terminaron mal…

Cuando el cristiano pone al  demonio más alto que a Dios y sus promesas, declara esto con sus palabras,  entonces se auto desata maldición. Si vos sos cristiano sé un cristiano de verdad, cree en Jesús como el vencedor de la cruz, porque Él nos hizo a nosotros más que vencedores!

La única palabra que desata bendición es la palabra de fe, la palabra que declara lo que Dios declara, y afirma la verdad de todo lo que nos pasa, pero desde el punto de vista de Dios. La palabra que desata bendición es la que sana, la que construye, la que levanta a los demás. Dios no quiere que estemos en maldición, cambiemos entonces la forma de hablar y pedile a Dios un nuevo corazón lleno de fe para que de tu boca solo salgan palabras de bendición. Dios les bendiga!

 

Pastor Guillermo Decena, Centro Familiar Cristiano Eldorado.

Predicas en vivo los miércoles y domingos 20 horas, a través dewww.centrofamiliarcristanoweb.org

 

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